De esta manera, el multimillonario no dudó en abundar en su mala relación con una industria, la cinematográfica, con la que ha protagonizado numerosos desencuentros desde que asumió la presidencia del país en 2017.
El presidente parece no perdonarle a Hollywood la gran cantidad de críticas que muchas de sus principales estrellas han realizado contra el actual residente de la Casa Blanca, a quien acusan insistentemente de ser un racista y un misógino.
Lowest rated Oscars in HISTORY. Problem is, we don’t have Stars anymore – except your President (just kidding, of course)!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) March 6, 2018
De hecho, la edición de 2017 de los Óscar estuvo marcada por los constantes dardos contra el presidente, avivados por el cruce de críticas protagonizado semanas antes por Trump y por la emblemática actriz Meryl Streep, una de las intérpretes más respetadas en Hollywood y a la que el mandatario llegó a tildar de “sobrevalorada”.
El enfado de Trump con la industria del cine incluso llevó al mandatario a organizar su primera gran fiesta en la Casa Blanca con la intención de hacerle la competencia a la pasada edición de los Óscar.
La audiencia nacional de la 90 edición de los Óscar, que se celebró el domingo en Los Ángeles, cayó un 19 por ciento respecto al año pasado hasta situarse por debajo de los 30 millones de espectadores en Estados Unidos por primera vez en la historia de la gala, según el medio especializado The Hollywood Reporter.
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