Otra biorregión de Brasil está en llamas. Tras los grandes incendios registrados en el Amazonas en agosto y septiembre, ahora arde Pantanal. Solo en el área en torno a las ciudades de Corumbá y Miranda, en el estado de Mato Grosso do Sul, el fuego ha consumido en los últimos días 122.000 hectáreas, según las autoridades. Pero, a diferencia de lo ocurrido en el Amazonas, lo que sucede en Pantanal apenas ha recibido atención de los medios.
DEUTSCHE WELLE
Pantanal, el otro incendio que azota a Brasil
Tras los fuegos que consumieron parte del Amazonas y que golpearon al mundo, a casi nadie le importa lo que sucede en uno de los mayores humedales del planeta.
“Ahora mismo está lloviendo, lo que ayuda a disminuir la cantidad de incendios. Pero aún hay zonas en las que no ha caído agua y éstas siguen ardiendo”, explicó a DW Felipe Dias, director de la ONG ambientalista Instituto SOS Pantanal de Campo Grande.
Estado de emergencia
Este año el número de incendios que han afectado a Pantanal ha alcanzado cifras nunca antes vistas. El gobierno de Mato Grosso do Sul dio por destruidas en lo que va de 2019 un total de 1,3 millones de hectáreas e impuso el estado de emergencia.
Felipe Dias asume que las cifras son incluso mayores, y estima que el terreno quemado desde agosto llega a 1,5 millones de hectáreas. “Aquí es normal que haya incendios. Pero no es normal la extensión que han alcanzado este año”, estima. Una de las razones para ello es la falta de lluvias que registra esta temporada. En algunos casos las llamas se desataron por la caída de rayos.
El activista también otorga cierto grado de responsabilidad a los países vecinos, pues algunos incendios llegaron a Brasil desde Paraguay y Bolivia. “Este año todo se ha incendiado, todo el pantanal fue atrapado por el fuego”, sostiene.
“En gran medida, los incendios son provocados por el hombre”, dice a DW Carlos Rittl, del think tank Observatório do Clima. Se refiere a la acción de granjeros, entre otros. “Desde hace meses que está incendiándose todo, pero no se ha prestado atención como en el Amazonas. La situación acá es muy, muy crítica”, asegura. Rittl piensa que parte de este desinterés radica en que las dimensiones de Pantanal, en comparación con el Amazonas, son muy menores.
El gobierno, también responsable
Pero no solo los medios han ignorado a Pantanal, sino también el gobierno central, dice Dias. “No se hacen gran problema con todo esto, ya que en realidad pocas personas conocen el Pantanal. Por eso esta región recibe escasa atención. Acá hemos visto cuánto tarda el gobierno en reaccionar a los incendios”, reclama.
También para Carlos Rittl es claro que el gobierno es corresponsable. “Esto también es consecuencia del discurso de tolerancia a los delitos y la promesa de que se cambiarán las leyes para que los incendios ilegales no sean castigados. El presidente Jair Bolsonaro y su ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, se reúnen periódicamente con personas que cometen delitos en los campos mineros en el Amazonas. Con ello aumenta la esperanza de que lo ilegal sea legalizado”, dice.
No hay soldados para Pantanal
Si bien en Pantanal la situación es complicada, en el Amazonas los incendios han disminuido. Entre fines de agosto y fines de octubre, diez mil soldados combatieron las llamas.
“Las cosas cambiaron en el Amazonas cuando los incendios se convirtieron en un escándalo internacional y los titulares comenzaron a afectar a la industria agrícola brasileña”, recuerda Rittl. “Recién entonces el gobierno envió soldados. Algo similar no ha ocurrido en Pantanal”, lamenta. “Esto ha hecho que algunos se sientan seguros de que no habrá consecuencias para aquellos que inicien incendios”.
Felipe Dias piensa que Pantanal merece más atención. “Es una zona única y completamente distinta a otras regiones. Sí, tiene menos diversidad que el Amazonas, pero acá puedes ver animales, a diferencia del Amazonas. El potencial para el turismo es, por ello, mucho mayor”.
El Pantanal conserva el 83 por ciento de su vegetación original, dice Dias. “Habrá cambios en los permisos de uso de tierra para el cultivo de caña de azúcar, lo que afectará al Pantanal. A eso se suma que el ganado se convertirá en un factor importante para la economía de la región”, advierte Rittl. Todo indica que no se vienen buenos tiempos para esta paradisíaca región brasileña.
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