Estaba abrumada, enojada y frustrada. Un día, no pudo más. Tomó unas tijeras y, delante de su mamá, intentó cortarse el pene. Alicia es una niña transexual argentina de 5 años: nació con genitales masculinos, y legalmente tiene un nombre de varón, pero se siente niña.
BBC NEWS MUNDO
“Mi hijo de 5 años trató de cortarse el pene con una tijera”: la dura realidad de los niños y jóvenes transexuales en América Latina
No entendía. "¿Por qué no puedo ir al baño de las niñas?", le preguntaba Alicia insistentemente a su madre.
Su caso no es excepcional e ilustra parte de las complejidades y dificultades a las que se enfrentan niños y jóvenes transexuales en América Latina.
Se trata, no obstante, de una realidad con muy poca visibilidad.
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Una de las razones que explica la falta de conocimiento acerca de casos como el de Alicia es la visión conservadora y la transfobia (rechazo a personas transexuales) que existe en el continente.
“La sociedad tiene la percepción de que la transexualidad es una enfermedad que se puede revertir y que se desarrolla en la adultez. A los niños no les pasa porque son 'normales'”, le explica a BBC Mundo Ximena Salazar, antropóloga de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, quien ha realizado varios estudios sobre el tema.
Sin embargo, el promedio de edad en el que las personas transexuales empiezan a darse cuenta de que se “sienten atrapados en un cuerpo que no les pertenece” ronda los 7 años, de acuerdo a investigaciones recientes.
Desde muy pequeños
Aunque hay múltiples casos como el de Alicia.
“Hemos recibido a familias con menores de incluso 3 años que ya manifiestan su inconformidad de género a través de los juegos de roles”, le dice a BBC Mundo Juan Carlos Tapia, director de Juntos Contigo Fundación, una ONG chilena que se dedica al apoyo y concientización de padres que tienen hijos transexuales.
“Son consistentes e insistentes”, añade Tapia. “No se trata de algo pasajero. A las niñas trans les gusta jugar con muñecas. Los niños trans prefieren entretenerse con los autos. El 80% de las familias que nos contactan tienen hijos de menos de 9 años en esta situación”.
Todos los especialistas consultados coinciden en afirmar que, cuando los niños transexuales comienzan a dar muestras de sus preferencias, la dinámica familiar se trastoca.
Los padres se hacen preguntas, se sienten culpables y tratan de encontrar una explicación. ¿Pasó algo durante el embarazo? ¿Algo relacionado con el ADN? Quizás le hicieron algo al bebé en el hospital cuando nació o alguien abusó del pequeño sin que se dieran cuenta.
Tapia, quien creó la fundación después de que su hijo de 12 años (quien nació con genitales femeninos) le confesó que no se identificaba con las niñas, reconoce que tanto para él como para su esposa, lo que ocurrió fue un choque.
“Todo lo que había aprendido en la vida hasta ese punto no fue suficiente para entender lo que mi hijo estaba diciendo. Nunca se me educó en el tema, nunca conocí a nadie en esa situación”.
Problema extendido en la región
Existe poca información acerca de la situación de los niños y jóvenes transexuales en América Latina.
“No se tiene la película completa, hay datos aislados que no se encuentran con facilidad. Muchos se tienen gracias a la recopilación que hacen ONG's locales. Además, no hay mecanismos de reporte de temas relacionados con adolescentes o niños trans. Muy pocas instancias gubernamentales le dan seguimiento a esta realidad”, le dice a BBC Mundo una especialista en políticas públicas con más de 15 años de experiencia en la defensa de los derechos sexuales de los jóvenes.
Pese a esto, la información disponible es elocuente. Y preocupante, según indica un informe elaborado recientemente por la UNESCO acerca de la violencia homofóbica y transfóbica en las escuelas de América Latina.
“El hostigamiento escolar es grave en la región. Las instituciones educativas son un reflejo de las sociedades en las que están inmersas. Refuerzan, mediante su actos y omisiones, los prejuicios existentes con relación a la diversidad sexual”.
Encuestas realizadas en algunos países de América Latina, citadas en el informe de la UNESCO, dan cuenta de casos de bullying (agresiones) y discriminación homofóbica por parte de los alumnos, sus familiares e incluso el personal docente.
Y esto incide significativamente en el desempeño escolar.
“El acoso a estudiantes trans incrementa el ausentismo, la deserción y el rendimiento académico”, refiere otro estudio elaborado por el Programa para el Desarrollo de Naciones Unidas acerca de los derechos de la comunidad transexual.
Violencia y saña
Las agresiones que pueden experimentar los transexuales -como parte de la comunidad de lesbianas, gay, bisexuales, transexules e intersexuales (LGTBI)- son particularmente violentas.
Una investigación acerca del tema, realizada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), es reveladora.
“La violencia es despiadada. Los medios utilizados para infligir daños a las personas LGTBI incluyen el uso de cuchillos y otras armas, incineración, decapitación, golpizas brutales, lapidación, martillazos, asfixia y desmembramiento, entre otros”.
La situación suele ser peor para las jóvenes trans, según el documento y la antropóloga Ximena Salazar.
“Están sometidas a una violencia muy fuerte en su hogar, particularmente por parte del padre y sus hermanos. Suelen expulsarlas de la casa y ser víctimas de abuso sexual por parte de conocidos”, refiere la investigadora.
El machismo y las estructuras tradicionales de género son factores fundamentales para explicar esta situación. Salazar comenta que los jóvenes trans suelen, eventualmente, ser aceptados por sus familias.
Riesgos mortales
Las consecuencias de esta realidad son particularmente importantes en lo que respecta a la salud.
“En la escuela no iba al baño porque me daba miedo que me atacaran. Aguantar las ganas de orinar me causó problemas renales. También tenía sobrepeso por la ansiedad con la que vivía”, le cuenta a BBC Mundo Ana Karen López, una mujer transexual mexicana.
López, quien actualmente es integrante de la agrupación Tamaulipas Diversidad VIHDA Trans, dice que, en su experiencia, no hay una infraestructura de salud que atienda las necesidades de las personas transexuales.
“En la adolescencia me automediqué y empecé una terapia hormonal para verme más femenina, pero tuve una trombosis y casi termino con un paro cardíaco. Poco después fui a ver a un médico, pero me dijo que yo era un hombre y que dejara de chingar (molestar)”.
Su caso ejemplifica una de las conclusiones del informe del Programa para el Desarrollo de Naciones Unidas: “La mayoría de los trans que quieren cambiar su apariencia no tiene acceso a servicios de salud. Por eso usan drogas sin supervisión médica, se aplican inyecciones letales y, en algunos casos, llegan a mutilarse”.
Adicionalmente, los índices de suicidio son mayores en comparación con grupos no transexuales y la prevalencia del VIH es mucho mayor que la del resto de segmentos poblacionales. Y, de nuevo, la situación es peor para las chicas trans.
Entre la teoría y la práctica
En Uruguay, Cuba y Bolivia existen leyes de identidad de género. También en Argentina, cuyo texto legal es considerado como referencia por el Programa para el Desarrollo de Naciones Unidas.
En Colombia, Ecuador y Chile hay discusiones al respecto en este momento.
Las fuentes consultadas coinciden en reconocer que en los últimos años se han realizado avances en algunos países de América Latina con respecto al tema, pero que todavía las propuestas de cambio no se materializan.
“En la mayoría de los casos no hay programas locales que atiendan los problemas que experimentan jóvenes trans”, le dice a BBC Mundo Juan Jacobo Hernández, del Colectivo Sol, una organización que aboga por los derechos de esta comunidad.
Por el momento, el apoyo que reciben casos como el de Alicia -y su destino- depende de la iniciativa de ONG's que abogan por los derechos de los niños y los jóvenes transexuales.