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“Estoy aquí porque soy madre y me duele que los jóvenes han muerto en esta lucha contra este hombre que no tiene piedad. Pido que se vaya”, dijo Rosa Martínez, de 59 años.
“Aquí estamos en busca de sacar a la tiranía que nos está oprimiendo y ahora nos está quitando la vida”, manifestó por su lado René Ortega, un contador de 62 años.
Una alianza opositora llamó también a un paro nacional el viernes y a una caravana de vehículos el sábado, para presionar a Ortega a que acepte una agenda para democratizar el país, incluyendo su salida anticipada del poder.
“No a la represión”
En las últimas semanas, Daniel Ortega, exguerrillero sandinista de 72 años, intensificó la “operación limpieza” con policías y paramilitares para derribar barricadas de adoquines que levantaron manifestantes en las calles, intensificándose la violencia.
Un día antes de la marcha opositora, el secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Paulo Abrao, llamó al gobierno a “garantizar las protestas pacíficas y de las manifestaciones que siguen”.
La CIDH denunció el miércoles en Washington, ante el consejo permanente de la OEA, el aumento de la “represión contra los manifestantes” y cifró en 264 las muertes en la ola de violencia desatada durante casi tres meses de protestas.
El gobierno de Nicaragua considera “delincuentes”, “golpistas” y “terroristas” a los manifestantes opositores. El canciller Denis Moncada calificó el informe de la CIDH de “apresurado”, “prejuicioso y carente de objetividad”.
Diálogo, la vía
A fin de encontrar una salida a la crisis, la Iglesia propuso adelantar los comicios del 2021 al 2019 en la mesa de negociación entre el Gobierno y la Alianza Cívica. Pero el sábado último, el mandatario rechazó esa iniciativa.
Tras la negativa de Ortega y una violenta incursión el domingo en las ciudades de Diriamba y Jinotepe, en el suroccidental departamento de Carazo, que dejó una veintena de muertos, la Iglesia puso en duda la continuidad del diálogo.
Pero el martes decidió seguir como mediadora de las conversaciones, incluso luego de una agresión que sufrió el lunes un comitiva de obispos y sacerdotes, con la irrupción de grupos progubernamentales en templos católicos de Diriamba y Jinotepe.
El Vaticano anunció este jueves que no presentará una protesta formal al gobierno de Nicaragua tras la agresión sufrida por su nuncio apostólico, Stanislaw Waldemar Sommertag, quien encabezaba la misión con el cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes.
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“El nuncio supo gestionar muy bien la situación. No protestaremos”, explicó el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, en declaraciones al canal católico italiano TV 2000.
Los obispos nicaragüenses anunciaron que convocarán a sesiones plenarias en los próximos días, por considerar que el diálogo es la única vía para resolver la grave crisis que ha provocado también una abrupta y descomunal caída de la economía.
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