El coronavirus se está propagando con especial rapidez entre niños y adolescentes debido a la variante británica B.1.1.7. Según el Instituto Robert Koch (RKI), la incidencia entre los más jóvenes se ha duplicado en un corto período de tiempo. Cada vez más niños y adolescentes sufren cursos severos, que tienen que ser tratados en unidades de cuidados intensivos.
DEUTSCHE WELLE
Más casos de COVID-19 en niños y jóvenes: ¿cuándo podrán vacunarse?
El COVID-19 también puede provocar enfermedades graves y consecuencias a largo plazo en niños y adolescentes. Los expertos piden que también se inmunicen, pero todavía no hay vacuna.
La COVID-19 también puede provocar enfermedades graves y consecuencias a largo plazo en niños y adolescentes. (Peter Kneffel/dpa/picture alliance)
Incluso cuando los menores han superado el COVID-19, es posible que se presenten enfermedades tardías o consecuencias a largo plazo.
Desde la primavera pasada, los casos repentinos de una enfermedad multiorgánica, el Síndrome Inflamatorio Multisistémico Pediátrico (PIMS), han aumentado en todo el mundo, sobre todo después de un COVID-19 asintomático.
Síntomas repentinos
Si bien el síndrome es raro -solo aparece en 1 de cada 1.000 niños entre cuatro y seis semanas después del contagio-, las consecuencias pueden ser graves. Los niños desarrollan fiebre alta, están agotados, tienen problemas cardíacos, dolor en los intestinos, vomitan o tienen diarrea y desarrollan erupciones cutáneas.
Los síntomas respiratorios típicos del COVID-19 se registraron en menos del 30% de los pacientes pequeños, pero sí hubo casos de tensión arterial muy baja (más del 50 % ) y shock circulatorio (37 %). El 58%, de los ingresados en los hopitales, tuvo que ser tratado en una unidad de cuidados intensivos.
¿Quién está en situación de riesgo?
Los niños se ven afectados con más frecuencia que las niñas. El riesgo es mayor entre los niños de cuatro a seis años y, sobre todo, entre los de siete a diez años.
La tasa de mortalidad en los casos examinados fue “sólo” alrededor del 1,4%, pero la tasa de mortalidad también sube con el aumento de la edad. Para los jóvenes de 15 a 17 años es del 2,6% y para los de 18 a 20 años, del 10,9%.
En la primera ola de la pandemia, apenas hubo casos diagnosticados. La Sociedad Alemana de Enfermedades Infecciosas Pediátricas ha registrado hasta ahora 245 niños con PIMS, de los cuales siete tienen secuelas, sobre todo, coronarias.
Algunos síntomas recuerdan al síndrome de Kawasaki, que también puede ocurrir después de infecciones inofensivas y muestra un cuadro clínico similar.
¿Qué desencadena la inflamación severa?
Ahora ya no hay duda de la relación entre SARS-CoV-2 y el PIMS, pero probablemente no sea el coronavirus en sí lo que lo desencadene.
El síndrome de inflamación ocurre en promedio 27 días después del inicio de los primeros síntomas de COVID-19. Existen muchos indicios de que la inflamación se desencadena por una respuesta inmune excesiva y retardada a la enfermedad.
El inicio de la enfermedad coincide a menudo con la producción máxima de anticuerpos, y los pacientes jóvenes tienen un número particularmente grande de dichos anticuerpos.
¿Cómo se trata el síndrome inflamatorio multisistémico?
Normalmente, este suele desaparecer después de una semana. La terapia se enfoca en frenar la respuesta excesiva del sistema inmunológico. Por eso, se suele administrar cortisona, inmunoglobulina intravenosa y pastillas de ácido acetilsalicílico para prevenir daños coronarios.
Para los más jóvenes de la sociedad, sin embargo, todavía no hay vacuna e incluso si la hubiera, según la jerarquía de vacunación que se aplica en Alemania, por ejemplo, su turno solo llegaría en muchos meses.
Si todo va bien, una vacuna para los niños más pequeños podría estar disponible a principios de 2022, según BioNTech. Moderna quiere presentar los primeros resultados este verano.