Dos de los liberados, el experto agrícola Kim Hak-song y el exprofesor Tony Kim, fueron arrestados en el 2017, mientras que Kim Dong-chul, un empresario estadounidense nacido en Corea del Sur y pastor de unos 60 años, había sido sentenciado a 10 años de trabajos forzados en el 2016.
Al ser consultados a su arribo sobre cómo habían sido tratados en Corea del Norte, Kim Dong-chul respondió a través de un intérprete que “fuimos tratados de maneras muy diferentes. En mi caso, hice mucho trabajo forzado. Pero cuando enfermé, me atendieron”.
“Una buena oportunidad”
Pionyang les otorgó una “amnistía”, precisó un funcionario estadounidense.
“Estaba sobrentendido que podíamos obtener la liberación de estas tres estupendas personas durante la reunión y traerlas a casa después de la reunión”, dijo Trump sobre la cumbre cuya fecha y locación anunció poco después.
“Fue lindo de su parte de liberarlos antes del encuentro. Francamente, no pensamos que esto iba a ocurrir. Y ocurrió”, agregó el mandatario.
Al comentar el giro que han dado las relaciones entre Washington y Pionyang, Trump dijo: “Estamos comenzando sobre una nueva base… liberó a los muchachos antes. Es una gran cosa. Muy importante para mi”.
“Y creo que realmente tenemos una muy buena oportunidad de hacer algo muy significativo y si alguien hubiera dicho esto cinco, diez años atrás, incluso un año atrás, habríamos dicho que esto no era posible”, indicó para añadir: “Han pasado muchas cosas buenas”.
Según analistas, la liberación de los tres estadounidenses da una muy necesaria victoria diplomática a Trump y elimina el último gran obstáculo para su histórico encuentro con Kim Jong Un.
“Era absolutamente imperativo que la administración Trump se asegurara la liberación de los tres estadounidenses mucho antes de cualquier cumbre”, afirma Jean Lee, analista del Centro Wilson.
Desnuclearización y pacto de paz
La muy esperada cita debe centrarse en debatir el programa de armas nucleares norcoreano, al que Trump exigió que Kim renuncie irreversiblemente. Pero Kim ha dado pocos indicios de lo que está dispuesto a conceder o lo que va a exigir a cambio.
Pionyang ha insistido en que Estados Unidos retire su apoyo a Corea del Sur, donde están estacionados más de 30.000 efectivos militares estadounidenses.
En una reunión en abril en la zona desmilitarizada entre ambas Corea (DMZ), la tercera desde el fin de la guerra entre mandatarios del Norte y del Sur, Kim y el presidente surcoreano Moon Jae-in reafirmaron su compromiso con el objetivo común de una “desnuclearización completa” de la península.
Convinieron además en mantener conversaciones con Washington, y posiblemente con Pekín, para lograr un pacto para fin de año. La guerra de Corea (1950-1953), en la que China apoyó al Norte y Estados Unidos al Sur, terminó con un armisticio pero sin un tratado de paz.
Kim se reunió con el presidente chino Xi Jinping el martes por segunda vez en seis semanas.
Según la agencia de noticias oficial de China, Kim le dijo a Xi que no había necesidad de que Corea del Norte fuera un Estado nuclear, “siempre y cuando las partes interesadas dejaran sin efecto sus políticas hostiles y las amenazas a la seguridad” de su país.
El funcionario norcoreano Kim Yong Chul, quien se reunió con Pompeo en Pionyang, insistió en que la apertura del país a las conversaciones “no fue el resultado de sanciones impuestas desde el exterior”, sino un cambio en el enfoque del régimen.
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