Aunque es muy tenue y difícil de ver, la galaxia enana del escultor es un objeto muy valioso para los astrónomos, especialmente para los que estudian cómo se forman las estrellas y las galaxias en el universo.
Esta galaxia es mucho más pequeña y vieja que la nuestra y es, además, una de las catorce galaxias satélite que orbitan cerca del halo de la Vía Láctea, una región esférica que se extiende mucho más allá de los brazos espirales de nuestra galaxia.
Como su nombre indica, la galaxia enana del Escultor está en la constelación meridional del Escultor, a unos 280 mi años luz de la Tierra, y pese a su proximidad, no fue descubierta hasta 1937, ya que sus estrellas son débiles y tenues y se difuminan por el cielo.
Se cree que la Vía Láctea, como todas las grandes galaxias, se formó a partir de la acumulación de galaxias más pequeñas durante los primeros días del universo, y si algunas de estas pequeñas galaxias siguen existiendo hoy en día, deberían contener muchas estrellas extremadamente viejas.
La galaxia enana del Escultor encaja perfectamente, ya que es una galaxia primordial con un gran número de estrellas muy antiguas, visibles en la imagen captada por el telescopio del Observatorio.
Las estrellas que hay en el interior de galaxias enanas, como la galaxia enana del Escultor, pueden exhibir historias complejas de formación estelar pero como la mayoría de las estrellas de estas galaxias enanas han sido aisladas unas de otras y no han interactuado durante miles de millones de años, cada colección de estrellas ha trazado su propio curso evolutivo.
Estudiar las similitudes en las historias de estas galaxias enanas y explicar sus ocasionales valores atípicos, ayudará a explicar el desarrollo de todas las galaxias, desde las enanas más modestas hasta las espirales más grandes.
Para los astrónomos, sin duda hay mucho que aprender de los tímidos vecinos de la Vía Láctea.