Nunca antes un ciclón de categoría 5 había azotado el país, un archipiélago donde viven 900.000 personas, cuya economía depende en gran parte del turismo.
El primer ministro, Voreqe Bainimarama, anunció que cinco personas habían fallecido.
Iris Low-McKenzie, la directora local de la oenegé Save the Children, explicó que era demasiado pronto para evaluar los daños en las zonas más remotas del archipiélago, que cuenta con unas 330 islas.
“Me preocupa especialmente la situación de las comunidades que viven en las islas más alejadas, a las que todavía no hemos podido llamar”, precisó Low-McKenzie. “Mientras las comunicaciones no hayan sido restablecidas, no conoceremos la situación”.
Miles de viviendas habrían sido destruidas, según informaciones no confirmadas.
Winston alcanzó la principal isla, Viti Levu, donde se encuentra la capital, Suva, aunque ésta quedó relativamente al margen de los destrozos.
“Nunca he vivido algo así”, describió sin embargo Low-McKenzie. “El ruido era aterrador cuando los tejados se derrumbaban y los árboles eran arrancados”.
El estado de catástrofe natural fue decretado durante un mes. El toque de queda, instaurado para “garantizar la seguridad”, será levantado el lunes.
Muchos habitantes pasaron la noche en centros de evacuación, donde recibieron comida y agua.
Los árboles arrancados por los fuertes vientos bloqueaban carreteras y provocaron cortes de luz en Viti Levu.
Todos los vuelos fueron anulados en el aeropuerto internacional de Nadi, aunque la compañía Virgin Australia tiene previsto retomar los vuelos a partir del lunes.