Además, los perros tampoco podrán ladrar a la hora de comer, de 13 a 14 todos los días, y cualquier violación de la norma conllevará una multa de 3 mil rublos –unos US$50 dólares o Q370–.
Entre los afectados por la ley se encuentran también los gatos, cuyo maullido en horas de descanso puede acarrear el mismo castigo para su propietario.
En el caso de que el animal “amonestado” vuelva a provocar ruido fuera del horario establecido, su dueño tendrá que desembolsar otros 5 mil rublos –US$85 dólares equivalentes a Q633–.
Sin embargo, según explicó el diputado local Evgueni Smishlyaev, la norma “no prohíbe gruñir a los cerdos, cantar a los gallos ni graznar a los gansos”.
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A pesar de la polémica, el legislador trató de quitar fuerza a la situación, al precisar que “nadie va a castigar al dueño del animal si este de pronto se pone a ladrar o maullar cuando alguien toca el timbre”.
La norma ha generado muchas críticas en la red, donde ya ha sido bautizada como la “ley del silencio de los gatitos”.