Con sandalias y niños en brazos, varios grupos atravesaron el río el pasado jueves desde Ciudad Juárez (norte) en busca de la “puerta 40” del muro fronterizo.
Versiones esparcidas boca a boca y por redes sociales aseguraban que el gobierno estadounidense había abierto ese acceso para procesar solicitudes de asilo. Pero la puerta nunca se abrió.
“Sí se puede. Me entregué por la puerta 40 con mi familia y a todos nos soltaron (…). No hacen preguntas”, señalaba una publicación en un grupo en Facebook, aludiendo a la práctica de ponerse a resguardo de la patrulla fronteriza y pedir protección. La AFP halló decenas de conversaciones similares.
Del otro lado del río, en suelo estadounidense, unas mil personas de Venezuela, Haití, Ecuador y Turquía se instalaron en carpas y refugios -improvisados con palos y cobijas- esperando durante días para entregarse.
Querían cruzar antes de este viernes, cuando perderá vigencia el Título 42, norma aplicada por los dos últimos gobiernos estadounidenses para evitar la propagación del covid-19, pero que en la práctica sirvió para expulsar hacia México a casi todos los migrantes que llegaban sin papeles.
En su lugar seguirá activo el Título 8, una normativa específica sobre inmigración que prevé deportaciones y la denegación de asilo a los infractores, que quedarán vetados por cinco años y enfrentarían procesos penales.
Este año, miles de migrantes se han movilizado unas cinco veces en la frontera empujados por la desinformación, detrás de la cual estarían grupos antimigración y hasta traficantes de personas, según expertos.
Cadena de mentiras
En marzo pasado intentaron cruzar un puente internacional ante el rumor de que se les daría paso por un supuesto “día del migrante”.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Texas reportó otro intento de “más de mil” personas, movilizadas por versiones similares tras el incendio que mató a 40 extranjeros en un centro de detención de migrantes en Ciudad Juárez, el 27 de marzo.
En febrero pasado ya había circulado un rumor que aseguraba que quienes se entregaran serían llevados a Canadá. Ángel Pavón, venezolano de 52 años, fue uno de los casi 500 migrantes que lo creyeron y se instalaron junto al muro.
Pavón se entregó con su esposa e hijas, de 14 y 12 años, pero fueron expulsados a México. “Nos botaron las tres cosas que teníamos (…). A las niñas las hicieron llorar porque te tratan como a un terrorista”.
Desconsolado, se enfocó en la aplicación móvil CBP One, habilitada por Washington para pedir citas desde México en las cuales los migrantes pueden solicitar asilo.
Su esposa logró turno y espera a la familia en Estados Unidos.
El infundio de que Canadá había abierto sus puertas surgió luego de que las autoridades de Nueva York decidieron pagar boletos de autobús a migrantes que buscaban llegar a ese país desde dicha ciudad.
También, tras la difusión de un video en el que un hombre cubierto de nieve decía: “La nueva moda es Canadá (…). No están pidiendo papeles”.
Factor criminal
Ante el colapso continuo de CBP One, se han creado grupos en Facebook y WhatsApp donde migrantes comparten experiencias sobre la aplicación móvil, pero también allí se cuelan falsedades.
Landon Hutchens, funcionario de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza en El Paso (Texas), refiere que “organizaciones criminales impulsan” igualmente la desinformación.
La AFP ha identificado cuentas de TikTok en las que supuestos traficantes de personas y “asesores migratorios” ofrecen sus servicios y descontextualizan la información. Los propios migrantes se comparten esos contactos en Facebook.
El tráfico de migrantes también es “un negocio cuyas estrategias de comunicación utilizan mayoritariamente la desinformación”, sostiene Olivier Tenes, de la Organización Internacional para las Migraciones.
En TikTok se ofrecen además supuestas citas en CBP One. Testimonios recabados por la AFP confirman que son estafas.
La información falsa surge además de “grupos extremistas buscando generar caos y una narrativa antiinmigración”, asegura Sam Woolley, investigador de persuasión y redes sociales de la Universidad de Texas.
Para Enrique Valenzuela, responsable de atención a migrantes del gobierno de Chihuahua (norte), esas personas son susceptibles a la desinformación porque “se quedan con la parte [del mensaje] que les genera esperanza”.
En Ciudad Juárez cae la noche y frente a la “puerta 40” los migrantes retiran sus carpas y forman filas al ver a tres agentes del otro lado. Pero el portón continúa cerrado.