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De facto, Estado salvadoreño negocia con pandillas, dice periodista

El Estado salvadoreño, “de facto, negocia con las pandillas todos los días”, dijo el periodista Óscar Martínez.

Militares salvadoreños la semana última durante la presentación de un plan internacional de combate a las pandillas. (Foto Prensa Libre: AFP).

Militares salvadoreños la semana última durante la presentación de un plan internacional de combate a las pandillas. (Foto Prensa Libre: AFP).

Martínez es ganador del Premio Internacional a la Libertad de Prensa y quien se pregunta si el conflicto armado en su país  (1979-1992) fue más violento que “la paz” que le siguió.

“Un director de una escuela tiene que dialogar con los pandilleros para que niños de otra colonia lleguen a estudiar allí, el tipo de la administración de acueductos tiene que negociar para entrar a reparar algún estropicio de alguna de las tuberías; hay miles de ejemplos”, declaró en una entrevista Martínez, galardonado este año con el Premio Internacional a la Libertad de Prensa del Comité para la Protección de Periodistas.

Según Martínez, desde la tregua entre el Gobierno y las principales pandillas  (Mara Salvatrucha y Barrio 18) que se estableció en el 2012 y que duró 15 meses, el país centroamericano “se hundió en una vorágine de violencia que fue retomada brutalmente”.

Las Naciones Unidas asentó que el país más violento del mundo en el 2015 fue El Salvador, con 91 homicidios por cada cien mil habitantes, mientras que en el 2014 la proporción fue de 61 por cien mil cien mil habitantes.

“Cuesta saber si nuestra guerra fue más violenta que nuestra paz”, agregó.


“Un estado mexicano tiene 35 homicidios por cada 10 mil habitantes. Para nosotros esos son números de paz”, lamentó.


El primer operativo para combatir a las pandillas fue el plan Mano Dura en el 2003  (impulsado por el expresidente Francisco Flores, quien murió en enero pasado mientras enfrentaba un proceso por peculado).

En esa época el número de homicidios aumentó de 36.6 por cien mil habitantes en el 2003 a 48.7 en el 2004 en El Salvador. “La idea gubernamental de que el problema de las pandillas se puede resolver a balazos es una idea fallida”, denunció Martínez.

“Sin prostituir a la palabra, creo que es necesario negociar con las pandillas. No me refiero a darles dinero ni a perdonarles penas carcelarias; me refiero a que ellos y sus familias representan un alto porcentaje de la población salvadoreña”, afirmó.

Martínez es autor del libro Una historia de Violencia: Vivir y Morir en Centroamérica, que se adentra en los principales problemas del Triángulo Norte de Centroamérica  (Guatemala, El Salvador y Honduras), entre ellos el conflicto entre las pandillas y el Gobierno salvadoreño.

Uno de los 13 capítulos del libro desvela el caso del único investigador forense de la Fiscalía salvadoreña, Israel Ticas. “Es el síntoma de una enfermedad completamente esparcida por todo el cuerpo nacional. En el país más violento del mundo, por promedio, se judicializa uno de cada 10 homicidios”, subrayó.

Para el periodista, el sistema judicial salvadoreño está “absolutamente colapsado”.

“La Policía, que es la primera línea de investigación, tiene sueldos miserables y (los agentes) están más preocupados por sobrevivir que de profesionalizarse, porque viven en colonias dominadas por las pandillas”, acotó.

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