Rusia quiere por su parte abrir una base científica en la Luna y espera llevar a cabo sus primeros vuelos lunares antes de 2031.
“Los dos socios tienen la intención de desarrollar normas técnicas internacionales que serán utilizadas en el futuro, incluyendo la creación de una estación orbital alrededor de la Luna. Roskosmos y la Nasa ya se pusieron de acuerdo sobre las normas de la futura estación”, dijo la agencia rusa.
Los cohetes rusos Angara y Proton-M podrían ser utilizados en paralelo al estadounidense SLS, para “crear la infraestructura de la estación lunar”, según Roskosmos. Esos cohetes serian utilizados para transportar las cargas.
La agencia rusa explicó que la creación de esta estación orbital no empezará hasta mediados de 2020.
“Como mínimo cinco países trabajan para desarrollar sus propias naves espaciales tripuladas. Para evitar problemas en términos de cooperación técnica, las normas (y sistemnas de acople) deben ser unificadas” declaró Igor Komarov, el director de la agencia espacial rusa, quien precisó que una parte de esas normas “serán establecidas sobre la base de elementos rusos”.
La Nasa se manifestó “orgullosa de ver un interés internacional creciente sobre el desplazamiento hacia la órbita lunar como próxima etapa del desarrollo de la exploración espacial”, aunque precisó que el proyecto está simplemente en un estado de “formulación de conceptos”.
Según la agencia, el acuerdo con Roskosmos servirá de base para “una arquitectura de exploración asequible financiaremente y viable”.
El espacio es uno de los escasos sectores de cooperación bilateral no afectado por las tensiones entre Estados Unidos y Rusia.
Ambos países cooperan en la actual estación espacial ISS, cuyo módulo principal ha sido fabricado por Rusia, el único país capaz de enviar astronautas desde que se terminó el programa de lanzaderas estadounidenses.
La Luna también interesa a la Agencia Espacial Europea. Su director general, el alemán Jan Woerner, pide desde su nombramiento en 2015 la creación de una “aldea lunar”.