Un total de “153 heridos palestinos fueron trasladados” a hospitales de Jerusalén y “decenas” fueron atendidos en el lugar, dijo a la AFP un responsable de la Media Luna Roja palestina.
Por su parte, la policía israelí informó de tres heridos entre sus efectivos. Según una ONG de defensa de los presos palestinos, unas 400 personas fueron detenidas.
Los disturbios comenzaron el viernes temprano, cuando varios palestinos lanzaron piedras y las fuerzas de seguridad israelíes respondieron con balas de goma y granadas ensordecedoras hacia los manifestantes.
Hacia las 04H00, “decenas de jóvenes alborotadores encapuchados”, algunos ondeando la bandera del movimiento islamista palestino Hamás, “iniciaron una procesión” por la Explanada de las Mezquitas y lanzaron piedras contra el Muro de las Lamentaciones, indicó la policía israelí.
Omar Al Kiswani, director de la mezquita de Al Aqsa, situada en la Explanada, informó de un segundo incidente ocurrido por la mañana que implicaba una intervención de la policía israelí en el propio lugar de culto.
“La ocupación (nombre dado a Israel por los palestinos) sabe que la mezquita Al Aqsa es una línea roja que no debe cruzarse”, declaró a la AFP.
Estos enfrentamientos en la Explanada son los primeros que se registran este año durante el mes de ramadán, periodo de ayuno y oración en el que los palestinos musulmanes acuden por millares a rezar en la mezquita Al Aqsa, tercer lugar santo para el islam.
La Explanada de las Mezquitas está situada en la Ciudad Vieja de Jerusalén, en el este de la ciudad, una parte ocupada por Israel desde 1967 y que los palestinos reivindican como capital de un futuro Estado.
Presión pero no guerra
Esta zona de la Ciudad Vieja de Jerusalén es escenario habitual de enfrentamientos entre policías israelíes y manifestantes palestinos.
El año pasado, durante el mes del ramadán hubo manifestaciones nocturnas en Jerusalén y disturbios en la Explanada de las Mezquitas que avivaron la violencia y provocaron ataques con cohetes y otros proyectiles de grupos armados palestinos desde Gaza hacia Israel, cuyo ejército respondió con una severa ofensiva sobre la Franja.
Hamás, que controla Gaza, vio sus capacidades militares mermadas en los enfrentamientos de 2021 y buscaría mantener el conflicto activo en Cisjordania y Jerusalén pero no en la Franja, estiman los analistas.
Gaza, donde viven unos dos millones de palestinos, es objeto de un severo bloqueo israelí desde hace 15 años que aísla y empobrece a este territorio. Y cuando el conflicto arrecia, Israel corta los escasos respiraderos de este enclave, como por ejemplo los permisos para que gazatíes trabajen en Israel, que se conceden a cuentagotas.
“Hamás no quiere un nuevo enfrentamiento”, asegura en cambio Mujaimer Abu Saada, profesor de Ciencias Políticas en la universidad Al-Azhar de Gaza.
La Unión Europea, Estados Unidos y la Liga Árabe expresaron su preocupación, y el mediador de la ONU para Oriente Medio, Tor Wennesland, pidió “una desescalada inmediata” para “evitar nuevas provocaciones por parte de los radicales”.
Francia, por su parte, reclamó la “máxima moderación”, mientras que Catar, que ha mediado entre Israel y los palestinos en el pasado, expresó su “enérgica condena” del “ataque a los fieles” musulmanes.
Fragilizar la coalición
“No tenemos ningún interés en que el Monte del Templo se convierta en centro de violencia. Esto perjudicaría a la vez a los musulmanes del lugar y a los judíos del Muro de las Lamentaciones” comentó el ministro israelí de Seguridad pública Omer Bar-Lev, miembro de la heterogénea coalición del primer ministro Naftali Bennett.
Bennett perdió su mayoría en el Parlamento la semana pasada tras la salida sorpresa de una diputada de derecha .
Una actuación policial demasiado dura podría fragilizar el apoyo de los diputados árabes a la coalición, mientras que los actos de violencia por parte de los palestinos o de los árabes israelíes podría fomentar nuevas salidas de los diputados de la derecha, según la prensa local.
Los enfrentamientos coinciden con el inicio de la pascua católica y la pascua judía, la pésaj y se producen después de semanas de tensión en Israel y Cisjordania, territorio ocupado desde 1967 por Israel.
Desde el 22 de marzo, Israel ha sufrido cuatro ataques que dejaron 14 fallecidos.