Unos grandes vehículos lanzamisiles aparecieron estacionados en la carretera que conecta Caracas con su aeropuerto, bloqueada por efectivos militares coincidiendo con el regreso del líder opositor Juan Guaidó al país, procedente de Lisboa.
BBC NEWS MUNDO
Venezuela: de qué tipo son y por qué estaban allí los misiles desplegados por el ejército al regreso de Juan Guaidó
La imagen sorprendió a muchos este martes en Venezuela.
Los equipos rusos forman el grueso de las defensas antiaéreas de Venezuela. (Foto Prensa Libre: Getty Images)
Al día siguiente, unos equipos similares fueron vistos en la base aérea de La Carlota, en el centro de la ciudad. Varios usuarios en las redes sociales enviaron fotos parecidas que ubicaron en Puerto Cabello, una de las más importantes localidades costeras.
Se trata de una estampa inusual que llamó la atención de muchos, que se lanzaron a comentarla en las redes.
https://twitter.com/RichardHBlanco/status/1227329206775959559
También la de Andrei Serbin Point, analista internacional y director del centro de pensamiento Cries. “Este despliegue es muy infrecuente”, indicó.
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De qué se trata
Serbin identificó los vehículos mostrados en las fotografías como parte de un grupo BUK M2E, un sistema de defensa antiaérea de mediano alcance de fabricación rusa con el que cuenta el ejército venezolano.
Otras dos fuentes militares consultadas por BBC Mundo distinguieron en las fotografías vehículos de un S-125 Pechora, otro grupo de intercepción exportado por Rusia, más antiguo que el M2E.
El BUK fue el arma que derribó en 2014 un avión civil de Malaysia Airlines que volaba sobre Ucrania, sumida entonces en un conflicto bélico, causando la muerte de las 298 personas que iban a bordo.
Tanto el BUK M2E como el S-125 Pechora están adscritos al Comando de Defensa Aeroespacial Integral y forman junto a los más sofisticados y avanzados S-300 el grueso de los medios de respuesta antiaérea de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).
Aunque Venezuela cuenta también con sistemas RBS 70, de fabricación sueca, y los franceses Mistral, estos son mucho más modestos y no comparables en capacidad e importancia a los BUK, Pechora o S-300, señalan los expertos.
También son rusos los Igla-S, que abundan en la FANB, pero estos son lanzamisiles portátiles individuales, mientras que el BUK, el S-125 y el S-300 se componen de varios vehículos y radares.
Por qué los tiene Venezuela
Los sistemas antiaéreos rusos fueron entregados a Venezuela entre 2011 y 2014.
Según los datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri, por su sigla en inglés), Venezuela recibió tres unidades del S-300, otras tres del Buk M2A y once del S-125.
El S-125 ya no se fabrica. Venezuela adquirió equipos usados que fueron modernizados antes de la entrega.
La compra de estos y otros equipos fueron el resultado de la alianza del entonces presidente Hugo Chávez con su homólogo ruso, Vladímir Putin, con el que construyó una relación con la que quiso contrarrestar el dominio estadounidense en América Latina y que aún se mantiene.
Fruto de ello fue también la incorporación al arsenal de la Venezuela chavista de los cazas Su-30Mk2, según los expertos, un modelo capaz de competir con los más avanzados aviones de combate de la OTAN gracias a su potencia de fuego, maniobrabilidad y prestaciones.
En su reciente visita a Caracas, el canciller ruso Serguéi Lavrov reafirmó que el de la cooperación militar es un campo prioritario en las relaciones entre ambos países.
«Es importante desarrollar nuestra capacidad de cooperación técnico-militar para incrementar la capacidad de defensa de nuestros amigos frente a estas amenazas desde fuera», dijo Lavrov.
Se interpretó como un mensaje hacia Estados Unidos, que reconoce a Guaidó como presidente interino de Venezuela y no ha descartado una intervención para desalojar a Nicolás Maduro del poder en Venezuela.
En los últimos meses varios aviones con personal ruso aterrizaron en Caracas, aunque nunca se informó oficialmente cuál era su misión.
La adquisición de estos equipos implicó la colaboración de otro socio militar preferente, Bielorrusia, donde los militares venezolanos recibieron los cursos para poder manejarlos.
Cuán efectivos son
“Realmente hablamos de sistemas que pondrían en aprietos a la fuerza aérea más moderna y que ningún otro ejército latinoamericano tiene“, señala Serbin Point.
“Estados Unidos no quería que Rusia se los vendiera a Siria, lo que da una idea de su potencial”, añade el experto.
Con capacidad para hacer seguimiento a más de cien blancos simultáneamente, el S-300 es considerado en el mundo de la industria militar como unos de los sistemas de misiles superficie-aire de largo alcance más completos y avanzados.
Algo más antiguo, el BUK M2E sigue siendo valorado.
Pero los expertos dudan de la operatividad de las unidades que compró Venezuela. “En los últimos años los venezolanos han sufrido la deserción de gran parte del personal que podía operarlos”, dijo Serbin Point.
Según un mando militar venezolano que pidió no ser identificado, “ahora no están óptimos debido al descuido, y la falta de planificación y recursos económicos”.
Se cree además que las dotaciones con las que cuenta Venezuela son más modestas que las que manejan las fuerzas armadas rusas.
Un sistema S-300 se compone normalmente de cuatro vehículos pesados. Uno de ellos va equipado con un radar de larga distancia y un segundo cuenta con un radar para el seguimiento de los blancos.
Un tercer vehículo de mando, recibe y procesa la información de los radares. Por último, sobre un cuarto va montada la lanzadera de los misiles.
Sin embargo, en Caracas estos días no se ha visto ninguno de estos grupos completo.
“Un batallón normalmente lo componen seis grupos con estos cuatro vehículos, mientras que en el caso de Venezuela se estima que solo cuenta con grupos de, como máximo, tres”, refiere Serbin Point.
Por qué estaban allí
El gobierno no informó de los motivos del despliegue de los sistemas en la capital del país y en la autopista que conduce a su aeropuerto, aunque Nicolás Maduro anunció que el 15 y el 16 de febrero se celebrarán los ejercicios militares “Escudo bolivariano 2020″, con los que prepararse frente a hipotéticas agresiones externas.
El 5 de agosto de 2018 un dron explotó mientras Maduro presidía un desfile militar en Caracas y el año antes, en 2017, un grupo de policías atacó en helicóptero la sede del Tribunal Supremo.
El 30 de abril de 2019, Juan Guaidó apareció acompañado por un grupo de guardias armados junto a la base de La Carlota y anunció el “final de la usurpación” de Maduro, dando inicio a una jornada de violencia entre grupos de detractores del gobierno y las fuerzas de seguridad.
Serbin afirma: “Probablemente nunca lleguemos a saber lo que pasó esta semana, pero es posible que la inteligencia tuviera alguna información que hiciera temer un episodio similar”.
Aunque la coincidencia con el regreso de Guaidó a Venezuela después de una gira internacional en la que obtuvo el apoyo de, entre otros, Estados Unidos, y el despliegue militar que cerró los accesos al aeropuerto en las horas previas a su llegada, llevaron a muchos a sospechar una supuesta intención intimidatoria, entre ellos el militar que no quiso dar su nombre.
“No había ninguna razón operativa. Se hizo para mandar un mensaje a la población“.