El papel de los gobiernos mexicanos de la época fue central para terminar con la violencia: albergó a refugiados por la guerra, promovió organismos multinacionales para ayudar a los países en conflicto y hospedó negociaciones de paz.
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Encuentro de AMLO y Bukele: el viraje histórico que propone México para acercarse a Centroamérica
"El hermano mayor". Así se conocía a México en los años 70 y 80, una de las etapas más difíciles en la historia de Centroamérica, cuando había varios conflictos armados en la región.
Pero luego México se olvidó de Centroamérica.
Durante más de dos décadas concentró su política exterior en las relaciones comerciales con su principal socio, Estados Unidos.
Ahora pretende iniciar un viraje histórico en los vínculos con sus vecinos del sur.
Ante una creciente crisis migratoria, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador propuso un ambicioso plan para desarrollar Centroamérica.
La idea, dice el mandatario, es evitar la “migración forzada”. Pero también es un intento por recuperar la influencia que tuvo en la región.
Supone eso, entonces, ¿volver a ser el “hermano mayor” de Centroamérica?
“No me gusta poner ni que nos pongan calificativos”, le responde a BBC Mundo Maximiliano Reyes Zúñiga, subsecretario para América Latina y el Caribe de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) de México.
“Lo que queremos es recuperar nuestro papel y liderazgo comercial, diplomático, político, económico y cultural en la región”.
El olvido
En febrero, durante el Oslo Freedom Forum, una conferencia organizada por la organización no gubernamental especializada en derechos humanos y con sede en Nueva York Challenging Power, la expresidenta de Costa Rica Laura Chinchilla cuestionó la posición mexicana hacia Centroamérica.
“México hoy está muy desatendido de los temas que pasan en la región”, dijo.
En realidad, la falta de atención empezó en 1994, cuando entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, también conocido por sus siglas en inglés, NAFTA).
A partir de ese momento la relación de México con sus vecinos del sur cambió radicalmente, dice Rodrigo Salazar Elena, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
“Las relaciones comerciales con Estados Unidos fueron privilegiadas en términos de la política exterior mexicana”, le explica a BBC Mundo.
“Inclusive desde 1994 el embajador mexicano en ese país comenzó a adquirir una relevancia política que lo hacía equiparable al canciller”.
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Las relaciones de México con Centroamérica, que en la década anterior habían tenido un intenso protagonismo, virtualmente se enfriaron.
“La diplomacia mexicana hacia Centroamérica no ha sido la de un vecino muy proactivo”, recuerda el investigador Salazar Elena.
Así, desde entonces virtualmente el único proyecto para ayudar a la región fue el Plan Puebla Panamá, que pretendía crear un corredor comercial e industrial que frenara la migración.
Pero la estrategia, presentada en 2001 durante la presidencia de Vicente Fox, se abandonó por falta de recursos según dijo la cancillería de ese gobierno.
De hecho, según especialistas, por varios años uno de los vínculos más frecuentes de México con la región fue la contención migratoria.
“No hay más que el desarrollo”
Ahora la estrategia es diferente.
La Comisión Económica para América Latina (Cepal) elaboró un plan llamado “Plan de desarrollo integral de sur de México y Centroamérica” para atender las causas de la migración irregular en el Triángulo Norte, la región formada por Honduras, El Salvador y Guatemala.
De acuerdo con el secretario de Relaciones Exteriores mexicano, Marcelo Ebrard, las primeras acciones empiezan a aplicarse este jueves en El Salvador.
La idea es anunciar el inicio del plan hoy, durante el encuentro de López Obrador con el presidente salvadoreño Nayib Bukele en Tapachula, Chiapas.
El proyecto contempla una inversión anual de US$10.000 millones con la idea, asegura el canciller, “de llegar a 2030 con una situación totalmente distinta”.
La estrategia de Cepal pretende aumentar la inversión pública y privada hasta un nivel similar al 25% del Producto Interno Bruto (PIB) de cada país.
Es el porcentaje ideal para asegurar el desarrollo, dice la directora de la Comisión Alicia Bárcena.
Actualmente México tiene inversiones equivalentes al 20,9% de su PIB, pero en países como Guatemala el porcentaje es de 14 puntos porcentuales.
También se pretende aumentar el comercio en la región, crear un sistema de interconexión eléctrica en los cuatro países y una red de escuelas seguras para 500.000 niños, entre otros temas.
El plan propone abordar el fenómeno de la migración desde el respeto a los derechos humanos.
Esto implica cambiar el modelo aplicado durante décadas, ya abordarlo no como un problema de seguridad nacional, sino como una cuestión de seguridad de las personas.
“La gente emigra por necesidad, por falta de oportunidades de trabajo o por violencia y hay que atender esas causas”, afirma el presidente López Obrador.
“Y no hay más que la cooperación para el desarrollo, no es con la fuerza. No se puede enfrentar el mal con el mal”.
El obstáculo Trump
Sin embargo, algunos creen que no será fácil para México acercarse de nuevo a Centroamérica.
Al inicio del actual gobierno hubo una actitud diferente del gobierno mexicano hacia el Triángulo Norte, coinciden especialistas.
Pero las presiones del presidente estadounidense Donald Trump para cortar el flujo de migrantes a su país complicaron el escenario.
“El primer discurso de López Obrador fue de apertura y respeto a los derechos humanos de los migrantes, pero ha ido cambiando”, le dice a BBC Mundo César Castillo, director del Observatorio de Migraciones Internacionales en Honduras (OMIH).
“La situación de México es bastante complicada. Por un lado tiene que lidiar con el tema de los migrantes y el respeto a sus derechos humanos, pero también tiene presiones fuertes de EE.UU. para detener la migración”.
En los últimos días, organizaciones civiles han criticado el despliegue de la Guardia Nacional en la frontera sur para contener el flujo de migrantes.
Algunos dicen que fue una petición de la Casa Blanca, pero el canciller Ebrard asegura que sólo adelantaron un plan ya previsto.
“No se está colocando a la Guardia Nacional en la frontera sur del país porque alguien nos lo pida, eso México ya lo había presentado”, afirma.
La desconfianza
Además del fenómeno migratorio hay otros elementos que pueden complicar la nueva estrategia de López Obrador.
Uno de ellos son los problemas internos de violencia y corrupción que hay en los países del Triángulo Norte, señala el director de OMIH.
En otros años la región obtuvo recursos internacionales para combatir la pobreza y mitigar la migración, pero las estrategias fracasaron.
“En nuestros países tenemos que mejorar algunos aspectos porque no sólo es el desarrollo, sino también política y corrupción”, explica César Castillo.
“Hay procesos que han fracasado porque se inyectaron recursos que no llegaron a desarrollar las comunidades. No se invierte adecuadamente y el tema de eso es la corrupción”.
Existen otras dificultades, como la crisis política que enfrenta el gobierno de Honduras o el próximo cambio de presidente en Guatemala.
Pero ¿cómo superar este escenario?
“Nos tomó diez meses elaborar el plan a los cuatro gobiernos (México y el Triángulo Norte)”, le responde a BBC Mundo el subsecretario Reyes Zúñiga.
“No es una cosa improvisada ni un instrumento de política unilateral escrito o dirigido por gobiernos de cierta ideología”, añade.
“En todo el proceso tuvimos acompañamiento de la Cepal. Eso le da una viabilidad tras períodos de gobierno incuestionable”.