La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, y el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, presidieron en La Habana el acto formal de la rubrica del documento, que sellaron los jefes negociadores: Christian Leffler, secretario general adjunto para Asuntos Económicos y Globales del Servicio Europeo de Acción Exterior, y el vicecanciller cubano, Abelardo Moreno.
La alta representante de la UE para Política Exterior señaló en su intervención ante la prensa que el acuerdo con Cuba -único país de Latinoamérica con el que el bloque no tenía un convenio semejante- “sienta las bases que permiten poner fin a la posición común”, aunque el abandono formal de esa política necesita la aprobación del Consejo Europeo (CE) .
Mogherini explicó que la ratificación del acuerdo bilateral suscrito hoy implicará “de facto” el fin de la “posición común”, aunque formalmente requiere el beneplácito de todos los Estados que integran el Consejo.
En Habana encontrando al Presidente Raul Castro en el dia del historico acuerdo #UE – #Cuba pic.twitter.com/sGqYByqe41
— Federica Mogherini (@FedericaMog) March 11, 2016
Por ello anunció que, a su regreso a Bruselas, va a proponer al Consejo Europeo iniciar “en paralelo” las discusiones sobre este asunto, para que la decisión sea tomada a tiempo para la ratificación del acuerdo de diálogo político y cooperación.
Sobre este asunto, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, señaló que la posición común “dejó de ser común hace mucho tiempo” , cuando en el 2008 Cuba restableció la cooperación con 19 Estados miembro del bloque comunitario, aunque matizó que el fin de esa política permitirá que las partes se planteen “objetivos ambiciosos” en esa “nueva etapa en su relación” .
En virtud de esos convenios con países del bloque, la UE ha destinado desde el 2008 más de US$110 millones de ayuda a la isla; es su segundo socio comercial, principal inversor extranjero y tercer emisor de turistas detrás de Canadá y América Latina.
“Este es un paso sin precedentes en la historia de los vínculos entre Cuba y la UE Esperamos que los procesos de consultas sean expeditos y permitan la firma del acuerdo pronto”, subrayó.
Mogherini y Rodríguez también celebraron el viernes una sesión de diálogo político ministerial, que ambos acordaron retomar en abril del 2015, después de que estos contactos de alto nivel fueran suspendidos por la UE en el 2003, a raíz de la oleada de represión en la isla conocida como la “Primavera Negra”.
“Ha sido una oportunidad importante para intercambiar puntos de vista y una mejor comprensión mutua”, indicó Mogherini sobre esa reunión, en la que abordaron asuntos de la agenda bilateral, como la actualización de la economía cubana o la crisis de los refugiados en Europa; además de otros temas como la situación en Venezuela y los diálogos de paz de Colombia.
También trataron el restablecimiento de relaciones de Cuba con EE. UU, “sus oportunidades y desafíos”, según Mogherini, así como la necesidad de poner fin al embargo, una “política obsoleta”, cuyos “efectos extraterritoriales son ilegales”, ya que implica penalizaciones a empresas europeas por sus negocios con la isla.
Ambos acordaron dar continuidad al diálogo estructurado sobre derechos humanos, iniciado en junio pasado, el tema mas espinoso en el que mantienen diferencias profundas, pero con consensos sobre el “carácter universal e indivisible de los derechos políticos y libertades civiles y derechos económicos, sociales y culturales”, según el canciller cubano.
Mogherini explicó que el diálogo sobre derechos humanos pretende “intercambiar puntos de vista” y desarrollar un “entendimiento mutuo”, para que esas discusiones se conviertan en un “elemento importante en el nuevo marco del acuerdo bilateral” .
La jefa de la diplomacia europea visitó Cuba por primera vez en marzo del año pasado, ocasión que sirvió para que acordara con Rodríguez acelerar las negociaciones para el acuerdo que quedó rubricado el viernes.
Desde entonces, también han visitado Cuba jefes de Estado y de Gobierno de varios países de la UE, como el presidente de Francia, Franois Hollande; el de Austria, Heinz Fischer; el primer ministro italiano, Matteo Renzi, y el de Eslovaquia, Robert Fico.