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Durante su homilía el papa invitó a los fieles a que este tiempo de cuaresma, que precede a la Semana Santa, sirva para “verificar las sendas que estamos recorriendo, para volver a encontrar el camino de regreso a casa para redescubrir el vínculo fundamental con Dios”.
“¿Cuántas veces, ocupados o indiferentes, le hemos dicho: “Señor, volveré a Ti después? Hoy no puedo, pero mañana empezaré a rezar y a hacer algo por los demás”. Ahora Dios llama a nuestro corazón. En la vida tendremos siempre cosas que hacer y excusas para dar, pero ahora es tiempo de regresar a Dios”, dijo Francisco ante un centenar de fieles.
También observó que “la cuaresma no es una recolección de pequeños sacrificios, si no es discernir hacia dónde está orientado el corazón. Preguntémonos: ¿Hacia dónde me lleva el navegador de mi vida, hacia Dios o hacia mi yo?”.
“Todos tenemos enfermedades espirituales” pero que “solos no podemos curarlas. Todos tenemos vicios arraigados, solos no podemos extirparlos; todos tenemos miedos que nos paralizan, solos no podemos vencerlos”, añadió.
“Hoy bajamos la cabeza para recibir las cenizas. Cuando acabe la cuaresma nos inclinaremos aún más para lavar los pies de los hermanos”, instó.
Como había comunicado el Vaticano, el rito de la imposición de las cenizas ha cambiado debido a la pandemia y no se realizó la tradicional cruz en la frente.
Por ello, Francisco se adecuó a este cambio y, como estaba previsto, dejó caer ceniza en la cabeza de los pocos fieles que asistieron.
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Debido a la pandemia, el papa no pudo celebrar, como es tradición, la procesión desde la iglesia romana de San Anselmo a la cercana basílica de Santa Sabina, en la colina romana del Aventino.
Además, tampoco le será posible realizar los Ejercicios Espirituales que celebraba junto con la Curia romana en la Casa Divino Maestro de Ariccia, a las afueras de Roma.
Vaticano pide respeto en las misas de Semana Santa
La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de El Vaticano dio este miércoles 17 de febrero las indicaciones para celebrar, por según año, una Semana Santa bajo la pandemia y pidió que se respeten las medidas restrictivas prescritas por las autoridades para evitar los contagios.
“Estamos afrontando, todavía, el drama de la pandemia del COVID-19 que ha provocado muchos cambios, incluso en la forma habitual de celebrar la liturgia. Las normas y directrices contenidas en los libros litúrgicos, concebidas para tiempos normales, no son enteramente aplicables en tiempos excepcionales de crisis como estos”, recordó esta institución vaticana.
Señaló además que el obispo “está llamado a tomar decisiones prudentes para que las celebraciones litúrgicas” se conduzcan teniendo en cuenta “la protección de la salud y cuanto ha sido prescrito por las autoridades responsables del bien común”.
Por tanto, se renovaron las indicaciones ya dadas el año pasado y se pidió respeto para que las próximas celebraciones pascuales se adecúen a la situación particular del país.
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Ante las restricciones, que en algunos países suponen los cierres de los lugares de culto, el Vaticano insistió en que “el uso de los medios de comunicación social ha ayudado mucho a los pastores a ofrecer apoyo y cercanía a sus comunidades durante la pandemia”.
También se sugirió “facilitar y privilegiar la difusión mediática de las celebraciones presididas por el obispo, animando a los fieles que no pueden asistir a su propia iglesia a seguir las celebraciones diocesanas como signo de unidad”.
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“En todas las celebraciones, de acuerdo con la Conferencia Episcopal, se debe prestar atención a algunos momentos y gestos particulares, respetando las exigencias sanitarias”, agregaron.
Como en la Semana Santa del año pasado, la misa Crismal, si es necesario, puede trasladarse a otro día más adecuado.
Para el resto de actos se aplicarán las reglas del año pasado; es decir, celebrar la misa del Jueves Santo, aunque sea sin fieles y omitir la ceremonia del lavado de los pies, así como la procesión final que se celebra al término de la ceremonia.
En el Viernes Santo también se insta a los sacerdotes a decir la misa igualmente y “tener una especial intención por los enfermos, los muertos y quienes han sufrido alguna pérdida”.
En la misa de la Vigilia que se celebra el sábado se omite también la procesión que se realiza tras encender el cirio.
De esta manera, se prevé que también el papa, al igual que el año pasado, celebre los actos con la presencia de pocos fieles y sin salir de la basílica de San Pedro.
Francisco realizó la tradicional bendición Urbi et Orbi en el interior de la basílica vaticana, mientras que el Vía Crucis, que tradicionalmente se llevaba a cabo en el Coliseo de Roma, lo celebró en la Plaza de San Pedro.