Leonardo Sánchez, uno de los pasajeros, estaba durmiendo apaciblemente en el autobús que lo transportaba a Oregon para recolectar arándanos cuando repentinamente su rostro se impactó con el asiento frente a él, y despertó en medio de una escena espantosa.
Horas después del accidente, Sánchez dijo a The Associated Press que se habían oído mucho llanos y gritos. Comentó que sólo ocho personas, incluido él, escaparon del autobús mayormente ilesas.
El autobús quedó casi cortado por la mitad desde la parte frontal hacia atrás, y sólo se detuvo cuando su eje trasero chocó con el poste. “No podíamos jalarlos (a los heridos) porque había mucho vidrio roto, ventanas, asientos destrozados”, manifestó Sánchez.
Vern Warnke, jefe de policía del condado Merced, dijo que rescatistas sacaron del autobús “bolsas con partes de cuerpos”, así como sobrevivientes. Señaló que algunas víctimas fueron lanzadas al exterior del vehículo y cayeron en una zanja. Tres de los 18 heridos estuvieron críticos en un principio, pero después se los clasificó como en estado serio, según las autoridades. Otros tres se encontraban estables y los demás tenían lesiones menores.
El vehículo, operado por la empresa Autobuses Coordinados USA, iba camino al estado de Washington por la ruta estatal 99. Se estaba aproximando al poblado industrial y agrícola de Livingston, con cerca de 13.000 habitantes, donde debía cambiar de conductor.
La pasajera Nakia Coleman, que viajaba de México a su casa en Pasco, Washington, dijo que un momento antes del accidente parecía que el conductor intentaba adelantar a otro vehículo que al parecer esperaba le cediera el paso, pero no le permitía incorporarse al carril.
“En cierto modo lo sacó de la carretera”, dijo Coleman al diario Tri-City Herald de Washington. El autobús se había salido bruscamente de la autopista, explicó el agente de la patrulla de autopistas de California Moises Onsurez. Los investigadores aún trataban de determinar por qué, señaló.
Los investigadores no pudieron entrevistar al conductor de 57 años, Mario David Vasquez, de la zona de Los Ángeles, debido a la gravedad de sus heridas. En total, 18 personas fueron ingresadas en cuatro hospitales con lesiones que iban de críticas a leves. El autobús viajaba hacia el norte sobre la Carretera Estatal 99, la cual atraviesa el centro de la región agrícola en California y se encontraba aproximadamente a 24 kilómetros (15 millas) de Merced cuando chocó.
El aún intacto señalamiento que sostenía el poste sobresalía del techo del estrujado autobús horas después del choque, mientras cuadrillas de trabajadores se preparaban para mover el vehículo. Cojines de asientos, envases de bebidas, almohadas y otros restos yacían tirados en los carriles de la carretera y la cuneta.
Algunos carteles de la autopista, como los que muestran el límite de velocidad, tienen postes diseñados con puntos que se rompen durante un choque. Pero los postes que sostienen los carteles con direcciones mucho más grandes, como el implicado en el accidente del martes, están diseñados para “mantenerse en el sitio”, explicó Vanessa Wiseman, vocera del Departamento de Transportes.
Las llamadas a diversos números de teléfono de la compañía de autobuses no consiguieron respuesta. Su mostrador en un depósito de Los Ángeles estaba abierto, pero no había nadie en el lugar cuando llegó un periodista de Associated Press a media mañana. Un cartel en español anunciaba salías diaria a las 7:30 de la tarde a destinos en la Costa Oeste hasta Washington.
La Administración Federal de Seguridad de Transportes a Motor calificó a la empresa como “satisfactoria” el 17 de mayo. El autobús fue inspeccionado en abril y tenía tres infracciones de la normativa, incluyendo un fallo o una falta de dispositivo de alerta de freno.