* Advertencia: La historia incluye detalles gráficos que algunos lectores pueden considerar perturbadores.
BBC NEWS MUNDO
Bruce McArthur: los escalofriantes detalles de los asesinatos en serie que aterrorizaron al barrio gay de Toronto
Cuando la policía canadiense llegó al apartamento de Bruce McArthur, en enero de 2018, este parecía estar a punto de cobrarse una nueva víctima.
“John”, un hombre con quien salía en secreto, había ido a su vivienda, en Toronto, lo que despertó la preocupación de las autoridades.
McArthur le dijo que “quería probar algo diferente” y sacó un par de esposas. Encadenó a “John” al marco de su cama de acero y le puso una bolsa negra en la cabeza.
Cuando “John” intentó quitarse la bolsa, McArthur trató de amordazarlo con cinta adhesiva. En ese momento la policía tocó la puerta y liberó a la posible víctima.
Detalles como estos fueron revelados por los fiscales durante el proceso contra McArthur que se celebra esta semana en Canadá.
El hombre, jardinero y paisajista canadiense de 67 años, se declaró culpable a fines de enero pasado de ocho asesinatos en primer grado y el miércoles se espera que se conozca su sentencia.
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Su arresto, en enero de 2018, confirmó los peores temores de muchos en el barrio gay de Toronto, quienes durante años sospecharon que un asesino en serie estaba atacando a su comunidad.
Víctima final
El perfil de “John” se ajustaba al de muchas víctimas anteriores de McArthur.
Había llegado a Canadá hace cinco años desde Medio Oriente, y su familia no sabía que era homosexual, explicó el fiscal Michael Cantlon a la corte esta semana.
Los mensajes que se enviaban John y McArthur revelan que los dos se habían conocido en una aplicación de citas y habían acordado mantener su romance en secreto.
Durante su investigación, la policía descubrió un dispositivo USB que contenía nueve carpetas, con varios de los ocho nombres de las víctimas.
La última carpeta se llamaba “John”.
Contenía fotos de este hombre que habían sido descargadas el mismo día en que McArthur asesinó a Andrew Kinsman, una víctima clave en el caso.
Un “lobo en el rebaño”
Kinsman tenía una entrada en su diario titulada “Bruce” del 26 de junio de 2017, el día en que desapareció.
Unas imágenes de videovigilancia lo muestran subiendo a un automóvil relacionado con McArthur.
Durante los siguientes meses, la policía empezó a vigilar a McArthur e hizo un registro de su apartamento mediante una orden judicial.
Un amigo de Kinsman, Adrian Betts, dijo en la corte que estaba enojado consigo mismo por no haber visto a McArthur como realmente era.
McArthur había conocido a Kinsman y Skandaraj Navaratnam, otra de sus víctimas, varios años antes de que los matara.
“Pensé que yo era bueno para juzgar el carácter de las personas, pero no vi al lobo que había en el rebaño“, dijo Betts entre lágrimas durante el proceso contra el asesino confeso.
Antecedentes policiales
Las autoridades terminaron de exponer sus pruebas contra McArthur el lunes por la tarde.
Se reveló que el sujeto había tenido tres encuentros con la policía antes de convertirse en sospechoso del asesinato de Kinsman.
En 2003, McArthur fue declarado culpable de asalto después de golpear a una ex pareja sexual en la cabeza con un tubo de metal.
Diez años después, McArthur fue interrogado como parte de la investigación policial sobre las desapariciones de Navaratnam, Faizi y Kayhan, tres de sus víctimas.
Como era viejo amigo de Navaratnam, la policía trató a McArthur como testigo, no como sospechoso.
En 2014, después de que ya hubiera asesinado a estos tres, se le concedió el beneficio de que su pasado criminal ya no apareciera en las verificaciones de antecedentes.
Estrangulamiento
Posteriormente, en 2016, la policía lo entrevistó por tercera vez por intentar estrangular a un amigo en su camioneta.
McArthur lo había citado supuestamente para tener un encuentro sexual y le pidió que se recostara de espaldas sobre un abrigo de piel.
La víctima notó que la camioneta estaba forrada de plástico.
McArthur lo agarró de la muñeca y la víctima recordó que tenía una expresión de “enojo” en su rostro.
Luego comenzó a estrangularlo con las manos.
“¿Qué quieres de mí? ¿Por qué?”, preguntó la víctima antes de poder escapar y avisar a la policía.
Los agentes interrogaron a McArthur, pero en esa ocasión consideraron “creíble” su versión de los hechos y no fue acusado.
Además, su arresto de 2003 no apareció en las búsquedas de antecedentes.
Cabello en bolsas Ziploc y otros detalles perturbadores
Las evidencias mostradas durante el juicio han sido tan perturbadoras que en la sesión del lunes el fiscal Clanton tomó la inusual medida de advertir a la corte llena de gente de que las pruebas podrían afectar su salud mental.
“Pregúntense ustedes mismos si necesitan estar aquí”, avisó Cantlon.
Las imágenes de la computadora de McArthur revelaron que hacía posar desnudas a muchas de sus víctimas, cubiertas solo con un abrigo de piel o sombreros.
Al menos uno tenía los ojos cerrados y otros tenían cigarros apagados en los labios.
McArthur afeitó algunas de las cabezas y barbas de sus víctimas después de estrangularlas y almacenaba mechones de cabello en bolsas de plástico Ziploc en un cobertizo cerca de un cementerio de Toronto.
Prisión hasta los 91
El miércoles se espera que se conozca la sentencia contra McArthur.
El asesinato en primer grado se castiga con cadena perpetua obligatoria, sin libertad condicional durante 25 años.
Lo único que el juez debe decidir es si lo sentencia a cadenas perpetuas consecutivas, o si McArthur puede cumplir ocho cadenas perpetuas simultáneamente.
En cualquier caso, no saldrá de prisión antes de cumplir los 91 años.