Este 1 de octubre se cumplen siete décadas desde que Mao Zedong anunciara la creación de la República Popular bajo un régimen de un único partido, el comunista, que se ha logrado mantener en la cúpula hasta hoy.
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70 aniversario de la República Popular China | Entrevista con el prominente letrado Teng Biao: “El régimen dictatorial chino no durará mucho más”
El Partido Comunista chino está de celebración.
Son 70 años, uno más que a los que llegó la Unión Soviética, pero que no serán “muchos más”, advierte el prominente abogado de derechos civiles Teng Biao, una de las voces de la disidencia china más destacadas.
Teng se vio forzado a huir del país tras la creciente presión por parte de las autoridades, pero continúa desde el extranjero promoviendo la democratización de China y denunciando violaciones de derechos humanos.
“El régimen dictatorial va contra la naturaleza humana, contra la humanidad, así que no durará mucho (…) cada vez está topándose con más desafíos”, subraya el letrado, formado en una de las universidades más prestigiosas del país.
De cara al importante aniversario que festeja Pekín , BBC Mundo habló con Teng en Estados Unidos, donde trabajó como profesor visitante de Harvard y actualmente hace lo propio en la Universidad de la Ciudad de Nueva York.
El 1 de octubre, China celebra 70 años de la fundación de la República Popular, o en otras palabras, el triunfo del Partido Comunista. ¿Seguirá el PCCh otros 70 años en el poder?
De ninguna manera. La dictadura que ha durado más tiempo en la historia logró mantenerse unos 74 años y no creo que el PCCh pueda sobrevivir otros 70 años, o incluso otros 30.
Se ha hablado mucho sobre que el PCCh se está enfrentando a una crisis política, económica e ideológica, y cada vez hay un mayor número de países democráticos en el mundo y menos regímenes dictatoriales, autoritarios.
El régimen dictatorial va contra la naturaleza humana, contra la humanidad, así que no durará mucho.
De cara a este aniversario, muchos recuerdan el legado de Mao Zedong, que llevó al PCCh al poder. Cuando Xi Jinping logró eliminar los límites presidenciales hace un año y poder así perpetuarse en el gobierno, múltiples analistas le compararon con el histórico líder. ¿Es Xi un nuevo Mao?
Depende. Si hablamos en términos de un dictador totalitario, de acumular poder en una sola persona y del culto a la personalidad, Xi Jinping es similar a Mao Zedong. Está adoptando cada vez más políticas de la era maoísta, ha realizado numerosos discursos tradicionales y en contra de las ideas occidentales. Pero Xi Jinping no es el nuevo Mao Zedong.
Para empezar, Mao Zedong estableció una economía planificada y lo que Xi Jinping quiere no es una economía planificada socialista, sino de mercado, aunque no como en Occidente, (quiere) una economía de mercado totalmente controlada por el PCCh. Algunos académicos lo llaman una “cleptocracia”. Los miembros del partido en realidad manipulan el sistema político y económico.
En cuestión de ideología política, las ideas de Xi no son las mismas que las de Mao, aunque tienen muchas similitudes, pero Xi tiene algunas nuevas: él quiere jugar un rol más agresivo en el plano internacional.
Lo que está instaurando en China es lo que yo defino como un totalitarismo de alta tecnología: a través del reconocimiento facial o de voz, la inteligencia artificial, y todo tipo de herramientas usadas por el PCCh para reforzar su control.
¿Es Xi Jinping tan poderoso dentro del Partido como lo fue Mao?
Mao tenía un poder absoluto en el seno del PCCh: nadie en el partido, nadie en la sociedad, podía desafiarle. Xi Jinping está dispuesto a conseguir ese poder absoluto en la formación y casi ha conseguido el poder de Mao, pero de momento no es como él.
Tiene algunos rivales políticos en el partido, existen diferentes intereses políticos, hay luchas internas a pesar de que hay pocos líderes que puedan desafiar a Xi de manera pública, pero sí tienen opiniones diferentes.
Sobre el rol de Xi en la arena política mundial, ¿cómo ve las relaciones entre China y el resto del mundo, especialmente con Estados Unidos y Latinoamérica?
El PCCh no se preocupa de los chinos, lo que más le preocupa es prolongar su monopolio de poder en China y quiere crear un ambiente internacional que le sea favorable.
La frase más famosa de Deng Xiaoping reza “esconder la fuerza y aguardar el momento”, pero cuando China se convirtió en un país más poderoso, se volvió más activo y agresivo internacionalmente. Tenemos multitud de ejemplos: la Nueva Ruta de la Seda, el proyecto “fabricado en China 2025”, las construcciones en el Mar de China Meridional, (la creación del) Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, los institutos Confucio alrededor del mundo…
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Y hemos visto cosas preocupantes en la última década, por ejemplo, el secuestro por parte del gobierno chino de editores o libreros en Tailandia y en Hong Kong y devueltos a China continental, donde les hicieron desaparecer y les forzaron a que hicieran una confesión. Y algunos de ellos incluso tenían pasaporte extranjero, como Liu Minhai, con pasaporte sueco; o el multimillonario hongkonés Xiao Jianhua, de pasaporte canadiense.
China también ha manipulado la ONU, especialmente la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas. El gobierno chino apoyó a casi cualquier régimen dictatorial en el mundo.
Con estos ejemplos, podemos ver que la relación entre China y el resto del mundo es extremadamente preocupante.
Por otro lado, desde China se defiende que el país se ha convertido en un actor responsable a nivel internacional y que está ayudando a que otros se desarrollen y crezcan, con inversiones alrededor del mundo. ¿Qué opina al respecto?
Tenemos cientos de ejemplos de que China no cumplió con sus compromisos internacionales. Por ejemplo, China ha reconocido y firmado al menos 25 tratados sobre derechos humanos, por ejemplo la Convención Contra la Tortura, (…) pero la tortura sigue siendo sistemática en China.
Otro ejemplo es Hong Kong. China firmó la declaración sino-británica y se creó la Ley Básica (mini Constitución), con el respaldo de la ONU, pero China ha destruido el mecanismo de “un país, dos sistemas”. Lo que ocurre en Hong Kong es un perfecto ejemplo de que China no quiere cumplir con sus compromisos internacionales.
¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrenta China para mantenerse como potencia mundial?
El gobierno chino está topándose cada vez con más desafíos.
El contexto internacional se está volviendo más hostil para China, porque durante la última década la situación de derechos humanos no ha hecho más que empeorar.
Antes había una percepción ampliamente aceptada: académicos, diplomáticos y la sociedad civil pensaron que al permitir que China se incorporara al orden económico y político mundial, animándole a que ratificara cada vez más tratados internacionales, eso presionaría al país y llevaría al cambio, forzándole hacia la transición democrática. Pero eso no ocurrió.
Así que cada vez un mayor número de expertos retomaron su temor anterior . La incorporación de China a los mecanismos internacionales no consiguió democratizarla. Esto es lo que está detrás del actual cambio de política hacia el país.
Si Estados Unidos continúa con su actual tendencia (en referencia a la guerra comercial, entre otras cosas), eso será uno de los grandes desafíos que enfrentará el PCCh. Otros muchos países, aliados de EE.UU., los europeos o los japoneses, Corea del Sur, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, podrán seguir el ejemplo de EE.UU., lo que aumentará el desafío para China.
Otro de los desafíos vendrá de la propia sociedad.
Gracias al desarrollo de internet en China y la divulgación de ideas liberales en la última década, cada vez más ciudadanos chinos asumen las ideas de la democracia occidental y la libertad. No es como antes, que el país estaba bloqueado por el PCCh y tenía muy pocas conexiones con otros países; ahora cada vez es más difícil para el gobierno chino censurar información en la red.
Los ciudadanos chinos quieren un cambio político.
Pero, ¿son las reformas democráticas una de las prioridades de los ciudadanos chinos (dejando a un lado a los hongkoneses)?
El PCCh da lo mejor de sí mismo para prevenir que ocurra un cambio democrático en China. Quieren reforzar su control.
El mecanismo de control y propaganda del PCCh les ha lavado el cerebro a los ciudadanos chinos. Muy pocos chinos se dan cuenta de la importancia de la democracia, el constitucionalismo y un Estado de derecho.
En general, el lavado de cerebro y la propaganda son bastante efectivos en China, así que la mayoría de los chinos no pueden pensar de manera independiente, tienen miedo de hablar de democracia o de derechos humanos.
Pero si los ciudadanos chinos pudieran disfrutar de la libertad de información y de expresión, sin ninguna duda demandarían un cambio democrático.
No obstante, hay ciudadanos chinos que, pese a estar estudiando o trabajando unos años en otro país, vuelven a China con las mismas ideas, considerando que el país no necesita un cambio político y que el sistema actual es el adecuado “por la complejidad de la nación y el tamaño de su población”. ¿A qué lo atribuye?
Eso es interesante.
Hay algunos artículos al respecto sobre cómo ciudadanos chinos, académicos, por ejemplo, que estudiaron en una sociedad abierta, aún apoyan al gobierno chino.
Lo primero es que la mayoría de ellos proceden de familias privilegiadas. Son ricos, o forman parte de familias con miembros del gobierno o de líderes del partido, y tienen la oportunidad de estudiar en el extranjero. La mayoría de los chinos de familias humildes, de la clase trabajadora, no pueden permitírselo. Así que apoyan el sistema porque se benefician de él.
Lo segundo es que la propaganda y el lavado de cerebro es tan efectivo que, incluso viviendo en una sociedad de libertades durante unos años, no pueden cuestionar su manera de pensar, su ideología, las ideas formadas en China, especialmente las nacionalistas, como por ejemplo en relación al Tíbet, Hong Kong, Taiwán, Xinjiang…
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Son nacionalistas, y el sentimiento nacionalista tiene raíces muy profundas y es tan poderoso que no son capaces de cuestionar sus propias ideas.
Otra cosa es que incluso en países como EE.UU. o democracias occidentales, los académicos chinos están vigilados y tienen que autocensurarse. Por ejemplo, si se oponen públicamente al gobierno chino o lo critican, serán denunciados por otros ciudadanos y entonces tendrán problemas si quieren volver a China o los tendrán miembros de su familia en el país asiático.
Así que los chinos, no solo los académicos, otros chinos también que viven en el extranjero, se autocensuran.
Usted lleva viviendo ya unos años en Estados Unidos, ¿tiene alguna prueba de que vigilen a estas personas? ¿Le ha ocurrido a usted?
De hecho, es el objetivo de mi más reciente trabajo de investigación. He estado documentado estos casos: activistas chinos y disidentes han sido vigilados, perseguidos e incluso atacados físicamente por funcionarios del gobierno chino u otras personas trabajando para ellos, en el extranjero.
En mi caso, me cancelaron una charla en una universidad y (el Colegio de Abogados de Estados Unidos) se negó a publicar mi libro (sobre el movimiento en defensa de los derechos humanos impulsado por abogados en China) a pesar del acuerdo al que habíamos llegado. A mi mujer la despidieron de su empresa después de 17 años. Todo por presiones del gobierno chino.
Recibí amenazas. No puedo volver a China, pero incluso aquí, tengo miedo de la gran sombra del gobierno chino.
En un artículo reciente, usted señaló que una de las razones principales del milagro chino fue su “ventaja por el deterioro en derechos humanos”. ¿Considera entonces que si fuera una democracia, no habría experimentado esa expansión económica?
Si la ventaja de tener un estándar de derechos humanos muy bajo no existiera, el milagro chino de las pasadas tres décadas no habría sido posible. El bajo coste de los productos chinos es una de las razones más importantes del boom económico, y las enormes inversiones internacionales que llegaron especialmente tras la entrada de China a la OMC…
Así que, como expliqué en mi artículo, sin los salarios bajos de los trabajadores chinos, las pésimas condiciones de trabajo, la ausencia de sindicatos, la falta de libertad de expresión, ese bajo nivel de derechos humanos, el milagro chino no se habría conseguido.
Si la gran mayoría de la población china no busca activamente una reforma política, ¿cómo cree entonces que se podría producir?
Algunos ciudadanos chinos trabajan muy duro y sacrifican mucho por la democracia y el Estado de derecho en China, como el movimiento de Xidan de finales de los 70, el movimiento democrático de Tiananmen de 1989, la campaña iniciada por abogados de derechos humanos en 2013…
Pero el PCCh no tolera nada de esto, no quiere un cambio político, así que mandan a la cárcel a estas personas, les torturan, les hacen desaparecer, pero los chinos no dejan de luchar por su libertad y la democracia.
No sabemos cuánto tiempo llevará… pero creemos que la sociedad china disfrutará de democracia y de un Estado de derecho.
Esperamos que la comunidad internacional preste más atención a los asuntos de derechos humanos en China y dé más apoyo a la sociedad.
¿Podrá China convertirse en la primera potencia mundial con un régimen de Partido único?
Si hablamos de economía, China se convertirá en la primera economía del mundo en un futuro cercano. El PIB sobrepasará al de Estados Unidos en unos 10 o 15 años. En términos de poder militar, la fuerza militar de China está creciendo muy rápido también…
Pero China no puede dominar el mundo. Si China dominara el mundo, una catástrofe caerá sobre todos nosotros.
El mundo no debería continuar con su política de conciliación hacia China: lo único que hará es fortalecer más y más al país y al mismo tiempo alejarle aun más de la democracia y la libertad.
¿Y Hong Kong?
Las protestas de Hong Kong se han convertido en la mayor crisis política para el PCCh desde el movimiento de Tiananmen, que acabó en masacre en 1989.
Teng augura que las manifestaciones continuarán y cree que Pekín probablemente optará por esperar a que el movimiento pierda apoyos con el tiempo y entre episodios de violencia.
El letrado acusa de estos incidentes a las autoridades y justifica los radicalismos de algunos grupos de manifestantes: “Es Pekín quien les enseñó que la vía pacífica es inútil”.
“El 99% de la violencia fue provocada por la policía de Hong Kong y las triadas”, subraya.
De momento, las protestas ya han tenido una consecuencia política, aunque no en esa región.
“Lo que ocurre en Hong Kong tiene una gran influencia política en Taiwán”, apunta Teng.
La isla celebrará elecciones presidenciales en enero y el partido que es más proclive al acercamiento a Pekín, KMT, ya está bajando en popularidad.