Según informó el Partido Demócrata, Buttigieg obtuvo 564 (26,2%) delegados estatales frente a los 562 (26,1%) de Sanders, lo que lo convierte en un claro favorito para enfrentar al actual presidente Donald Trump en las elecciones de noviembre en Estados Unidos.
BBC NEWS MUNDO
Elecciones 2020 en Estados Unidos: Pete Buttigieg, el exmilitar gay y millennial que dio la sorpresa en las primarias demócratas al ganar el caucus de Iowa
Tras un caótico y cuestionado recuento, finalmente salió humo blanco en el caucus demócratas de Iowa: el exalcalde Pete Buttigieg se impuso por un ínfimo margen al senador Bernie Sanders.
Pete Buttigieg (dcha) ha aparecido en numerosos actos de campaña con su esposo. (Foto Prensa Libre: Getty Images)
Sanders, no obstante, ganó el voto popular, recibiendo 45.826 votos (26,6%) frente a los 43.195 (25%) de Buttigieg.
En tercera posición quedó la senadora Elizabeth Warren con 387 delegados (18 %), seguida del exvicepresidente Joe Biden con 341 (15,8 %) y de la también senadora Amy Klobuchar con 264 (12,3 %).
Si bien todavía queda un largo camino para decidir quién será el candidato demócrata, el evento de este lunes 3 de febrero en Iowa es un medidor importante del apoyo que tienen los precandidatos en el inicio de la carrera electoral.
De hecho, siete de las últimos nueve candidatos presidenciales del Partido Demócrata empezaron ganando en este estado del centro del país.
Pero ¿quién es Pete Buttigieg y cómo logró llegar a lo más alto de la competitiva carrera presidencial demócrata?
Un candidato atípico
Hace unos pocos meses, Pete Buttigieg, de apenas 38 años, parecía ser uno más entre la veintena de candidatos con remotas posibilidades de triunfo que buscaban la nominación demócrata.
Sin embargo, en muy poco tiempo pasó de ser un desconocido alcalde de la localidad de South Bend (Indiana) -una pequeña ciudad en el medio oeste de Estados Unidos- a convertirse en la sorpresa de las elecciones de 2020.
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En caso de ganar, se convertiría en el presidente más joven en la historia y en el primero que es abiertamente homosexual.
Su candidatura es atípica: en Estados Unidos no es usual que un cargo de alcalde sirva de plataforma para una campaña presidencial.
Criado en South Bend, donde sus padres eran profesores de la Universidad de Notre Dame, fue educado en centros de élite. Estudió en Harvard y luego en Oxford. Tras ello, se trasladó a Chicago donde consiguió un empleo en la consultora internacional McKinsey, con un salario con cifras de seis dígitos.
En 2009, fue contratado como agente de inteligencia de la Reserva de la Armada de EE.UU. y en 2014 -cuando ya estaba en funciones como alcalde de South Bend- fue enviado a Afganistán durante siete meses.
En 2017, comenzó a ser conocido nacionalmente por su postulación fallida aunque bien recibida para convertirse en el jefe del Comité Nacional Demócrata.
Luego, destacó tras aparecer en un debate ciudadano trasmitido por la televisión en todo el país, tras el cual el comentarista político Andrew Sullivan dijo en la revista New York Magazine que Buttigieg podría ser el mejor candidato demócrata para competir contra Donald Trump.
“Por estilo, generación, conducta e historia, Buttigieg es una manera casi perfecta de hacer un contraste con todo la edad, grandiosidad, temperamento y privilegio de Trump“, señaló.
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Desde entonces, Buttigieg ha logrado un notable ascenso en las encuestas.
Con una relativa falta de experiencia política en el plano nacional, el “alcalde Pete” -como lo llaman sus seguidores- se está apoyando fuertemente en los elementos de su trayectoria que le distinguen del resto de aspirantes.
Buttigieg es cristiano practicante y miembro de la Iglesia episcopal. Con frecuencia incluye en sus discursos citas y alusiones bíblicas.
Una mirada a esta trayectoria, llevó al columnista Frank Bruni a bromear en The New York Times diciendo que este alcalde parecía haber sido construido en un laboratorio para ser el candidato demócrata perfecto.
“Siempre parece decir exactamente lo que corresponde en el tono justo”, escribió.
Una candidatura histórica
Pero hay una característica que distingue a Buttigieg de todos los demás precandidatos demócratas y también del resto de aspirantes presidenciales en la historia de Estados Unidos.
En 2015, en medio de su campaña de reelección a la alcaldía, anunció que es homosexual a través de una columna publicada en un diario local.
“Poner algo tan personal en las páginas de un periódico no es fácil. Pero es claro para mí que en un momento como este, me podría hacer bien ser más abierto al respecto”, escribió en el South Bend Tribune.
“Ser gay no ha tenido ninguna incidencia en mis trabajos en el sector privado, en el Ejército o en mi rol actual como alcalde. No me hace mejor o peor a la hora de manejar una hoja de cálculo, un rifle, una reunión de un comité o de contratar a alguien”, agregó.
En las actividades de campaña, Buttigieg no va exhibiendo permanentemente el tema de su sexualidad y rara vez habla sobre la naturaleza inédita de su candidatura, pero sus seguidores lo saben y lo reconocen.
Algunos dicen estar contentos de que no ha sido el asunto central de su campaña, mientras otros lo colocan como uno de sus atributos.
Estudioso e intelectual
Buttigieg tiene reputación de intelectual y estudioso. Se dice que habla siete idiomas y que su libro favorito es Ulysses de James Joyce.
Como candidato presidencial, sus propuestas son la mezcla de una ambiciosa reforma gubernamental y de avances legislativos graduales.
Quiere eliminar los colegios electorales y tener presidentes electos de forma directa por el voto popular.
Ha propuesto aumentar el número de magistrados de la Corte Suprema y convertir en estados a Washington D.C. y a Puerto Rico, una decisión que muy probablemente favorecería la representación de los demócratas en el Senado.
Es partidario de un sistema de salud universal, aunque está alineado con los candidatos demócratas más moderados que quieren hacerlo a través de la expansión de los programas sanitarios del gobierno, en lugar de eliminando el actual sistema de seguros privados.
Él dice que la idea de ofrecer educación universitaria gratuita implica un uso regresivo del dinero recaudado a través de los impuestos a la clase trabajadora para favorecer a aquellos que ya están destinados a contar con ingresos más altos.
Durante la campaña ha destacado la importancia de que el Partido Demócrata hable más sobre los valores que impulsan sus políticas.
Según él, los conservadores hablan del valor de la libertad de forma negativa: libertad ante las regulaciones, controles e impuestos del gobierno.
Los demócratas, en cambio, tienen que defender la “libertad para algo” como, por ejemplo, la libertad para tener un seguro médico de calidad, para tener representación sindical o derechos reproductivos, que pueden ser garantizados por el gobierno.
Buttigieg también parece haber hallado una respuesta operativa a la cuestión de “socialismo versus capitalismo” que enfrentan ahora todos los candidatos demócratas, al decir que está a favor de un “capitalismo democrático” que suavice los aspectos ásperos del sistema de mercado y evite que el libre mercado derive en una oligarquía al estilo de Rusia.
“Si realmente queremos mantener la productividad y el valor de la fuerte comunidad empresarial, tenemos que reconocer que el crecimiento por sí solo no es suficiente. El crecimiento tiene que alcanzarnos a todo y eso exige buenas políticas”, señala.
Independientemente de si sus rivales demócratas consideran que esto es justo o no, Buttigieg ha encontrado un mensaje que ha logrado atraer la atención nacional y dinero. Eso le permitirá mantener sus opciones para competir en una carrera en la que se enfrenta con muchos y fuertes rivales.
Uno de sus puntos débiles, dicen los analistas, es que es un desconocido entre los votantes negros, algunos de los cuales lo miran con recelo, tras haber pedido en 2012 la renuncia del primer jefe de policía afroestadounidense de South Bend en medio de una polémica por escuchas ilegales.
Otros señalan que cuando las primarias demócratas se celebren en estados más grandes y con una población más diversa que la de Iowa, la tarea de conseguir apoyos se le hará mucho más difícil.
Lo que esta claro es que ha empezado su camino para ser el candidato demócrata que se enfrente a Trump en noviembre con buen pie.
*Con información de Anthony Zurcher, corresponsal de la BBC en América del Norte. Esta es una actualización de una nota originalmente publicada el 20 de noviembre de 2019.