El estudio, que publicó este viernes 4 de diciembre la revista Scientific Reports, permitirá identificar biofirmas en lugares potencialmente habitables en Marte, como el cráter Jezero, donde aterrizará la misión Mars 2020 de la NASA.
La búsqueda de potenciales signos de vida en Marte es un verdadero desafío para los científicos, principalmente por la escasa presencia de compuestos orgánicos y las condiciones extremadamente oxidantes en su superficie.
Actualmente se considera que los hipotéticos restos biológicos que pudiera haber en el planeta rojo se hallarían en nichos geoquímicos localizados bajo la superficie marciana, formando complejos minerales que los protegerían de la elevada radiación ionizante.
Por eso, la búsqueda de vida, pasada o presente, en Marte requiere de un conocimiento previo de qué y dónde buscar, explicó el CAB en una nota.
Islandia es un auténtico laboratorio, natural y accesible, en el que estudiar “la potencial habitabilidad y preservación de marcadores biológicos en Marte”, señaló Laura Sánchez-García, investigadora del CAB que ha liderado el estudio.
Y es que la isla “es un ambiente extremo con particulares condiciones ambientales (aguas y lodos ácidos a elevadas temperaturas, con abundancia de formas azufradas, emanaciones gaseosas de dióxido de carbono y sulfhídrico, etc.), similares a las que pudo haber en Marte hace unos 3 mil o 4 mil millones de años, cuando había actividad hidrotermal”.
Al mismo tiempo, “contiene abundantes depósitos de sílice, similares a los encontrados en los cráteres marcianos de Gale o Jezero, conocidos por su gran potencial preservación de biomarcadores. De hecho, el descifrado de biofirmas en depósitos hidrotermales de sílice hace pensar en los ambientes hidrotermales como uno de los escenarios más plausibles para el surgimiento de la vida en la Tierra”, apuntó la investigadora.
Durante el estudio, los investigadores analizaron la composición mineralógica y biogeoquímica de cuatro sustratos hidrotermales con potenciales similitudes con el Marte primitivo: ollas de barro (mud pots), fumarolas humeantes e inactivas, y biopelículas del lecho de aguas termales.
Los análisis han mostrado la presencia de rastros moleculares e isotópicos de vida, así como su relación con diversas variables inorgánicas, como temperatura, pH, agua, y composición mineral.
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“La detección de biomarcadores lipídicos, pigmentos y minerales potencialmente biomediados (creados por el metabolismo de microorganismos) realizada con instrumentos como espectrómetros de masas y Raman, similares a los que van a bordo de las misiones Mars 2020 (de NASA, de camino hacia Marte) o ExoMars (ESA, que se lanzará a Marte en 2022), contribuye a delimitar el contexto mineral donde se podrían encontrar biofirmas en escenarios análogos en Marte, como por ejemplo el cráter Jezero, donde aterrizará la misión Mars 2020 en febrero de 2021”, concluyó. EFE