En Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais, son varios ataques desde el domingo por la noche con un saldo hasta ahora de 10 vehículos quemados. El último episodio se registró durante la madrugada de este martes.
“Por una parte hubo un gran decomiso de drogas y esa es una forma de reacción de los narcotraficantes. Y por otra se trató de una muestra de insatisfacción pública porque la municipalidad retiró una pasarela” utilizada por la población, dijo a la AFP un portavoz de la policía militar de Belo Horizonte.
Hasta el lunes, 10 personas habían sido detenidas por estos incidentes.
El sitio de noticias G1 de la cadena Globo reportó además que otros cuatro autobuses fueron quemados a inicios de mes también en Belo Horizonte. De acuerdo a la publicación, la policía sospechaba que todos los casos son acciones criminales.
Proceso para despedir a 161 policías en huelga
El Gobierno del estado brasileño Espíritu Santo anunció este martes la apertura de un procedimiento para el posible despido de 161 policías militares que participaron en una huelga que desencadenó en una inusual ola de violencia.
El presidente del Sindicato de la Policía Civil de Espírito Santo, Jorge Emílio Leal, afirmó a Efe que los agentes “probablemente serán expulsados” de la corporación, después del inicio de la investigación decretada en el Diario Oficial.
“El Gobierno está queriendo dar un ejemplo” , resaltó Leal.
Los familiares de los agentes tomaron la iniciativa de las protestas y bloquearon durante más de una semana las entradas de los cuarteles para impedir la salida de los policías, que en Brasil tienen estatus militar y están prohibidos constitucionalmente de realizar huelga.
La paralización comenzó el pasado 4 de febrero y conllevó un aumento de la violencia que se saldó con al menos 146 muertos, a pesar de la presencia de las Fuerzas Armadas en las calles.
La Policía y el Gobierno de Espírito Santo llegaron a un acuerdo el pasado fin de semana para poner fin a la huelga y la normalidad fue instalándose poco a poco en este estado del sureste de Brasil, en el que han sido registrados saqueos y robos.
Los comerciantes se vieron obligados a cerrar sus puertas y el sector calcula que las pérdidas durante la semana de huelga policial sobrepasan los 300 millones de reales (unos US$96.7 millones) en todo el estado.
La protesta de Espíritu Santo se extendió el viernes recién pasado a los estados de Pará (norte) y al vecino Río de Janeiro, que está en plenos preparativos para los carnavales de este año y donde varios cuarteles de la Policía han registrado protestas en sus puertas por parte de familiares de los agentes.
En Río de Janeiro los policías se mantienen normalmente en las calles, pero al igual que en Espíritu Santo algunos de ellos debieron salir de los batallones en helicópteros militares.
Ante el temor de nuevas huelgas, el Ministerio de Defensa autorizó el envío de la Fuerzas Armadas a Río de Janeiro para reforzar la seguridad hasta el próximo 22 de febrero, días antes del comienzo del carnaval.
El presidente brasileño, Michel Temer, reiteró que las Fuerzas Armadas están “listas para restablecer el orden público” en caso de huelgas de policías y volvió a calificar lo ocurrido en Espíritu Santo como una “insurgencia” de los policías militares.