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Cómo se defendió un pueblo de un cartel que intentó extorsionarlo

Un ejemplo de cómo el resentimiento puede motivar a la gente a contraatacar a los grupos del crimen organizado que les atormentan a diario.

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Miembros de la Policía Estatal resguardan el poblado de Texcapilla, en localidad de Texcaltitlán, en el céntrico Estado de México. (Foto Prensa Libre: EFE)

Miembros de la Policía Estatal resguardan el poblado de Texcapilla, en localidad de Texcaltitlán, en el céntrico Estado de México. (Foto Prensa Libre: EFE)

Al menos 14 personas murieron en un enfrentamiento entre hombres armados y miembros de una comunidad agrícola del Estado de México, en un fallido intento de extorsión, indicó el gobierno.

Un enfrentamiento entre pistoleros y miembros de una pequeña comunidad agrícola en el Estado de México ha dejado al menos 14 muertos, según informaron el sábado las autoridades estatales, que atribuyeron la violencia a un intento de extorsión de las pandillas que fracasó cuando los residentes se defendieron.

Las autoridades dijeron que entre los muertos del enfrentamiento del viernes había cuatro habitantes de la comunidad, Texcapilla, y 10 personas sospechosas de pertenecer a un cártel; otras siete personas resultaron heridas y hay más desaparecidas.

Delfina Gómez, gobernadora del Estado de México, donde se encuentra Texcapilla, dijo el sábado por la mañana en una rueda de prensa que había pedido que se reforzara la seguridad en la zona.

“Estos hechos no nos paralizan, al contrario, reafirman nuestra determinación de mejorar las condiciones de seguridad en nuestro amado estado”, dijo. “Seguiremos trabajando para que hechos como este no se repitan”.

El secretario de Seguridad del estado, Andrés Andrade Téllez, dijo que el jueves los militares habían recibido reportes de que hombres armados pertenecientes a una célula del cártel La Familia Michoacana estaban exigiendo pagos a delegados de diferentes comunidades a unos 50 kilómetros de Texcapilla.

La violencia del día siguiente, captada en un video que The New York Times verificó de forma independiente, tuvo lugar en el campo deportivo de la localidad. Decenas de residentes, con machetes y rifles de caza en mano, se acercan a los hombres armados mientras las discusiones se acaloran. Entonces se producen los primeros disparos. Algunos huyen. Otros persiguen a los presuntos miembros del grupo delictivo y los atacan con machetes.

Fue un ejemplo de cómo el resentimiento puede motivar a la gente a contraatacar a los grupos del crimen organizado que les atormentan a diario.

“Las comunidades lo hacen desde un hartazgo, desde una desesperación”, afirma Sandra Ley, coordinadora de programas de México Evalúa, un instituto de investigación sobre políticas de seguridad pública. “Desde esa posición de ‘ya no más’”.

Recientemente, la extorsión se ha vuelto cada vez más común en México a medida que los grupos delictivos “han ido mutando del narcotráfico hacia un modelo de extracción basado en el territorio”, dijo Falko Ernst, analista principal de International Crisis Group, una organización que promueve la prevención de conflictos.

Los índices de extorsión alcanzaron niveles récord el año pasado, con una media de casi ocho casos de extorsión denunciados por cada 100.000 habitantes, según datos de las fiscalías estatales y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía. El máximo durante el gobierno anterior fue de cinco casos por cada 100.000 habitantes.

“Ha habido bastantes reacciones al respecto. Algunas más organizadas. Otras más espontáneas”, dijo Ernst. “Pero especialmente bajo este gobierno, al control territorial de estos grupos se le ha otorgado un mayor margen de maniobra, una mayor pasividad a través de la estrategia de seguridad del ‘abrazos, no balazos’”.

Desde que asumió el cargo en 2018, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha prometido que su gobierno abordaría las causas profundas que impulsan la criminalidad. Pero sus esfuerzos hasta ahora no han logrado reducir los extraordinarios niveles de violencia de México o mermar el poder creciente de los cárteles, incluso cuando los militares y la Guardia Nacional son desplegados por todo el territorio.

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“No ha habido una política de prevención social del delito”, afirmó Ley. “El crimen organizado está ganando”.

El estallido de violencia en Texcapilla fue posiblemente resultado de las tensiones que se habían ido acumulando a medida que los lugareños eran presa de los grupos criminales, dijeron los expertos. Sin embargo, la animadversión hacia los cárteles no es para nada exclusiva de este lugar.

“Ojalá no nos vuelva a agarrar por sorpresa algo así en otros lugares que están igualmente asediados y hartos de esta situación”, dijo Ley. “No puede ser que lleguemos a esa tensión hasta que tenemos 14 muertos”.