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Crisis en Ecuador: Lenín Moreno vs. Rafael Correa, los antiguos aliados cuya enemistad divide al país

¿El hombre que transformará la economía ecuatoriana o el que "traicionó" el "socialismo del siglo XXI" que quería implantar su antecesor?

Correa y Moreno antes de que se iniciaran los enfrentamientos entre ambos. Foto: Getty Images

Correa y Moreno antes de que se iniciaran los enfrentamientos entre ambos. Foto: Getty Images

El presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, afronta la mayor crisis de su gobierno tras acabar con más de 40 años de subsidios a los combustibles, en lo que constituye un paso más en la dirección contraria a la política de su predecesor, Rafael Correa.

La figura de Moreno ha dado un vuelco de 180 grados en los escasos dos años que lleva en el poder. Tras ganar las elecciones presentado como el heredero de Correa, rápidamente marcó distancias y comenzó a tomar decisiones que desmantelaban medidas tomadas por el gobierno anterior.

El mandatario ha continuado sorprendiendo con pasos como el recorte de los subsidios a los combustibles, que pese a haberse robado el protagonismo, se enmarca dentro de un conjunto de propuestas más amplio que incluyen otras como eliminar los aranceles a la importación de dispositivos informáticos o exigir que los funcionarios aporten un día de su salario al mes al ser su remuneración mayor que la del resto de la población.

Si bien llegan varios meses después, según el mandatario estas medidas forman parte de un plan que va más allá de solucionar un traspié económico en concreto, como la creciente deuda externa, que ronda el 36% del PIB frente al 20% de hace solo cuatro años.

“No se trata solo de resolver problemas de orden fiscal sino de aplicar reformas estructurales para transformar la economía hacia un modelo más moderno”, dijo el pasado mes de febrero, cuando anunció un préstamo de US$10.000 millones procedentes del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para financiarlas.

Compromiso con personas discapacitadas

Lenín Moreno nació en 1953 en la localidad amazónica de Nuevo Rocafuerte y se licenció en Administración Pública por la Universidad Central del Ecuador.

En 1998 perdió la movilidad de sus piernas al ser baleado durante un asalto.

Su convalecencia marcó muchas de sus iniciativas mientras ostentó la vicepresidencia de Ecuador junto a Correa en dos períodos entre 2009 y 2013 y más tarde en su función de enviado especial de Discapacidad y Accesibilidad en las Naciones Unidas.

Protesta
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La eliminación de los subsidios a los combustibles desencadenó protestas.

En 2009, Moreno firmó un acuerdo con varios ministerios del país para “coordinar acciones y programas para ayudar a las personas con discapacidad identificadas por la Misión Solidaria Manuela Espejo.

Dicha misión se encargó de ofrecer asistencia sanitaria, económica y logística a este grupo de personas con necesidades especiales.

Luego, en 2012, los esfuerzos de Moreno tomarían aún más forma con la aprobación de la Ley Orgánica de Discapacidades, la cual tiene como objeto “garantizar la prevención, detección y rehabilitación oportuna de la discapacidad y asegurar el ejercicio de los derechos de los discapacitados” conforme a la Constitución.

Socialismo del siglo XXI

Moreno fue elegido presidente en 2017 con cerca del 52% de los votos, superando por apenas tres puntos a Guillermo Lasso, un hombre de negocios cuya hoja de ruta incluía medidas como recortar el gasto público en áreas que no fueran centrales, reducir impuestos y atraer inversión extranjera.

Moreno, que fue criticado durante la campaña por errores y falta de concreción en sus propuestas económicas, acudió a los comicios por el partido Alianza País, fundado en 2006 por Correa como una iniciativa para aglutinar a la izquierda ecuatoriana. Así que era visto como quien le tomaría la posta en la propagación del “socialismo del siglo XXI”, como se refería el exmandatario a su política económica.

Correa y Moreno
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Rafael Correa y Lenín Moreno han pasado de ser socios a adversarios.

“La revolución ciudadana debe continuar, la revolución ciudadana va a continuar, y creemos que el mejor ecuatoriano para guiar la siguiente etapa de este proceso político ese es el increíble ser humano Lenín Moreno Garcés”, fueron las palabras con las que Correa presentó a su otrora delfín.

Fernando Cordero, hombre de Alianza País y expresidente de la Asamblea Nacional, le dijo entonces a BBC Mundo que la diferencia entre Correa y Moreno se limitaba a la personalidad más “amigable, jovial y tolerante” de este último.

“Creo que ahí hay una diferencia de personalidad, porque el rumbo no va a modificarse con Lenín de una manera esencial, pero sí la forma de hacer política”, afirmó entonces Cordero.

La ruptura con Correa

Sin embargo, las diferencias políticas entre Correa y Moreno se comenzarían a notar pronto, condenando al deterioro la relación entre los dos aliados del pasado.

Las primeras iniciativas de Moreno fueron vistas por analistas y por el propio Correa como una ruptura con sus políticas aplicadas durante 10 años de gestión.

En 2017, Correa consideraría como un “desaire” a su gobierno el hecho de que Moreno protagonizara un acercamiento con la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie).

La Conaie se había distanciado y enfrentado a Correa en varias ocasiones durante su gobierno por sus políticas mineras y de redistribución del agua y la tierra.

El estilo más “conciliador” de Moreno seguiría sucediéndose tras reunirse con líderes opositores y empresarios de medios de comunicación (un sector muy criticado por Correa) y deshaciendo acciones de su antecesor. Por ejemplo, restituyó la ONG medioambiental Pachamama, contraria también a las políticas petrolera y minera de Correa y que éste había disuelto años antes.

Jorge Glas.
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Jorge Glas era uno de los hombres de máxima confianza de Rafael Correa, pero Moreno le destituyó de sus funciones tras su vinculación con el escándalo Odebrecht.

Pero la ruptura definitiva, al menos de cara al público, se dio cuando dejó sin funciones al vicepresidente Jorge Glas en 2017, tras este ser señalado en la trama de corrupción Odebrecht y encarcelado por este motivo.

Glas era uno de los hombres de máxima confianza de Correa y en 2017 había formado parte del tándem con Moreno a la candidatura presidencial.

En 2018, Moreno convocó un referendo sobre la reelección indefinida que había decretado antes Correa. El exmandatario tenía pensado volver a presentarse a las elecciones de 2021, pero Moreno, contrario a la reelección, triunfó en la consulta.

El desmarque de Moreno también se produjo en el contexto económico tras reducir y limitar el gasto público.

Y la diferencia con respecto a Correa se acentuaría aún más cuando acordó un préstamo con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial el pasado febrero, algo que no había sucedido en los últimos 16 años.

Correa siempre se mostró muy crítico con estos organismos por considerarles “neoliberales y contrarios al interés popular”, según explicó a BBC Mundo en abril Rogelio Nuñez, investigador del Real Instituto Elcano en Madrid.

Protesta
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Los subsidios a los combustibles habían existido por más de 40 años.

La enemistad entre Correa y Moreno continuó creciendo y tuvo otro punto álgido el pasado mes de abril, cuando el gobierno ecuatoriano le retiró el asilo político a Julian Assange, el fundador de Wikileaks.

Assange llevaba 7 años refugiado en la embajada ecuatoriana de Londres desde que fuera perseguido por la justicia sueca, acusado de delitos sexuales. El activista siempre negó los cargos y aseguraba que eran parte de una represalia por haber publicado información confidencial de los servicios de inteligencia estadounidenses.

Correa le ofreció su apoyo en 2012, pero Moreno se lo retiró asegurando que su asilo era “insostenible e inviable” porque Assange había “transgredido los convenios internacionales”.

El distanciamiento entre Correa y Moreno se ha evidenciado también en los ataques públicos que ambos protagonizan.

Correa comenzó criticando a Moreno calificando su forma de hacer política de “baja y mediocre” y, con el tiempo, los insultos fueron escalando hasta los más actuales: “traidor más grande de la historia ecuatoriana y latinoamericana” o “mayor farsante de nuestra era“.

Para Moreno, “la lealtad no es a las personas, es a la patria”.

“Ha habido una corrupción galopante, principalmente en el último período del gobierno anterior. Lastimosamente, parecería que el presidente (Correa), en más de una ocasión, hacía la vista gorda, porque estaba pensando no en el país, sino en la próxima elección”, señaló a un periódico español a finales de 2017.

Ahora, en un nuevo episodio de medidas contrarias a las del gobierno anterior, Correa y Moreno se encuentran enfrentados por las protestas. El primero exige elecciones anticipadas mientras que el presidente acusa a su predecesor de las manifestaciones contra la cancelación de los subsidios al combustible, a las que considera un “intento de golpe de Estado“.

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