En septiembre de 2005, Vázquez Rijos contrató a un sicario para que matara a su marido, Adam Anhang, a cambio de 3 millones de dólares, según las conclusiones de la fiscalía.
Luego de años de persecución, el juicio comenzó el 21 de agosto y terminó el 3 de octubre, cuando los 12 jurados hallaron culpable a Vázquez Rijos. También condenaron a su hermana Marcia y su excuñado José Ferrer Sosa por facilitar la negociación, pero ellos aún no han sido sentenciados.
La acusada escuchó su sentencia vestida con un mameluco verde. Según un recuento del diario local El Nuevo Día, le dijo algo al padre de la víctima, Abraham, presente en la sala. Éste le contestó “cállese”.
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También estaba presente la madre, Barbara, quien dijo a la sala que su mundo había quedado “destruido literalmente” con la muerte de su hijo.
Según la fiscalía, el objetivo de Vázquez Rijos era “obtener ganancia financiera” con la muerte de Anhang, con quien había firmado un acuerdo prenupcial al casarse seis meses antes de ordenar el asesinato.
Anhang era un desarrollador inmobiliario canadiense con propiedades en Puerto Rico. De acuerdo a documentos judiciales, al momento de su muerte tenía un patrimonio neto de 24 millones de dólares.
“Poco después de casarse, Anhang Uster comenzó a explorar la posibilidad de divorciarse de la acusada”, señala la fiscalía en la acusación.
Pero, según los términos del acuerdo prenupcial, los beneficios que ella recibiría como viuda iban a ser mucho mayores que los que obtendría si se divorciaba.
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