Según KCNA, Warmbier fue detenido por “actos hostiles” contra el Estado, y condenado al amparo de un artículo del código penal relativo a la subversión.
“Durante la investigación, el acusado confesó haber cometido un delito grave”, señaló la agencia, sin más detalles.
El joven fue detenido en enero cuando se iba a marchar del país. Más tarde confesó que había robado un estandarte con un lema político en una zona reservada al personal del hotel de Pyongyang donde estuvo alojado en el marco de un viaje organizado.
Esta detención se produjo en un momento sensible. Corea del Norte acababa de realizar su cuarta prueba nuclear, y Estados Unidos encabezaba la campaña para obtener en Naciones Unidas la adopción de una sanción bastante más dura que las que pesan sobre Pyongyang, finalmente adoptada a primeros de marzo.
Quería un “trofeo”
En el pasado, Corea del Norte se ha valido de la detención de ciudadanos norteamericanos para lograr visitas de alto nivel, como la que efectuó el ex presidente Bill Clinton para obtener la liberación de dos de ellos.
El anuncio de la condena fue hecho apenas horas después de una reunión del veterano diplomático estadounidense Bill Richardson con dos diplomáticos norcoreanos en Nueva York, para pedirles la liberación del joven.
“Pedí la liberación de Otto por motivos humanitarios, y acordaron examinar nuestro pedido”, dijo Richardson al New York Times, que escribió sobre el encuentro, celebrado en un hotel cerca de la sede de la ONU.
Otto Warmbier llegó a Corea del Norte en el marco de un viaje organizado con motivo del Año Nuevo por la agencia china Young Pioneer Tours. Fue detenido cuando el grupo se disponía a regresar a Pekín el 2 de enero.
Estados Unidos no tiene relaciones diplomáticas o consulares con Corea del Norte, por lo que es la embajada de Suecia en Pyongyang la que propone servicios consulares limitados a los ciudadanos estadounidenses detenidos en ese país.
Actualmente, otros dos ciudadanos estadounidenses están detenidos en Corea del Norte, donde además un pastor canadiense de 60 años fue condenado el mes pasado a cadena perpetua con trabajos forzados por “sedición” .
Siguiendo un guión bien establecido, los extranjeros detenidos en Corea del Norte deben hacer una confesión pública en televisión, como etapa previa a su proceso de liberación.
Así, Otto Warmbier fue presentado a la prensa extranjera y los diplomáticos a finales de febrero recién pasado, llorando y diciendo que había cometido “el peor error de (su) vida”.
Según la prensa oficial norcoreana, confesó haber robado el estandarte por pedido de una fiel de la Iglesia Metodista Unificada de la Amistad, una iglesia estadounidense que quería un “trofeo”.
De acuerdo con la misma fuente, la persona en cuestión es la madre de un amigo de Warmbier, que le prometió un coche de ocasión de 10.000 dólares si lograba llevarse el estandarte.
En Corea del Norte son omnipresentes los eslóganes a la gloria de ese país y sus habitantes, o que animan a la población a trabajar más duro y a mostrarse leales al gobierno.