Internacional

Después de insultarse, Obama y Trump intercambian elogios

¿Quién hubiera sido capaz de prever la nueva relación entre el presidente Barack Obama y el presidente electo Donald Trump?

Donald Trump (a la izq.), presidente electo de EE. UU., conversa con Barack Obama, presidente de EE. UU. durante su primera reunión en la Casa Blanca en noviembre último. (Foto Prensa Libre: AP).

Donald Trump (a la izq.), presidente electo de EE. UU., conversa con Barack Obama, presidente de EE. UU. durante su primera reunión en la Casa Blanca en noviembre último. (Foto Prensa Libre: AP).

Meses atrás intercambiaban insultos. Ahora hablan por teléfono e intercambian elogios. Se diría que el ingreso a uno de los clubes más exclusivos del mundo, el de los presidentes de Estados Unidos, afecta decisivamente la personalidad.       

El miércoles, Trump habló de dejar atrás el pasado. “He tenido la oportunidad de conocer al presidente Obama. Realmente, lo estimo”, dijo al programa Today después que la revista Time anunció que era su Persona del Año.

“En lo que a mí respecta, no puedo hablar por él, creo que tenemos buena química. Conversamos”. “Ama el país”, prosiguió Trump. “Quiere lo mejor para el país, y les diré que evidentemente discrepamos sobre ciertas políticas y ciertas cosas, pero la verdad es que realmente me gusta como presidente”.       

Obama no se ha mostrado tan efusivo con respecto a Trump desde la jornada electoral del 8 de noviembre.

Trump no se mostró recatado en sus respuestas: llegó a tuitear que Obama “pasará a la historia quizás como el peor presidente de la historia de los Estados Unidos”.


Pero ha exhortado reiteradamente a la opinión pública y los gobernantes mundiales de mantener una actitud de “espera y verás”.

Su argumento es que hacer campaña no es lo mismo que gobernar y que las realidades del cargo obligarán a Trump a cambiar su manera de pensar sobre ciertas cosas.“Así es como funciona este cargo”, dijo Obama.       

No está claro hasta qué punto puede surgir una auténtica amistad entre dos hombres que tienen poco en común aparte de la presidencia, o si Obama simplemente hace gala del decoro presidencial, deja atrás el pasado y se muestra fiel a su compromiso de entregar sin tropiezos el poder al gobierno siguiente.       


No es el tono que muchos preveían hace unos meses.

Obama dedicó buena parte de la campaña a denunciar al ostentoso empresario neoyorquino como alguien “temperamentalmente incapaz” y “singularmente inapto” para conducir la nación más poderosa del mundo.       

Trump no se mostró recatado en sus respuestas: llegó a tuitear que Obama “pasará a la historia quizás como el peor presidente de la historia de los Estados Unidos”.

Además, durante años promovió las dudas sobre el lugar de nacimiento de Obama e intentó socavarlo con la mentira de que no era ciudadano estadounidense y por lo tanto era un presidente ilegítimo.  


Por eso, Obama lo humilló públicamente en la cena de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca en el 2011, se mofó de su trabajo como conductor de un reality show y difusor de las mentiras sobre su nacimiento.       

El secretario de prensa de la Casa Blanca, Josh Earnest, ha reconocido que Obama y Trump han conversado “varias veces” por teléfono desde su encuentro de 90 minutos en la Oficina Oval el 10 de noviembre último.

Pero se ha negado a revelar el contenido de las conversaciones o a caracterizar la relación entre ellos. Sí dijo que Trump inició al menos una de las llamadas.

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