Junto a estos elementos, como en años anteriores, no faltaron en el altar gubernamental fotografías de los políticos fallecidos que eran aliados del presidente Evo Morales, incluidos Gadafi, el venezolano Hugo Chávez y el argentino Néstor Kirchner.
También se incluyeron fotografías de García Márquez, Mandela, el guerrillero argentino-cubano Ernesto Che Guevara y del líder de color estadounidense Martin Luther King.
Además, se colocaron imágenes de los líderes criollos e indígenas de las revueltas contra la colonia española y de otras personalidades cercanas a Morales, como el presidente de la petrolera estatal YPFB Carlos Villegas, fallecido en enero, y la senadora y exdefensora del pueblo Ana María Romero.
El director de Planificación de la Cancillería, Javier Zárate, señaló en su discurso que en la cosmovisión andina “la muerte es complemento de la vida y por eso no le debemos tener miedo”.
“Hoy recordamos a todos los hermanos que trascendieron de esta existencia. Recordamos a nuestros antepasados con alegría, felicidad y con música les damos la bienvenida para compartir en esta fiesta del Wiñay Pacha (reencuentro con los ancestros)”, dijo.
En Bolivia se tiene la creencia de que a mediodía del 1 de noviembre las almas de los difuntos descienden desde los cielos para comer y beber lo que en vida les gustaba, y por ello, se montan estos altares con comida, panes y bebidas.
Esta celebración se entrelaza con la del Día de los Difuntos o Día de las Almas, que se celebra el 2 de noviembre y es cuando, según la creencia popular, los antepasados dejan este mundo tras haberlo visitado durante un día.
Para facilitar el transporte de las almas, los bolivianos preparan panes con diversas formas, entre ellas, hogazas en forma de escaleras y de llamas, los camélidos característicos del altiplano, y las “tantawawas”, unos panes antropomórficos que llevan una cara hecha de cerámica que representa al muerto recordado.
En La Paz, donde esta costumbre está muy arraigada, se instaló una feria en la plaza de San Francisco, donde decenas de panaderos venden desde hace unos días panes, pastelillos y dulces para que sus compradores armen sus altares en casa.
Una de las atracciones del mercadillo es una “tantawawa” de tres metros y medio que fue elaborada por seis panaderos paceños, que emplearon dos quintales de harina, entre otros elementos, según dijo Noemí Urquidi.
“La tantawawa representa a todos nuestros seres queridos que ya han partido y que nos vienen a visitar el 1 de noviembre, por eso la ponemos en las mesas en honor a ellos”, señaló la panadera.
En las próximas horas también se inaugurará una exposición organizada por la Alcaldía de La Paz y las embajadas de México y Perú para mostrar cómo se lleva a cabo la celebración del Día de los Difuntos en cada país.
El altar mexicano está dedicado este año al cómico Roberto Gómez Bolaños, Chespirito, fallecido el 28 de noviembre del año pasado.