Internacional

Santos ordena cese del fuego definitivo con las Farc en Colombia

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ordenó este jueves a las fuerzas militares el cese al fuego definitivo con la guerrilla Farc, tras un histórico acuerdo de paz alcanzado la víspera para acabar una confrontación de más de medio siglo.

El presidente Juan Manuel Santos (segundo de derecha a izquierda), da declaraciones luego de entregar el acuerdo al Congreso. (Foto Prensa Libre: AFP).

El presidente Juan Manuel Santos (segundo de derecha a izquierda), da declaraciones luego de entregar el acuerdo al Congreso. (Foto Prensa Libre: AFP).

“Como jefe de Estado y como comandante en jefe de nuestras fuerzas militares he ordenado el cese al fuego definitivo con las Farc a partir de las 00H00 del próximo lunes 29 de agosto. ¡Se termina así el conflicto armado con las Farc!”, anunció el jefe de Estado en medio de aplausos en la escalinata del Congreso.

El gobierno de Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) rubricaron el miércoles en La Habana un pacto de paz, cuyo texto el mandatario entregó este jueves al presidente del Senado, Mauricio Lizcano, para iniciar el trámite de convocatoria al plebiscito que busca refrendar lo negociado.

Las conversaciones en Cuba se desarrollaron desde noviembre de 2012 sin el fin de las hostilidades en el terreno, una condición impuesta por Santos para evitar, según él, el fortalecimiento de los rebeldes.

Sin embargo, como muestra de su compromiso con los diálogos, las Farc realizaron varias treguas unilaterales: en temporadas navideñas y en las elecciones generales de 2014, así como del 20 de diciembre de 2014 al 23 de mayo de 2015; y del 20 de julio de 2015 a la fecha.

A este gesto de la guerrilla marxista, el gobierno respondió con la suspensión de los bombardeos aéreos a campamentos rebeldes, pero manteniendo su función constitucional de combatir a grupos armados ilegales como las Farc.

En julio pasado, al cumplirse un año de esa medida, el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac) destacó el “altísimo grado de cumplimiento del acuerdo bilateral de desescalamiento”, por el cual el conflicto entre las Farc y el Estado “ha
caído a sus niveles mínimos en 52 años, en número de víctimas, combatientes muertos y heridos, y de acciones violentas”.

Entre optimismo y escepticismo

En tanto, los colombianos reaccionaron el jueves con una mezcla de optimismo y dudas al acuerdo entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Farc para poner fin a más de medio siglo de guerra interna.

“Yo estoy muy contento. No sé si será la paz, pero en todo caso es muy bueno que haya menos muertos”, comentó Fernando Chaparro, un taxista de 49 años que llegó a Bogotá 20 años atrás cuando los enfrentamientos entre guerrilleros y paramilitares lo obligaron a abandonar su natal departamento del Huila, en el suroeste colombiano.

El miércoles en La Habana los jefes de los equipos negociadores del gobierno y de las Farc estamparon su firma en un histórico documento que puso fin a un conflicto que ha dejado más de 200.000 muertos. Sin embargo, el acuerdo final, de 297 páginas, deberá ser refrendado el 2 de octubre por los colombianos en un plebiscito.

Aunque admitió en diálogo con The Associated Press no tener idea de lo que se firmó en la capital cubana, la niñera de 31 años Clara Rozo comentó que “paz nunca va a haber porque siempre la guerra ha sido un negocio”.

En cambio Carlos Romero, gobernador del departamento de Nariño, no pudo ocultar su emoción cuando le contó a la AP que recibió una llamada telefónica de su hija en la que le dijo: “Papá, parece que se acabó la guerra”. La muchacha se llama Guadalupe y según el gobernador ella y su otro hijo, que viene en camino, serán “hijos de la paz”.

Romero es hijo de un ex militante del M-19, un movimiento guerrillero que se pacificó hace más de 25 años. “Somos optimistas. No tenemos otro camino y más como gobernador de Nariño, un territorio golpeado por la guerra. Estoy convencido de que tenemos un solo camino: pasar la página de la guerra y estar en paz con todo el mundo”.
La noticia fue celebrada en la región.

En su cuenta de Twitter el presidente Nicolás Maduro de Venezuela, uno de los países garantes de los diálogos de paz, felicitó a Santos y le ofreció “todo el apoyo” mientras la canciller argentina Susana Malcorra publicó en la misma red social: “Felicitaciones al presidente Santos y a todos los que trabajaron para hacer este acuerdo una realidad”.

En tanto, el secretario general de las Naciones Unidas Ban Ki-moon felicitó a Santos y al máximo jefe de las Farc, Rodrigo Londoño o “Timochenko”, “por su arduo trabajo y perseverancia para llegar a esta etapa del proceso”.

En un comunicado, la ONU dijo que “el secretario general hace un llamamiento a la comunidad internacional para que preste todo su apoyo a Colombia en esta nueva y trascendental etapa”.

Por su parte, el secretario de Estado estadounidense John Kerry dijo en un comunicado que “aplaudo la valentía y el liderazgo del presidente Santos cuyo compromiso inquebrantable con la paz hizo posibles estos avances” y sostuvo que Estados Unidos seguirá “siendo socio de Colombia a medida que continúa tomando las medidas para asegurar la paz justa y duradera”.

200,000 muertos se contabilizaron por el conflicto armado interno en Colombia
52 año duró el conflicto
6 millones de personas se desplazaron a causa del enfrentamiento


José Miguel Vivanco, director para las Américas de la organización Human Rights Watch, manifestó que “el compromiso de las Farc para desmovilizarse y desarmarse debe terminar un capítulo trágico y sangriento de la historia de Colombia y ayudar a traer alivio después de años de violencia y abuso”.

Las negociaciones entre la administración de Santos y las Farc comenzaron a fines del 2012. Desde entonces las partes lograron acuerdos en materia agraria, la participación de los rebeldes en política, la lucha conjunta contra el narcotráfico, el resarcimiento de las víctimas, la forma en que los actores del conflicto armado pagarán por sus crímenes, el cese bilateral y definitivo del fuego y el abandono de las armas, entre otros temas.

Naciones Unidas y grupos de observadores internacionales estarán a cargo del monitoreo del fin de las hostilidades y el funcionamiento de las zonas a las que arribarán de manera transitoria los guerrilleros mientras se realiza el abandono de las armas.

Si se formaliza el acuerdo final se extinguiría el último gran movimiento armado de América Latina.
En el país aún opera el Ejército de Liberación Nacional (ELN), aunque el gobierno de Santos también busca negociar la paz con ese grupo rebelde.

Pilares de la paz

Un presidente de centroderecha de familia rica y un jefe guerrillero marxista de origen campesino se han jugado su capital político por un acuerdo de paz en Colombia para acabar con más de medio siglo de conflicto armado.

Enemigos de larga data, el presidente Juan Manuel Santos y el jefe máximo de las Farc, Timoleón Jiménez  (“Timochenko”) , pasarán a la historia como los artífices del inédito pacto alcanzado después de casi cuatro años de conversaciones y tres fracasos de gobiernos anteriores.

“Hoy podemos decir que se acabó la guerra” , dijo Santos el miércoles en Bogotá, al expresar “una profunda emoción” , una “gran alegría”  por “la oportunidad de construir juntos una paz estable y duradera” .

Santos, que ha hecho de la paz con las guerrillas su gran meta desde que fue elegido presidente en el 2010 y reelecto en el 2014, dirigió una feroz lucha contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia  (FARC, comunistas) como ministro de Defensa de su predecesor lvaro Uribe.

Según uno de sus asesores y también cuñado Mauricio Rodríguez, en busca de la paz Santos “hizo la guerra como un medio para lograrla” . Su objetivo: “debilitar a las Farc para obligarlas a sentarse a la mesa” .

“Toda mi vida (…) he sido un implacable adversario de las Farc” , dijo Santos, de 65 años, durante la firma del pacto de cese al fuego con las FARC en junio. “Pero (…) defenderé, con igual determinación, su derecho a expresarse y a que sigan su lucha política por las vías legales, así nunca estemos de acuerdo” , agregó.

La misma determinación ha mostrado Rodrigo Londoño, de 57 años, más conocido como Timochenko. Líder de las Farc desde el 2011, es el tercer jefe máximo en la historia de esa guerrilla nacida de una insurrección campesina en 1964.

“Afortunadamente hemos logrado llegar a puerto seguro. Se ha terminado la incertidumbre” , dijo poco antes del anuncio del acuerdo logrado en Cuba.

 Perfiles opuestos, objetivo común

“El acuerdo final nos permitirá por fin retomar el ejercicio político legal mediante la vía pacífica y democrática” , estimó Timochenko en junio, subrayando que plantear esto hace 52 años, “resultaba absurdo para los poderes y partidos dominantes” .

Timochenko pudo convencer a sus tropas de la necesidad de la paz porque es “uno de los tipos más queridos en las Farc”  por su estrecha relación con Manuel Marulanda Tirofijo, el fallecido líder histórico de esa guerrilla, dijo el analista Ariel vila, de la Fundación Paz y Reconciliación.

Miembro de una familia acomodada de Bogotá, Santos, sobrino nieto del expresidente Eduardo Santos  (1938-1942) , es un liberal formado en Estados Unidos y en la London School of Economics y ha ocupado varios cargos públicos en su larga carrera política, siempre con la presidencia de Colombia en el horizonte.

De cuna más modesta y nacido en plena región cafetera, muy cerca del pueblo natal de Tirofijo, Timochenko militó en las Juventudes Comunistas e hizo cursos de medicina en la Unión Soviética y Cuba, sin graduarse.

A su regreso a Colombia, en 1979, se unió a las Farc y desarrolló una carrera meteórica, llegando con apenas 26 años a su Secretariado, la cúpula rebelde de siete comandantes.

Pero a pesar de sus perfiles radicalmente opuestos, los dos hombres encontraron un objetivo común.

A comienzos del 2012, Timochenko le escribió a Santos proponiéndole entablar “una hipotética mesa de conversaciones, de cara al país” . A continuación, los rebeldes accedieron a cesar el secuestro de civiles con fines de extorsión económica, contemplando una de las más insistentes demandas del jefe de Estado.

Desde ese momento, los acercamientos se intensificaron y confluyeron en la instalación de una mesa de diálogos en noviembre del 2012 en La Habana, donde el miércoles ambas partes anunciaron el histórico acuerdo final.

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