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Corea del Norte: desgarradoras historias de mujeres abusadas

Un informe de la ONU detalló las torturas, trabajos forzosos, violencia sexual y asesinato de bebés recién nacidos que sufren las mujeres que intentan abandonar el país en busca de comida. Pyongyang rechazó el reporte.

Kim Jong Un, el líder supremo de Corea del Norte. (Foto Prensa Libre: Reuters)

Kim Jong Un, el líder supremo de Corea del Norte. (Foto Prensa Libre: Reuters)

Naciones Unidas acaba de publicar un reporte que se centra en las violaciones a los derechos humanos perpetrados en contra de las mujeres en Corea del Norte, relatando las terribles experiencias sufridas por docenas de mujeres a manos de las fuerzas de seguridad.

El informe, de 72 páginas y emitido por la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, detalla el amplio espectro de violaciones cometidas en Corea del Norte, entre las que se incluyen detenciones en “condiciones inhumanas”, privación de comida, tortura, trabajo forzoso y violencia, incluidas agresiones sexuales.

Todas las más de 100 mujeres entrevistadas a lo largo de diez años reportaron haber pasado hambre al punto de la desnutrición. Muchas de ellas vieron a funcionarios de las cárceles golpeando a mujeres embarazadas detenidas con tal brutalidad que éstas perdían a sus bebés. Otras vieron a guardias quitando los recién nacidos de manos de sus madres para luego asesinarlos.

Pyongyang niega todo

Antes de ser publicado, el reporte de fue presentado a diplomáticos norcoreanos para conocer sus comentarios. Pyongyang rechazó categóricamente los detalles aparecidos en el estudio. En el pasado, el régimen juche ha acusado a la ONU de falsificar sus informes, señalando que la organización es un mero instrumento de Estados Unidos.

En diciembre de 2019, después de que la Asamblea General condenara las violaciones a los derechos humanos “antiguas y en curso” perpetradas por Corea del Norte, en una resolución apoyada por docenas de estados, Pyongyang advirtió que Estados Unidos “pagaría caro” por criticar sus historial de abusos.

Una sede del Alto Comisionado se estableció en Seúl, Corea del Sur, en junio de 2015 con la misión específica de documentar los abusos cometidos en Corea del Norte y, llegado el momento, perseguir a quienes sean acusados de crímenes contra la humanidad. Para este nuevo informe, los investigadores entrevistaron a mujeres que han huido de Corea del Norte, pero que fueron detenidas, principalmente en China, repatriadas a la fuerza y castigadas. Las entrevistas, naturalmente, tuvieron lugar una vez que las mujeres pudieron escapar por segunda vez y hallar refugio en Corea del Sur.

Según el informe, más del 80 por ciento de las 1.047 personas que desertaron en 2019 desde Corea del Norte hacia el Sur eran mujeres. La cifra exacta de personas que buscaron escapar del país se desconoce, pues muchos de quienes hicieron el intento por China se han visto obligados a quedarse en ese país, y si son detenidos seguramente serán entregados a las autoridades norcoreanas.

A orillas del río Yalu, fronterizo con China.

Buscan comida o dinero

Las mujeres entrevistadas por la ONU dijeron haber cruzado la frontera en busca de comida o para realizar comercio informal para ganar algo de dinero. Normalmente, el plan original era luego regresar a sus hogares. Otras confiaron en pandillas que ofrecían a cambio de una suma de dinero, cruzar hacia China, donde luego las vendían a hombres que buscan novias, o eran forzadas a ingresar a la industria del sexo.

Las mujeres norcoreanas detenidas en China son invariablemente repatriadas, y aquellas que logran convencer a sus interrogadores del Ministerio de Seguridad de que solo estaban tratando de ganar algo de dinero para sobrevivir, son sentenciadas a un año de prisión. Aun así, muchas de ellas informaron haber recibido numerosas palizas mientras eran interrogadas, para saber a qué viajaron al extranjero, con quién se reunieron y cuáles eran sus planes a largo plazo.

Condenas por traición

Para las desertoras que pasaron más tiempo en el extranjero antes de ser capturadas, estuvieron en contacto con grupos cristianos o son sospechosas de planificar un viaje a Corea del Sur -lo que es considerado un crimen político-, los castigos son mucho más severos, indica el informe. Las que son halladas culpables de alguna de estas formas de “traición”, son enviadas a uno de los cinco “kwanliso”, o campos de prisioneros políticos, por un período indeterminado de tiempo. Los expertos de la ONU nunca han encontrado a alguien que haya sobrevivido a esos campos.

“Fui golpeada con un palo en una investigación preliminar, y pateada por un oficial”, dijo una mujer citada en el informe. “Si descubrían que alguien había ido a una iglesia surcoreana durante su estadía en China, ya estaba muerto. Yo me esforcé por no revelar mucho de mi vida en China. Fui golpeada hasta que me quebraron las costillas. Todavía me duele”.

Las mujeres relataron haber sido encerradas en condiciones inhumanas, en prisiones sobrepobladas e insalubres, con escaso o nulo acceso a aire fresco o luz solar. Fueron sometidas de forma reiterada a tortura, golpizas y a castigos individuales o grupales por no haber cumplido los trabajos forzados que se les habían asignado.

“Durante el tiempo que estuve en prisión, cinco o seis personas murieron”, dijo otra mujer. “La mayoría de ellas por desnutrición”. Ninguna de las mujeres entrevistadas por la ONU fue identificada para resguardar su seguridad y el bienestar de sus familiares que permanecen en Corea del Norte.

“Leer estas historias de mujeres que escaparon de su país para ganarse la vida es desgarrador”, dijo la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, la chilena Michelle Bachelet.

“Justicia, verdad y reparación”

“Estas mujeres han sido a menudo víctimas de la explotación y el tráfico. Deberían ser atendidas, no detenidas ni sometidas a nuevos abusos”, agregó Bachelet. “Ellas tienen derecho a justicia, verdad y reparación”.

El reporte insta al gobierno de Kim Jong-un a parar estas graves violaciones y llevar a las mujeres a un sistema de prisiones que esté acorde con los estándares y normas internacionales. También llama a otros estados a respetar el principio de no repatriar a personas que corren el riesgo de sufrir abusos y a colaborar en las investigaciones de estos crímenes contra la humanidad.