Y es que la represa que Etiopía está construyendo en ese río, considerado el más largo del mundo —aunque el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística asegura que el más largo es el Amazonas— podría causar un conflicto entre Egipto y Sudán, a menos que estos lleguen a un acuerdo, advirtió Alastair Leithead, corresponsal de la BBC en África.
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La Gran Represa del Renacimiento: el faraónico proyecto que se construye en el Nilo e inquieta a Egipto
Con frecuencia se dice que la próxima guerra mundial será una lucha por el control del agua. Y pocos lugares hay en el mundo donde el tema genere tantas tensiones como entre los países que recorre el río Nilo.
La disputa enfrenta a tres países por el aprovechamiento del río más largo del mundo. (Foto: Getty Images)
La faraónica obra se llama la Gran Represa del Renacimiento y podría implicar un cambio geopolítico en la zona.
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El regalo del Nilo
Hace años que se empezó a hablar de hacer una represa en el río Nilo, pero cuando Etiopía comenzó a construirla, la Primavera Árabe estaba en marcha y Egipto estaba distraído.
“Egipto fue el regalo del Nilo”, decían los faraones que veneraban al río como a un dios.
Por miles de años, y más recientemente alentado por el colonialismo británico, Egipto ha tenido gran influencia política sobre el Nilo.
Pero la ambición de Etiopía lo está cambiando todo.
Es uno de los pocos países africanos con un plan para gestionar el aumento de la población del continente, que se espera se duplique durante los próximos 30 años.
Así, pese a sus desafíos políticos y a sus libertades limitadas, en Etiopía se están construyendo parques industriales como parte de sus planes para transformarse en una economía de ingresos medios, algo para lo cual necesita electricidad.
La mayor estación de energía hidroeléctrica de África y una de las represas más grandes del mundo harán eso, pero dado que el 85% del cauce del Nilo se sitúa en las tierras altas de Etiopía, a Egipto le preocupa que su rival tenga la capacidad para controlar su flujo.
“Este es uno de los más importantes proyectos bandera para Etiopía”, dice Seleshi Bekele, el ministro para el Agua, el Riego y la Electricidad de ese país.
“No se trata de controlar el flujo, sino de darnos la oportunidad de avanzar a través del desarrollo energético. Esto generará muchos beneficios para los países que se encuentran corriente abajo del río”, agrega.
Y, ciertamente, Sudán lo agradece.
Controlar el flujo de agua
La Gran Represa del Renacimiento está apenas a unos kilómetros de la frontera y las torres de alta tensión ya están en su lugar, esperando a que se comience a transmitir la energía eléctrica económica y renovable.
La represas también regulan el flujo del río.
En estos momentos, la diferencia entre el nivel alto y bajo del agua en Sudán es de 8 metros, lo que dificulta el manejo de sus vastos proyectos de irrigación.
Con la represa en funcionamiento, esa diferencia será de dos metros y el fluido del río se mantendrá durante todo el año.
Soberanía y empleos
“Para Sudán es maravilloso. Es lo mejor que le ha pasado en mucho tiempo y ceo que la combinación de energía y niveles de agua que se mantienen regulares es una gran bendición”, dice Osama Daoud Abdellatif, propietario de la Dal Group, una corporación a cargo de granjas y de proyectos de irrigación.
Él entiende que Egipto esté preocupado, dado que la ONU predice que el país comenzará a sufrir por escasez de agua en 2025.
“El Nilo es el sustento de Egipto. Yo no diría que están paranoicos, sino que están muy inquietos por cualquier cosa que hagas con esa agua”, señala.
Cualquier amenaza al agua de Egipto es considerada como un peligro para su soberanía.
“Esto cambia el juego, un nuevo orden está comenzando en toda la región ahora”, apunta Rawia Tawfik, un académico egipcio que trabaja en el Instituto Alemán de Política de Desarrollo, un think tank con sede en Bonn.
“Por primera vez Etiopía combina tanto el poder físico de ser el país ubicado aguas arriba que puede de una u otra manera controlar el flujo del río Nilo y, al mismo tiempo, como la capacidad económica que le permite construir una represa utilizando sus propios recursos”, explica.
La situación tiene muy molesto al ministro de Recursos Hídricos e Irrigación de Egipto, Mohamed Abdel Aty.
“Somos responsables de una nación con unos cien millones de habitantes. Si el agua que llega hasta Egipto se reduce un 2%, nosotros perderíamos unos 200 mil acres de tierra”, dice.
“Un solo acre permite sobrevivir, al menos, a una familia. En promedio las familias del país están formadas por cinco miembros. Eso quiere decir que un millón de personas se quedarán sin trabajo. Es un tema de seguridad internacional”, asegura.
Las estaciones de energía hidroeléctrica no consumen agua, pero la velocidad a la cual Etiopía llena su represa afectará el flujo hacia Egipto.
A ellos les gustaría que el agua estuviera generando electricidad lo más pronto posible, pero debería llevar tiempo llenar el reservorio que será más grande que todo Londres.
Si se llena en tres años el nivel del río se verá afectado, pero en un plazo de seis o siete años no tendrá un mayor impacto en el nivel del agua.
Difícil acuerdo
Las negociaciones entre Egipto y Etiopía sobre el tema no van nada bien.
Las discusiones ni siquiera han llegado a la etapa de valorar el impacto de la represa y aún se centran en cómo se determinará ese efecto.
Sudán y Egipto también están en desacuerdo sobre cuánta agua usa Sudán y sobre cómo esa cantidad puede incrementarse cuando la represa esté terminada.
La ironía es que Egipto hizo en la década de 1960 exactamente lo que Etiopía está haciendo ahora, cuando construyó la represa de Asuán.
Para un país revolucionario poscolonial era un motivo de orgullo nacional y Etiopía lo ve de la misma forma.
Etiopía quiere pagar por este proyecto con sus propios fondos, sin acudir a la ayuda internacional.
Los funcionarios del gobierno están entregando un mes de su salario anual para el proyecto y no todos están contentos por ello.
La represa es impresionante. Tras cinco años de trabajo ya están terminados dos tercios de la obra y ya cruza el río.
No hay nada que Egipto pueda hacer al respecto, excepto recurrir a la fuerza militar, lo que sería una acción extrema.
Esa es la razón por la cual la diplomacia y la colaboración son los únicos medios para resolver este asunto.
Pero cuando se tocan temas como el nacionalismo, la fuerza relativa y la importancia de los países, las aguas se enlodan.
La primera guerra en el mundo por causa del agua puede evitarse en el Nilo, lo que incluso podría llegar a ser un ejemplo de cómo resolver desacuerdos complejos sobre este recurso natural.
Pero lograrlo requerirá muchos más esfuerzos para encauzar un acuerdo entre Etiopía, Sudán y Egipto.