Hace una semana, una votación secreta en la Cámara de Diputados en la cual una lista opositora derrotó holgadamente a la apoyada por Rousseff eligió a una comisión legislativa que analizará si el procedimiento de impeachment debe proseguir o no.
Pero congresistas aliados del gobierno cuestionaron la constitucionalidad de dicha comisión ante la Corte Suprema, que suspendió el proceso hasta este miércoles.
Los legisladores pidieron a los jueces que clarifiquen si la votación no debió haber sido pública, si la mandataria no tiene derecho a una defensa previa y si el Senado no debe ratificar una potencial decisión afirmativa de los diputados para separarla del cargo.
La sesión de la Corte Suprema es un paso más en la judicialización del impeachment, que ha estado salpicado de recursos jurídicos mucho antes de que el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, decidiera este mes aceptar uno de los varios pedidos de destitución de la presidenta presentados en el 2015.
Según “el rito” más aceptado hasta el momento, Rousseff será suspendida de la presidencia por hasta seis meses si la cámara baja aprueba con dos tercios de los votos un eventual parecer positivo de la comisión.
En ese caso, el Senado debe juzgar a la presidenta y decidir si la destituye o no.
Enfrenta tormentas
Rousseff, una exguerrillera de izquierda de 68 años reelecta para un segundo mandato hace menos de un año, enfrenta tormentas en todos los frentes, con la economía en recesión desde el segundo trimestre, déficit fiscal, una inflación superior a dos dígitos y un desempleo creciente.
La coalición de gobierno está fisurada, un megaescándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras salpica a todo el establishment político y el Congreso demora en aprobar el crucial plan de austeridad presentado por el gobierno.
Es “una forma de golpe”
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, reiteró este miércoles que el juicio político solicitado por la oposición en su contra es “una forma de golpe”, durante un acto con jóvenes en el que estuvo acompañada por el exmandatario uruguayo José Mujica.
“Lucharé contra la interrupción ilegítima de mi mandato con todas las herramientas que da el Estado Democrático de Derecho”, declaró la mandataria ante miles de estudiantes congregados en la apertura de una conferencia nacional sobre la juventud.
“Está en curso una batalla, una lucha que dictará los rumbos de nuestro país”, afirmó la presidenta, que puede ser sometida a un juicio con miras a su destitución por maniobras financieras que ha hecho su Gobierno para maquillar los resultados fiscales.
Rousseff volvió a negar que esas maniobras supongan algún tipo de irregularidad y aseguró que la oposición se vale de “invenciones y falacias”, porque “no tienen cómo justificar el atentado que quieren cometer contra la democracia”.
Pese a la firmeza de la presidenta, la Corte Suprema aclaró hoy que el trámite para un juicio político en su contra iniciado en la Cámara de Diputados se ajusta a derecho y a lo contemplado en la Constitución para un trámite de esa naturaleza.
Sin embargo, Rousseff insistió más de una vez en que la oposición “intenta interrumpir un mandato popular conquistado legítimamente en las urnas” y afirmó que “esa falta de razón se llama golpe”.
Admitió, no obstante, que la Constitución brasileña prevé la posible destitución de un mandatario, pero volvió a arremeter contra sus adversarios al afirmar que las leyes al respecto “no prevén la invención de motivos para derrumbar a un presidente legítimo”.
Según Rousseff, “los que buscan atajos para el poder quieren derrumbar una mujer, pero también quieren derrumbar un proyecto que ha incluido al pueblo en los presupuestos gubernamentales”.
La mandataria fue aclamada por los jóvenes presentes, que también ovacionaron al expresidente José Mujica, quien se limitó a acompañar a Rousseff en el escenario pero no pronunció ningún discurso.