Verano de 1994. Pleno período especial. La economía cubana se desangra. Escasean la comida y las medicinas. Los apagones son constantes. Muchos se hartan.
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Protestas en Cuba: qué fue el histórico “Maleconazo” de 1994 y cómo se compara con las masivas movilizaciones de este domingo
Las formas y motivos de las protestas recuerdan en efecto al "Maleconazo", le dice a BBC Mundo Michael Bustamante, profesor de historia de América Latina.
El 5 de agosto cientos de personas salen a protestar por el Malecón de La Habana en el acto de protesta contra el gobierno más masivo desde el triunfo del castrismo en 1959. Algunos rompen escaparates, saquean negocios y se enfrentan a palos contra la policía.
Horas más tarde, Fidel Castro acude en persona a apaciguar la revuelta y exhorta a la gente a “derrotar a los apátridas” que protestan.
Poco después, el líder comunista abrió las puertas del país. Decenas de miles de cubanos aprovecharon la oportunidad, se jugaron la vida y se lanzaron en balsas precarias hacia Estados Unidos.
La situación se calmó con un progresivo aperturismo económico y nuevos acuerdos migratorios con EE.UU. A aquella crisis se la llamó el “Maleconazo”.
Este domingo, cerca de tres décadas después, miles de personas se lanzaron a la calle en varios puntos del país gritando “¡Abajo la dictadura!” y “Libertad” contra el gobierno de Miguel Díaz-Canel.
Para muchos, las escenas vividas estuvieron cargadas de simbolismo porque recordaron a las marchas que tuvieron lugar en el Malecón y otras calles del centro de La Habana en 1994, cuando también se reportaron disturbios, incluidos saqueos y rotura de escaparates
Este domingo en las redes sociales se denunció la represión policial, mientras el gobierno aseguró que un sector de las protestas “delinque” y pretende “fracturar la unidad del pueblo cubano”.
Muchos de los problemas de Cuba hoy son parecidos a los del 94: falta de comida y medicinas, y una crisis energética, monetaria y sanitaria. Esta vez todo agravado por la pandemia.
Y como entonces hizo Castro, Díaz-Canel también se plantó en San Antonio de los Baños, poblado donde se originaron las protestas, y pidió en televisión que sus seguidores “enfrentaran” a los “contrarrevolucionarios”.
Los manifestantes responsabilizan al gobierno comunista de la situación en la isla, mientras que este echa la culpa al embargo económico impuesto por Estados Unidos, a quien acusa de estar detrás del estallido.
Este tipo de movilizaciones son inusuales en Cuba porque la oposición al gobierno no está permitida.
BBC Mundo contactó con el Centro de Prensa Internacional -la única institución del gobierno autorizada a dar declaraciones a medios extranjeros- para solicitar una entrevista con las autoridades de Cuba y conocer su posición, pero no tuvo respuesta inmediata.
Entonces ¿son comparables estas protestas con las ocurridas durante el “Maleconazo” de 1994?
Motivos parecidos, salidas diferentes
Las formas y motivos de las protestas recuerdan en efecto al “Maleconazo”, le dice a BBC Mundo Michael Bustamante, profesor de historia de América Latina y especialista en Cuba por la Universidad Internacional de Florida, en EE.UU.
“Este también ha sido un movimiento espontáneo producto de las penurias económicas del momento. Aunque en mi opinión la crisis entonces era peor que la de ahora“, explica Bustamante.
A la crisis de comienzos de los 90 se la conoce como el período especial y fue consecuencia del colapso de la Unión Soviética, entonces el mayor sustento económico de Cuba en el extranjero.
Fueron años difíciles en los que la isla llegó a perder un tercio de su PIB, se disparó la inflación y el total de calorías consumidas por habitante se redujo drásticamente.
“El Maleconazo fue la protesta más grande en la historia de la revolución hasta entonces, aunque se controló con bastante rapidez cuando Castro abrió las fronteras”, añade el académico.
“Es improbable que ahora se opte por ese mecanismo, que Castro solía usar cada vez que había revueltas. EE.UU. ya no tiene la misma política de migración y no aceptaría cubanos como lo hacía entonces”, dice Bustamante.
Después de que Castro abriera las fronteras a todos los “descontentos”, decenas de miles de cubanos se echaron al mar rumbo a EE.UU., amparados por la Ley de Ajuste Cubano, que les acogía si llegaban a territorio estadounidense aunque fuese ilegalmente.
Este éxodo es conocido como la “crisis de los balseros”, a la que la administración de Bill Clinton puso fin en 1995 con la llamadapolítica de pies secos/pies mojados, que restringía el asilo sólo a los cubanos que consiguieran poner pie en suelo estadounidense.
Si los interceptaban en el mar, los devolvían a Cuba.
Dicha política estuvo vigente hasta 2017, cuando fue suprimida durante la presidencia de Barack Obama, tras un acuerdo entre Washington y La Habana por el que el gobierno cubano accedió a aceptar el retorno de sus ciudadanos que participaron en el Éxodo del Mariel de 1980.
La crisis del 94 también propició una serie de medidas económicas, como la dolarización de la economía, la apertura de negocios particulares y la autorización de envío de remesas.
Pero Bustamante no cree que se puedan aplicar ese tipo de medidas en este momento.
“Sacar el manual de 1994 para aplacar la crisis es imposible ahora y las medidas económicas recientes han llegado muy tarde. La gran incógnita del momento es ver si las protestas continuarán”, opina el académico.
A Bustamante le parece llamativo que “esta vez las protestas no se originaron en La Habana. Las redes sociales han sido muy importantes. La chispa se encendió y movió rápidamente a todo el país. Esto era imposible en 1994”, puntualiza.
Otra diferencia destacable en ambas crisis, señala el experto, radica en el liderazgo presente en el país.
“Fidel Castro tenía entonces un peso histórico que no tiene el actual mandatario. Díaz-Canel tiene un gran reto para lidiar con esta generación. Muchos ni siquiera estaban vivos en el Maleconazo y no han conocido otra Cuba que la de las crisis de mayor o menor intensidad”.
¿Cómo se llegó al punto de crisis actual?
La escasez de alimentos, medicinas y divisas es un problema endémico en Cuba.
Durante décadas, muchos cubanos han dependido de las remesas y el mercado negro para abastecerse ante los salarios oficiales que muchos juzgan insuficientes.
Pero el hartazgo ha crecido en los últimos meses.
Los casos, hospitalizaciones y muertes por coronavirus se han disparado en las últimas semanas a pesar de la campaña de vacunación y de haber controlado el avance de la pandemia en un principio.
Esto se ha mezclado con el endurecimiento del embargo estadounidense durante la administración de Donald Trump y polémicas medidas económicas que han dificultado el día a día de los cubanos.
“Muchos de los que salieron a protestar creen que el bloqueo es una excusa del gobierno cubano, pero negar los perjuicios de las sanciones de Trump me parece incorrecto”, dice Bustamante.
Más repercusión
El descontento es más visible en 2021 que en 1994 por el poder de movilización que permiten las redes sociales.
Los casos de cubanos que denuncian la falta de cuidados médicos por el colapso sanitario se multiplicaron en las redes en los últimos días y, durante el fin de semana, se viralizaron las etiquetas #SOSCuba y #SOSMatanzas para pedir ayuda internacional y una “intervención humanitaria”.
Pese a que durante el gobierno de Fidel Castro el acceso a internet estuvo restringido, Raúl Castro promovió una apertura que conllevó a una mayor conectividad.
Ahora los cubanos utilizan estos medios para denunciar su incomodidad con el gobierno con frecuencia.
El acceso a internet también ha llevado a la aparición de numerosos medios independientes que reportan temas que no solían aparecer en medios oficiales.
Artistas, periodistas e intelectuales reclamen sus derechos y convocan protestas también a través de las redes.
En noviembre pasado tuvo lugar otra manifestación que se organizó a través de las redes sociales luego de que la policía irrumpiera en la vivienda de unos jóvenes artistas que realizaban una huelga de hambre.