“Es necesario decirlo muy claramente: esto no va a impedir todos los crímenes violentos ni todos los tiroteos pero potencialmente permitirá salvar vidas”, dijo Obama tras una reunión en la oficina Oval de la Casa Blanca con la secretaria de justicia Loretta Lynch.
Luego de siete años durante los cuales, balacera tras balacera, Obama ha tenido que expresar su frustración por no poder impedir el uso indiscriminado de armas, el presidente demócrata parece decidido a actuar incluso en medio de una campaña presidencial en curso.
Con ello arriesga a verse sometido a un intenso debate sobre la extensión exacta de sus poderes como mandatario y a las denuncias de sus opositores que seguramente lo acusarán de comportarse como un monarca o un dictador.
Descontrol
Más de 30 mil estadounidenses mueren cada año por disparos de armas de fuego. El gobierno cita un estudio realizado por una organización del exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg, según el cual en promedio siete niños o adolescentes mueren cada año por armas de fuego.
La principal medida a tomar apunta a generalizar la obligatoriedad de someter a un estricta revisión de los antecedentes judiciales y del estado psiquiátrico a cualquier persona que quiera comprar un arma.
En Estados Unidos es posible evadir los controles exigidos por las autoridades federales a los vendedores de armas autorizados al comprar armamento, sin ningún control, en ferias itinerantes o en internet.
Aún sin conocer los detalles, los republicanos ya han empezado a atacar con virulencia la iniciativa presidencial.
“No vamos a estar más en posibilidad de adquirir armas”, manifestó el lunes en su estilo lapidario el multimillonario Donald Trump, que encabeza cómodamente las primarias para elegir al candidato presidencial republicano.
Trump cuestionó en una entrevista con CNN que el presidente haya preferido pasar “dos semanas jugando golf” en vez de reunirse con los congresistas para tratar de buscar un compromiso sobre el tema de las armas.
Derecho fundamental
Los argumentos contra las propuestas de Obama no se harán esperar. Muchos de sus detractores opinan que los controles impuestos a la venta de armas no han logrado contener la serie de balaceras que han ensangrentado a Estados Unidos.
Pero la Casa Blanca defiende estos controles y dice que a pesar de las fallas, el sistema de verificación de antecedentes ha permitido en los últimos 15 años bloquear la venta de unos dos millones de armas de fuego que podrían haber caído en malas manos y juzgan coherente reforzarlas.
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Al unísono, los candidatos republicanos han prometido borrar de un plumazo cualquier medida que se adopte. “En mi primer día en la Casa Blanca haré desaparecer todos esos decretos”, ha señalado el senador por Florida y también aspirante presidencial de ese partido Marco Rubio.
En EE. UU. es posible evadir los controles exigidos por las autoridades federales a los vendedores de armas autorizados al comprar armamento, sin ningún control, en ferias itinerantes o en internet.
En promedio, siete niños o adolescentes mueren cada año por armas de fuego en EE. UU.
Obama, de su lado, ha insistido en que no planea tocar ni una coma de la célebre “segunda enmienda” -que permite a los ciudadanos el libre uso de armas- y ha reconocido que existe una “fuerte tradición de posesión de armas” entre los estadounidenses.
El presidente aseguró el lunes que las medidas que se propone presentar, que están siendo estudiadas con lupa por los abogados de la Casa Blanca, respetaran plenamente la constitución y se enmarcarán en forma estricta dentro de sus funciones de jefe de Estado.
El jueves Obama defenderá sus medidas en un foro con preguntas que se realizará en la Universidad George Mason University en Fairfax, Virginia y que será transmitido en directo por la televisión.
“Recibo muchas cartas de los padres, profesores y de niños (que me reclaman) por permanecer con los brazos cruzados”, señaló el presidente en un mensaje de voz el 1 de enero.