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“Lo que Mary no sabía”: el experimento para demostrar que no todo tiene una explicación física
El cuarto de Mary, también conocido como Mary la supercientífica, es un experimento mental propuesto por el filósofo australiano Frank Jackson en 1982.
Se trata de Mary, una supercientífica brillante que vive en un mundo en blanco y negro.
Aunque nunca ha visto los colores, sabe todo sobre ellos.
Y todo es todo.
Sabe que las diferentes longitudes de onda de la luz estimulan tres tipos de células de cono en la retina; sabe que las señales eléctricas viajan por el nervio óptico hacia el cerebro. Sabe que ahí crean patrones de actividad neuronal que corresponden a los millones de colores que la mayoría de los humanos pueden distinguir. Y sabe todos los detalles sobre todos esos aspectos físicos y biológicos.
Y no sólo eso.
Sabe además que las hojas de los árboles son verdes en verano y amarillas y rojas en otoño; que el sol es amarillo, que los amaneceres pueden ser naranja y los atardeceres, púrpura.
Sabe incluso qué combinación de ondas estimulan la retina, y exactamente cómo esto produce a través del sistema nervioso la contracción de las cuerdas vocales y la expulsión de aire de los pulmones que resulta en la pronunciación de la oración “el cielo es azul”.
Sabe sobre asociaciones como que el amarillo es optimista, alegre y divertido; el azul, sereno, fiel y constante; el celeste, refrescante, y las más poéticas, como que el verde es el color de la esperanza, y el rojo, de la pasión y el peligro.
En resumen, sin haberlos visto, es una experta sin par en los colores.
Un día vio una rosa roja.
¿Aprendió algo nuevo? ¿Hay algo acerca de la percepción del color que no podía saber antes de verla?
¿Sí?
La intuición nos dice que sí: no hay nada que reemplace la experiencia.
Tú puedes saber mucho sobre el amor, pero hasta que no te enamoras, no lo sabes todo, ¿cierto?
Pero piensa que, con el avance de la ciencia, hemos descubierto que hasta los sentimientos son una serie de estímulos electroquímicos.
Y lo que nos estamos preguntando es si, suponiendo que contáramos con toda la información necesaria para reproducir la neurobiología y conducta de cuando nos enamoramos, en términos de conocimientos, ¿adquirimos nuevos al experimentarlo?
De ser así, habría estados mentales que no pueden ser descritos completamente con hechos físicos.
Habría algo más, algo que trasciende lo físico, algo que los filósofos llaman quale, en singular, y qualia, en plural.
Son las propiedades subjetivas o cualitativas de las experiencias, aquellas que hacen que ver una rosa roja no sea lo mismo que ver una amarilla o que enamorarse la primera vez no sea igual que la última.
El cuarto de Mary
El cuarto de Mary, también conocido como Mary la supercientífica, es un experimento mental propuesto por el filósofo australiano Frank Jackson en 1982, (y extendido en el artículo “Lo que Mary no sabía”, de 1986) para desafiar la teoría del fisicalismo, que afirma que todo lo que existe es exclusivamente físico.
En los debates sobre filosofía de la mente, los defensores del fisicalismo argumentan que lo que realmente importa es la materia física. Para ellos, la conciencia tiene que ver con el cerebro, o más específicamente, es idéntica al cerebro. Los fisicalistas han formulado ‘teorías de identidad’ que equiparan la conciencia humana con el cerebro humano.
El experimento describe lo que se conoce como el argumento del conocimiento (Knowledge Argument) que afirma que hay propiedades y conocimientos que sólo pueden descubrirse a través de la experiencia consciente.
Pero no todos los filósofos concordaron.
Mary no aprende nada nuevo solo porque, basándose en su completo conocimiento físico de la visión del color, al ver la rosa sabría que es roja, argumentaron algunos fisicalistas. Pero este argumento se contrarresta diciendo que la experiencia de ver rojo va más allá de la capacidad de reconocerlo.
Otros se sumergieron en la biología humana y sostuvieron que el estado fenomenal de ver rojo es un evento físico: el individuo necesita estar conectado con una cosa roja para que se pueda desencadenar la experiencia de ver rojo. Como los estados fenomenales son eventos físicos, lo que atraviesa Mary también lo es.
Otro argumento es que cuando Mary ve rojo, su sensación de cómo es sólo significa que está adquiriendo ciertas habilidades prácticas. Saber cómo es una experiencia no es saber eso, es saber cómo.
Por otro lado, recuerda que estábamos suponiendo que Mary sabía todo sobre la visión del color, de manera que sus amplios conocimientos le habrían permitido crear el mismo estado mental producido al ver realmente el color.
Claro, eso si asumimos que recrear un estado físico recrearía un estado mental correspondiente. En otras palabras, si alguna vez llegamos a construir una computadora que imite la función de cada neurona del cerebro humano, ¿se crearía un cerebro computarizado consciente?
Cambio de opinión
Curiosamente, con el tiempo, Jackson refutó su propio argumento.
Decidió que la experiencia de Mary correspondía a un evento físico medible en el cerebro, no incognoscible qualia más allá de la explicación física.
Tras ver el color rojo, Mary no aprendió nada nuevo sobre el mundo, aunque sí algo nuevo sobre ella misma, concluyó.
Sin embargo, aún no hay una respuesta definitiva a la pregunta.