Los electores en un puñado de estados principalmente en la costa este depositaron los primeros votos tras una larga campaña de una amargura sin precedentes.
El nombre del ganador no debería saberse antes de las 22 horas (tiempo de Guatemala). Aunque Clinton mantiene aún una ventaja de 3.2 puntos en los sondeos -promedio de RealClearPolitics- y es la favorita en las apuestas, la victoria podría estar al alcance de la mano para Trump.
“Haré lo mejor que pueda si tengo la oportunidad de ganar hoy”, dijo una alegre candidata al salir de un centro electoral cerca de su casa en Chappaqua, en el estado de Nueva York, acompañada por su esposo, el expresidente Bill Clinton, y rodeada por más de un centenar de simpatizantes.
La candidata demócrata, de 69 años, y el magnate inmobiliario, de 70, hicieron campaña hasta entrada la madrugada del martes ofreciendo visiones radicalmente opuestas sobre el futuro de la primera potencia mundial en el último suspiro para cortejar a los electores.
Respaldada por las estrellas Bruce Springsteen y Bon Jovi, y por el presidente Barack Obama y la primera dama Michelle, Clinton dijo a una multitud de más de 30 mil personas en Filadelfia que “enfrentamos la prueba de nuestras vidas” en esta elección.
“Mi fe en nuestro futuro es más grande que nunca”, lanzó después, prácticamente sin voz, en el cierre de campaña en Carolina del Norte ya de madrugada.
Sin estrellas, de las que dijo, no le hacían falta, Trump cerró su campaña acompañado por sus cuatro hijos adultos y su compañero de fórmula Mike Pence en su penúltimo mitin.
Crítico de la élite política promete “drenar el pantano” de Washington. Se asume como la voz de los olvidados, a quienes afirma que va a “devolver la grandeza a Estados Unidos”.
“Estoy con ustedes y lucharé por ustedes y ganaremos”, afirmó.
“Amarrado con cadenas”
Después de 693 días -23 meses- de drama, insultos, escándalos y más escándalos, la campaña dejó a una población exhausta. Un 82% de los estadounidenses se declararon asqueados en un sondeo reciente.
Los dos candidatos no podían ser más diferentes: de un lado Hillary Clinton, figura política desde hace 25 años, a quien la mitad de los estadounidenses detesta y duda de su honestidad. Esposa del expresidente Bill Clinton (1993-2001), fue seguidamente primera dama, senadora y luego secretaria de Estado de Obama.
Menos querido aún, Donald Trump, millonario exestrella de televisión y sin haber sido electo nunca, supo interpretar como nadie -y contra los pronósticos de todos- los temores de una clase media blanca frustrada en un mundo en mutación.
3.2 es la ventaja que mantiene Clinton sobre Treump en sondeos, según RealClearPolitics.
Levanta pasiones en sus mítines con sus llamados a “construir un muro” en la frontera con México. Antiinmigrante y sexista, impulsivo y corrosivo, marcó para siempre un estilo de hacer campaña política.
Tomados por sorpresa, la dirigencia del partido Republicano le dio prácticamente la espalda.
Aun así le pisa los pies a Clinton en varios estados claves, entre ellos Florida, amalgama de latinos, jubilados y blancos conservadores que otorga el premio gordo de 29 votos electorales.
En Hialeah, un sector predominantemente cubano en Miami la división estaba presente.
“Yo voté por Hillary porque este país necesita una mujer con pantalones. ¿Trump? Ese viejo está loco, si pudiera lo tendría en un psiquiátrico amarrado con cadenas”, dijo Leonor Pérez, de 74 años.
Peter Fernandez, lavaplatos en un restaurante de 21 años, se decantó en cambio por el magnate. “Me gusta lo que aporta y su política de inmigración. No sé mucho, no soy muy educado, pero dice lo que piensa”, afirmó.
El número mágico: 270
El ganador necesita llegar al número mágico de 270 votos electorales, surgidos, en realidad, de 51 mini escrutinios en cada estado y la capital, Washington. Este peculiar sistema será observado, por primera vez, por la OEA.
“Hemos hecho todo lo que podemos, y ahora está en manos de los electores. Nos sentimos confortables”, dijo a periodistas el senador Tim Kaine, compañero de fórmula de Clinton luego de votar en Richmond, Virginia.
Clinton ganó la primera votación, en la minúscula aldea de Dixville Notch, destacado bastión republicano, en la región montañosa del norte de New Hampshire, cerca de la frontera con Canadá.
De los siete votos, contados a la medianoche como es tradición, la demócrata obtuvo cuatro.
Además de la elección presidencial, los demócratas intentarán arrebatar la mayoría del Senado (54 de cien curules) de los republicanos, mientras que la Cámara de Representantes deberá permanecer, salvo una gran sorpresa, en manos de los conservadores.