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Cómo se asignan los efectivos del Servicio Secreto en EE. UU.
El expresidente Donald Trump rompió el molde de la configuración de los servicios de protección cuando dejó el cargo en 2021.
El expresidente Donald Trump, candidato republicano a la presidencia, da un discurso detrás de un cristal blindado en un mitin de campaña en Asheboro, Carolina del Norte, el 21 de agosto de 2024. (Foto Prensa Libre: Doug Mills/The New York Times)
Durante años, el Servicio Secreto ha distribuido sus limitados recursos de protección en función de la persona a la que protegía. Al presidente y al vicepresidente en funciones se les asigna la mayor cantidad de protección. Los expresidentes, los candidatos de los principales partidos y los dignatarios visitantes reciben menos.
El expresidente Donald Trump rompió el molde de la configuración de los servicios de protección cuando dejó el cargo en 2021, ya que mantenía una intensa agenda que exigía un conjunto de medidas de protección nunca antes visto para los exmandatarios.
El Servicio Secreto se negó a revelar el número exacto de agentes y los diferentes tipos de recursos de protección asignados al presidente Joe Biden y a las otras 35 personas que protege actualmente. Pero la tentativa de asesinato de Trump en Butler, Pensilvania, y otra el domingo en su campo de golf de West Palm Beach, Florida, han obligado a replantear el modelo habitual y su pertinencia en el entorno actual de amenazas.
Esto es lo que sabemos sobre cómo cuida el Servicio Secreto a sus protegidos.
El presidente y el vicepresidente en funciones son siempre la máxima prioridad para los recursos de protección.
Esto se debe a que la prioridad del Servicio Secreto es proteger la continuidad del Gobierno; en otras palabras, mantener a salvo al presidente y al vicepresidente para que puedan dirigir el país. Por eso siempre se les asigna el mayor número de recursos, desde personal hasta tecnología.
Mientras que al presidente siempre se le asigna un contrafrancotirador del Servicio Secreto (un agente entrenado para abatir a un asesino armado) para su protección, no siempre se le asigna al vicepresidente, según un antiguo funcionario con conocimiento del proceso que habló a condición de permanecer en el anonimato a fin de hablar de asuntos delicados.
Además, existe una diferencia considerable entre los activos que se les asignan al presidente y al vicepresidente. Por ley, el Departamento de Defensa debe proporcionar ciertos recursos para ayudar al Servicio Secreto a proteger al presidente, como aviones para transportarlo y equipos de seguridad. Ese requisito no está establecido por ley para el vicepresidente ni para otras personas bajo protección del Servicio Secreto.
Los expresidentes y sus cónyuges reciben protección de por vida, pero no es la misma para todos.
Algunos expresidentes son más activos y están más expuestos que otros y, por ende, requieren más efectivos de protección permanente. Por ejemplo, el expresidente Jimmy Carter, que se encuentra en cuidados paliativos, no necesita la misma cantidad de recursos para estar protegido que el expresidente Barack Obama, que sigue viajando y haciendo apariciones públicas.
Luego de salir de la Casa Blanca, Trump mantuvo una agenda similar a la que tenía cuando estaba en el cargo, incluidos mítines, algo que el Servicio Secreto no había visto en un expresidente.
Dependiendo del grado de amenaza para las personas a la que protege, el Servicio Secreto puede asignar aún más recursos, que es lo que ocurrió en Butler. En ese caso, asignó dos equipos de contrafrancotiradores para que acudieran al mitin en respuesta a un entorno de mayor amenaza. Según Ronald Rowe, el director en funciones de la agencia, fue la primera vez que se desplegaron esos recursos del Servicio Secreto para un expresidente.
Al ser una de las personas más controversiales del mundo, Trump también atrae más atención que otros expresidentes, lo que aumenta el riesgo de que pueda sufrir un atentado. Incluso antes del intento de asesinato de Trump en un mitin de campaña en el oeste de Pensilvania en julio, el Servicio Secreto había aumentado los recursos para asegurar su casa del sur de Florida y su destacamento de protección, según declaró ante el Congreso en julio la exdirectora del Servicio Secreto, Kimberly A. Cheatle.
Desde entonces, la agencia ha destinado aún más recursos al paquete de protección de Trump, como cristales a prueba de balas para protegerlo en los mitines de campaña al aire libre.
No obstante, un problema siempre es cuántos recursos están realmente disponibles. El Servicio Secreto tiene una cierta cantidad de equipo de detección como drones o detectores de radares infrarrojos y es posible que no pueda prescindir de ellos para proteger a un expresidente si esos recursos ya se están utilizando para el presidente en funciones, por ejemplo.
Por lo general, los principales candidatos reciben protección en un momento determinado del ciclo electoral.
El Servicio Secreto desde hace mucho tiempo les ofrece protección a los principales candidatos a la presidencia y a la vicepresidencia en los 120 días anteriores a las elecciones generales. Pero este año rompió con ese modelo y le proporcionó seguridad a Robert F. Kennedy Jr., candidato presidencial independiente en ese momento, cuyo equipo de campaña llevaba meses pidiendo efectivos de protección.
El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, decidió ampliar la protección para Kennedy tras el mitin de Butler. Mayorkas consulta este tipo de decisiones con un grupo destacado de legisladores del Congreso.
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Algunos dignatarios extranjeros también reciben protección del Servicio Secreto.
El Servicio Secreto divide su protección de dignatarios extranjeros en tres categorías: baja, media y alta, y los de la categoría más alta son los que reciben más recursos. Por ejemplo, el primer ministro israelí recibiría más recursos que el primer ministro de las islas Seychelles, dijo Ronald Layton, un veterano de 26 años del Servicio Secreto que dirigió divisiones encargadas de vigilar la protección y la seguridad de eventos.
Layton reveló que el dignatario extranjero que más recursos ha recibido fue el papa Francisco cuando visitó Estados Unidos en 2015.