Cuando la Policía acudió a la habitación del hotel Pensilvania en la Quinta Avenida, alertados por familiares de Jordan a los que había enviado correos diciendo que se mataría y que estaba con el niño, encontraron a Jude muerto en la cama y a su madre agonizante, sentada cerca de ella.
El niño era hijo del instructor de yoga Emil Tzekov, radicado en California, del que Jordan se había divorciado hacía dos años, y quien aseguró a los medios en Nueva York estar sorprendido con lo ocurrido asegurando que la mujer amaba a su hijo.
La madre había dejado su lucrativo trabajo en una empresa farmacéutica para dedicarse al cuidado de Jude, que además de autismo sufría de otros problemas de salud.
Jordan fue hallada culpable el pasado 5 de noviembre tras un juicio en el que la Fiscalía alegó que la mujer había matado a su hijo para no tener que lidiar con su enfermedad, mientras que los abogados de la defensa aseguraron que lo hizo para evitar que el niño sufriera nuevamente “tortura sexual” por parte de su padre.
Alegaron que, aunque el niño tenía problemas para comunicarse, le había dicho a su madre en 2007 que su progenitor estaba abusando de él, tras lo cual Jordan evitó que Tzekov viera su hijo.
Jordan deberá cumplir además cinco años en libertad condicionada luego de que salga de prisión.