Salman Rushdie y Neil Gaiman estaban entre los cientos de escritores, editores y miembros de la industria editorial que aplaudieron a Hebdo en la gala PEN del Museo Estadounidense de Historia Natural, donde también se entregaron galardones al dramaturgo Tom Stoppard, la periodista de investigación Jadiya Ismayilova y el director ejecutivo de Penguin Random House Markus Dohle.
Los ausentes, tanto los que no quisieron como los que no pudieron acudir, fueron igual de notables. Michael Ondaatje, Peter Carey y otros cuatro escritores que tenían previsto coordinar mesas redondas en el evento se retiraron por su oposición a lo que consideraron como caricaturas ofensivas de musulmanes publicadas en la revista. Más de 200 escritores, entre ellos Joyce Carol Oates y Michael Cunningham, firmaron una carta abierta criticando a PEN. La reunión del martes mostró un apoyo abrumador al semanario satírico, aunque fuera por la ausencia de muchas voces contrarias, algunos por decisión y otros alegando problemas de agenda.
Ismayilova, que recibió el premio PEN/Barbara Goldsmith Libertad para Escribir, lleva en prisión desde diciembre. Biard y Thore hablaron en nombre de sus colegas asesinados en un tiroteo en enero en la redacción de la revista en París, en el que murieron 12 personas.
Al aceptar el premio, Biard se refirió a la larga tradición de la revista de sorprender a los lectores con sus irreverentes representaciones de figuras religiosas. “Crecer para ser un ciudadano es aprender que algunas ideas, algunas palabras, algunas imágenes, pueden ser escandalosas” , dijo. “Verse escandalizado forma parte del debate democrático. Recibir disparos, no” .
El premio a Hebdo hizo de la gala PEN la más polémica de las últimas ediciones, pero también la más concurrida. Más de 800 personas acudieron al evento, con 1.250 dólares por entrada, frente a las 700 del año pasado. Los que acudieron se encontraron con una estricta seguridad, con detectores de metales y policías armados.