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Protestas en Haití: cómo las manifestaciones contra el gobierno acabaron en una violenta crisis en el país más pobre de Occidente

Muertos y heridos, presos fugados, embajadas cerradas, comercios saqueados, coches quemados, calles bloqueadas, turistas atrapados en sus hoteles…

Haití vive más de una semana de crisis política. Foto:AFP

Haití vive más de una semana de crisis política. Foto:AFP

Haití, la nación más pobre del hemisferio Occidental, vive una caótica semana de crisis, vandalismo y manifestaciones.

Lo que comenzó como una protesta de fin de semana para pedir la renuncia del presidente Jovenel Moïse se transformó nueve días después en lo que medios locales ya califican, por su duración, como una de las peores revueltas que ha vivido la convulsa nación caribeña en los últimos tiempos.

Las manifestaciones, que ya tuvieron otros violentos capítulos el año pasado, tienen su origen en la acentuada crisis política y económica que atraviesa el país y a un escándalo de corrupción que salpica al gobierno, asociado a la malversación de petróleo venezolano.

Pero si las protestas de julio, septiembre, octubre y noviembre último se apaciguaron después de dejar muertos y sembrar caos, muchos en Haití temen que ahora la situación pueda ir a peor.

De acuerdo con organizaciones civiles, unas nueve personas han fallecido en las protestas, decenas han resultado heridas y la situación de inseguridad se generalizó.

Durante la semana, han ocurrido varios enfrentamientos entre la policía y los manifestantes que se han atacado, respectivamente, con piedras y palos o bastonazos, agua a presión o gases lacrimógenos.

Es un levantamiento popular: los haitianos ocupan las calles, por lo que está claro que Jovenel (Moise) no tiene más remedio que renunciar”, aseguró uno de los manifestantes a la agencia AFP.

La mayoría de los comercio, escuelas y edificios públicos de la capital y las principales ciudades permanecen cerrados y algunas embajadas, entre ellas la de Estados Unidos, comenzaron a evacuar a su personal no imprescindible.

Mientras, en el contexto de las revueltas, más de 70 presos se escaparon de uno de los principales penales, ubicado en el sur de la capital. .

¿A qué se deben las protestas?

Las protestas antigubernamentales son pan cotidiano en Haití, una nación que a través de los años ha estado marcada por la inestabilidad política y económica.

En los últimos tiempos, el país sufrió, además, una notable depreciación de su moneda, el gourde, y una crisis de electricidad derivada de la escasez de gasolina, cuyo precio también subió durante en 2018.

Sin embargo, desde el pasado julio, las manifestaciones contra el actual gobierno han ido in crescendo, no solo por el deterioro de la situación económica, sino también por los escándalos de corrupción en su contra.

Grupos opositores exigen una investigación sobre el uso de US$3 mil 800 millones de fondos que recibió Haití como parte de Petrocaribe, el programa de asistencia creado en 2005 por el gobierno de Hugo Chávez para ofrecer petróleo a precio subsidiado para los países del Caribe.

Los manifestantes acusan al presidente Moïse, un empresario de la industria del plátano sin experiencia política, de haber colaborado con el mecanismo de corrupción que desvió el dinero, que tuvo lugar durante la presidencia de su predecesor y aliado, Michel Martelli (2011-2016).

¿Qué pasó ahora?

A un contexto social ya tenso que generó protestas casi todos los meses desde julio, se suma ahora que la Cámara de Diputados rechazó el presupuesto del gobierno para este año, valorado US$1 mil 650 millones.

Un hecho que fue visto no solo como una alerta de un posible agravamiento de la situación económica, sino también de la “ingobernabilidad”, las fisuras y rencillas en las estructuras del poder.

Unos días antes de las protestas, el Tribunal de Cuentas presentó una auditoría en la que constató las irregularidades en las finanzas del Petrocaribe en Haití entre 2008 y 2016, y señaló a 15 exministros y actuales funcionarios que están involucrados en este caso.

Una empresa que dirigía Moïse antes de llegar a la presidencia también estaba en la lista del tribunal, lo que revivió el malestar contra el mandatario que ya había aflorado en meses anteriores.

El pasado sábado, el día que se retomaron las protestas, se cumplía el segundo aniversario en el poder del mandatario, lo que fue aprovechado por sus opositores para convocar a una marcha y pedir su renuncia.

Sin embargo, las protestas pacíficas se transformaron en revueltas y comenzaron los saqueos y los enfrentamientos que han paralizado el país por más de una semana.

¿Cuál ha sido la reacción del gobierno?

El pasado sábado, Moise llamó al diálogo, pero aunque las protestas y la crisis envolvieron al país mantuvo posteriormente un silencio que llamó la atención tanto dentro como fuera de Haití.

Finalmente, el jueves a través de Facebook, publicó un comunicado en el que aseguró que no renunciará y que no dejará el país en manos de “criminales” y “traficantes”.

La policía en un inicio, reconoció las protestas, pero posteriormente las reprimió y algunas organizaciones civiles locales la han acusado por un uso desmedido de la fuerza.

¿Quién está detrás de las protestas?

Las protestas fueron organizadas por el llamado Movimiento Democrático Popular, una asociación opositora que ha ganado relevancia en el país a medida que ha caído notablemente la popularidad del actual gobierno.

Varios sectores y líderes populares también se han unido a los llamados a derrocar al gobierno, además del Grupo Petro Challenger, surgido en 2018 para exigir una investigación ante la supuesta corrupción en los fondos de Petrocaribe.

¿Cuál ha sido la reacción internacional?

Aunque en un inicio las protestas pasaron desapercibidas para gran parte de los medios y de la comunidad internacional, su magnitud y dimensión ha comenzado a generar preocupación en los últimos días.

El Departamento de Estado de EE. UU. y el gobierno de Canadá emitieron alertas de viaje para recomendar a sus ciudadanos no visitar Haití hasta tanto termine la actual situación de inestabilidad.

El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, se manifestó “profundamente preocupado” por la situación, mientras las autoridades de su país anunciaron que estudian cómo ayudar a un grupo de más de 100 de sus nacionales que se encuentran atrapados en un hotel desde el pasado domingo.

El Core Group, un grupo integrado por el representante especial de Naciones Unidas y los embajadores de Alemania, Brasil, Canadá, España, Estados Unidos, Francia, la Unión Europea y la OEA, llamó a los actores políticos a un diálogo y a buscar una solución a la crisis.

La Comunidad del Caribe (CARICOM) emitió, por su parte, un comunicado en el que expresa su preocupación por las protestas “que han ocasionado la pérdida de vidas, propiedades y destrucción de infraestructura y gran angustia”.

¿Por qué importan las protestas en Haití?

Haití no es solo la nación más pobre del Hemisferio Occidental, sino también una de las que menor ingreso per cápita tiene en todo el mundo.

El pasado año su economía creció solo 1.4%, una de las tasas más bajas del continente, mientras organizaciones civiles advirtieron sobre un aumento de la inseguridad y la violencia.

Cifras oficiales indican que cerca 41% de la población está desempleada y dos tercios trabajan en empleos informales, una situación que es peor entre los jóvenes, que forman más del 50% de la población (estimada en 10 millones de habitantes).

El país aún intenta recuperarse de un poderoso terremoto que devastó la capital en 2010 y que dejó más de 316 mil muertos.

La nación ha sido afectada también en los últimos años, con distinta intensidad, por varios huracanes y tormentas tropicales que han afectado sus cultivos y dañado su infraestructura. Uno de ellos, Matthew, dejó más de 1.000 muertos en 2016.

La situación del país ha generado una notable emigración ilegal que se ha expandido a varias islas del Caribe, Estados Unidos, Centro y Sudamérica.

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