ciencia
|Suscriptores
Cuatro conclusiones de un estudio sobre los efectos secundarios de las vacunas anticovid
Los sistemas federales pueden pasar por alto síntomas que no son fáciles de describir o diagnosticar.
Las vacunas contra el coronavirus salvaron millones de vidas, pero hay pocas conclusiones sobre sus efectos secundarios. (Foto Prensa Libre: EFE)
Miles de personas en Estados Unidos creen haber experimentado efectos secundarios poco frecuentes, pero graves tras haberse vacunado. Confirmar una relación, sin embargo, es una tarea difícil.
Poco después de su llegada a finales de diciembre de 2020, las vacunas contra la COVID-19 dieron un vuelco a la pandemia y abrieron un camino de vuelta a la normalidad. Según un cálculo, evitaron unos 14.4 millones de muertes en todo el mundo.
En un pequeño porcentaje de personas también produjeron efectos secundarios.
A lo largo de más de un año, The New York Times habló con 30 personas que decían haber sido perjudicadas por las vacunas contra la covid. Puede que sus síntomas no estén relacionados con las vacunas. Pero estas personas, junto con más de una decena de expertos, consideran que las autoridades federales no están haciendo lo suficiente para investigar sus quejas.
Todas las vacunas conllevan algún riesgo de efectos secundarios. Más de 270 millones de estadounidenses recibieron alrededor de 677 millones de dosis de las vacunas contra la covid, e incluso los efectos secundarios más raros —que se producen, por ejemplo, en solo el 0.001 por ciento de los pacientes— podrían significar que miles de receptores se vieron afectados.
De hecho, más de 13 mil personas han presentado reclamos a un fondo gubernamental que indemniza a las personas por lesiones causadas por la vacuna contra la covid. Sin embargo, hasta ahora solo se ha indemnizado a una decena de personas, casi todas ellas por un problema cardíaco causado por las vacunas.
Aquí cuatro conclusiones de nuestra investigación.
1. Para la mayoría de las personas, los beneficios de las vacunas contra la covid superan cualquier riesgo
Incluso las mejores vacunas y medicamentos tienen algunos efectos secundarios. Eso no anula sus beneficios, ni sugiere que la gente deba dejar de tomarlos.
La vacuna contra el rotavirus, por ejemplo, es un éxito rotundo, pero puede provocar invaginación intestinal —una enfermedad potencialmente mortal en la que el intestino se pliega sobre sí mismo— en aproximadamente el 0.02 por ciento de los niños vacunados.
Algunos efectos secundarios causados por las vacunas contra la covid pueden ser igualmente raros. Investigadores de Hong Kong analizaron los registros sanitarios de ese país y descubrieron que aproximadamente siete de cada millón de dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech desencadenaron un ataque de herpes zóster lo bastante grave como para requerir hospitalización.
Otros efectos secundarios son ligeramente más frecuentes. Las vacunas contra la covid pueden provocar miocarditis, o inflamación del corazón, en uno de cada 10 mil adolescentes varones. (La miocarditis es uno de los cuatro efectos secundarios graves reconocidos por las autoridades sanitarias federales).
Las muertes provocadas por las vacunas son extremadamente raras, a pesar de las afirmaciones de algunos teóricos de la conspiración de que las vacunas han provocado un aumento de las tasas de mortalidad.
Un análisis más exhaustivo puede indicar que en algunos grupos, como los hombres jóvenes, el beneficio de las vacunas contra la covid ya no supere los riesgos. Pero para la mayoría de los estadounidenses, las vacunas siguen siendo mucho más seguras que contraer covid.
2. La vigilancia federal ha detectado algunos efectos secundarios, pero puede pasar por alto otros
Para detectar problemas con las vacunas, las agencias federales se basan en múltiples bases de datos. La más grande, el Sistema de Notificación de Efectos Adversos de las Vacunas, es útil para generar hipótesis, pero contiene reportes de daños no verificados. Otras bases de datos combinan historiales médicos electrónicos y reclamaciones de seguros.
Estos sistemas detectaron problemas de coagulación de la sangre asociados a la vacuna de Johnson & Johnson y un riesgo potencial de accidente cerebrovascular tras las inmunizaciones con ARNm, que aún se está investigando. Pero los investigadores federales siguieron el rastro de los científicos israelíes en la detección de la miocarditis como problema entre los hombres jóvenes.
El sistema sanitario estadounidense está fragmentado, con historiales médicos almacenados por múltiples empresas que no colaboran.
No todas las historias clínicas electrónicas describen los síntomas de la misma manera, lo que dificulta las comparaciones. Las bases de datos de reclamaciones de seguros pueden no tener constancia de las vacunas administradas en los centros de vacunación masiva.
Los sistemas federales también pueden pasar por alto síntomas que no son fáciles de describir o diagnosticar.
3. Demostrar que la vacunación provocó una enfermedad es complicado
Entre los cientos de millones de estadounidenses que fueron vacunados contra la covid, se produjeron muertes, infartos, derrames cerebrales, abortos espontáneos y enfermedades autoinmunes. ¿Cómo distinguir las enfermedades causadas por la vacuna de las que habrían ocurrido de todos modos?
Cuanto más rara es la enfermedad, más difícil es responder a esta pregunta.
Juzgar simplemente por el momento (la aparición de un problema concreto tras la vacunación) puede inducir a error. El caso más famoso es el de las vacunas infantiles, que se relacionaron erróneamente con el autismo porque las primeras manifestaciones coincidían a menudo con el calendario de vacunación.
Los efectos secundarios graves pueden aparecer por primera vez en estudios de vacunas en animales. Pero pocos estudios de este tipo eran posibles dado el calendario desesperado del país en 2020. Los ensayos clínicos de las vacunas estaban destinados a probar su eficacia, pero distaban mucho de ser lo suficientemente grandes como para detectar efectos secundarios que podrían darse solo en unas pocas personas por cada millón de dosis.
La mayoría de los estudios independientes sobre efectos secundarios no han sido lo suficientemente amplios como para detectar acontecimientos raros, ni para excluir su posibilidad; otros han buscado solo una lista preestablecida de síntomas y podrían haber pasado por alto los casos atípicos.
Un grupo de expertos convocado por las Academias Nacionales concluyó en abril que, para la mayoría de los efectos secundarios, no había datos suficientes para aceptar o rechazar una relación con la vacuna contra la covid.
4. Comprender todos los efectos secundarios puede llevar años
Las autoridades sanitarias federales reconocen cuatro efectos secundarios importantes de las vacunas contra la covid, sin incluir el dolor temporal en el punto de inyección, la fiebre y el malestar general que pueden acompañar a las inyecciones.
Pero en las bases de datos federales, miles de estadounidenses han informado de que las vacunas contra la covid causaron zumbidos en los oídos, mareos, niebla cerebral, fluctuaciones bruscas de la presión arterial y la frecuencia cardíaca, enfermedades autoinmunes nuevas o reincidentes, urticaria, problemas de visión, trastornos renales, hormigueo, entumecimiento y pérdida de habilidades motoras.
Algunos estudios han examinado los informes sobre efectos secundarios y han concluido en gran medida que no existe relación alguna. Un examen más detallado puede revelar que muchos, quizá la mayoría, de los otros efectos secundarios notificados no están relacionados con la inmunización. La mayoría de ellos también están asociados con la covid, y pueden ser el resultado de infecciones no diagnosticadas. Pero sin estudios en profundidad, es imposible estar seguros, dijeron los expertos.