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Ahora, tras un rápido acercamiento diplomático, los dos dirigentes se disponen a celebrar un encuentro en Singapur, este martes. Pero, a pesar de las imágenes positivas de los últimos meses, la brecha que deberán superar ambos líderes parece inmensa.
La búsqueda de una solución viable que satisfaga a ambas partes implicará superar varias brechas potencialmente peligrosas
Desnuclearización
Es el corazón del problema, y los diplomáticos se activan para acercar las posiciones que aún separan a las dos partes la víspera del encuentro.
Washington exige una “desnuclearización completa, verificable e irreversible” de Corea del Norte. Según las palabras de Trump: “Deben desnuclearizar. Si no desnuclearizan, no será aceptable”.
Pionyang insiste en su compromiso de una “desnuclearización de la península coreana”. La fórmula está sujeta no obstante a interpretación y se ignora qué concesiones Corea del Norte estaría dispuesto a poner sobre la mesa.
Según las estimaciones de Seúl, Corea del Norte dispone de 50 kg de plutonio, lo suficiente, según la prensa, para fabricar una decena de bombas. Tiene además una capacidad “considerable” para producir armas con uranio.
Líderes de dos Coreas se comprometen con desnuclearización y por una paz permanente
Hasta ahora fue imposible hallar un acuerdo sobre el tema, y los especialistas dudan de que Corea del Norte renuncie a su fuerza de disuasión nuclear.
Siegfried Hecker, especialista estadounidense, declaró que una desnuclearización total e inmediata es “inimaginable” y podría compararse a un “escenario de rendición total de Corea del Norte”.
Poner fin a la guerra de Corea
Norte y Sur siguen técnicamente en guerra, el conflicto de 1950-1953 terminó con un armisticio que el dirigente surcoreano de entonces se rehusó a firmar. Se creaba una zona desmilitarizada (DMZ) que sellaba la división de la península.
En la cumbre intercoreana de abril, Kim y el presidente surcoreano, Moon Jae-in, concluyeron que había que buscar un acuerdo de paz.
Seúl anunció la semana pasada que mantenían discusiones con Pionyang y Washington con la intención de sacar una declaración liminar.
Esta precedería un tratado con todas sus letras, que trataría problemas complejos que necesitan negociaciones. China debería ser partícipe ya que firmó el armisticio.
“Podríamos firmar un acuerdo y es lo que miramos”, declaró Trump. “Parece extraño, pero es probablemente lo más fácil”.
Normalización
El presidente estadounidense agitó la ilusión de una normalización de las relaciones diplomáticas entre los enemigos, e incluso una invitación de Kim a la Casa Blanca.
“Quizás podamos comenzar por la Casa Blanca, ¿que le parece?”, dijo cuando se le preguntó si Kim sería invitado a Washington o a su propiedad de Mar-a-Lago en Florida.
El otro factor incitativo sería el fin de las sanciones de la ONU contra Pionyang. Pero allí también hay un abismo, Washington dice que sólo podrían levantarse si la desnuclearización es completa. Pionyang quiere que se levante progresivamente en función de los avances hacia ese objetivo.
Derechos humanos
Los defensores de los derechos humanos dicen que las violanciones son generalizadas en Corea del Norte, en donde unos 120 mil prisioneros están en los campos de trabajo. Algunos se preguntan si Trump hablará del tema.
Japón, aliado cercano de Washington, pide al presidente estadounidense que hable de sus nacionales secuestrados en los años 1970 y 1980 para formar espías norcoreanos al idioma y costumbres japoneses.
“El refuerzo del diálogo entre Corea del Norte y los otros países es positivo pero antes de embalarse, hay que recordarse que Kim Jong Un reina sobre el sistema quizás más represivo del mundo”.
Seguridad
La principal preocupación de Kim es la superviviencia del régimen. Según Moon, el norcoreano “tiene inquietud por saber si puede confiar en Estados Unidos para que ponga fin a su política hostil y garantizar la seguridad del régimen cuando el Norte esté desnuclearizado”.
La cumbre estuvo a punto de fracasar cuando John Bolton, asesor de seguridad nacional de Trump, evocó el “modelo libio” de desarme. Unos años después el dirigente libio Muamar el Gadafi fue asesinado en un levantamiento apoyado por Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña.
La administración Trump prometió no pedir un cambio de régimen, y el secretario de Estado Mike Pompeo evocó incluso la eventualidad de ofrecer garantías de seguridad al Norte.
Pero los escépticos se preguntan por qué Kim confiaría en Trump dada su tendencia a retirarse de algunos acuerdo, como el del programa nuclear de Irán.
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