La urbe, añadió, recibió el nombre de “El Ascenso de Atón” y estuvo activa durante los reinados de faraones de la Dinastía XVIII, como Amenhotep III o Tutankamaón.
“Las calles de la ciudad están flanqueadas por casas, con piedras en sus muros de hasta tres metros de alto”, aseguró el famoso arqueólogo Zahi Hawas, que está al frente de la misión responsable del hallazgo.
Hawas explicó que “muchas misiones extranjeras habían buscado esta ciudad y no la habían encontrado” y, según el Ministerio de Antigüedades, “las capas arqueológicas han permanecido intactas durante miles de años, como si sus antiguos residentes las hubieran dejado ayer mismo”.
Buenas condiciones de preservación
La ciudad, indicó el Ministerio, está “en buenas condiciones de preservación, con sus muros casi completos y con estancias llenas de objetos de la vida cotidiana”, que han permitido la datación del asentamiento.
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“El hallazgo de esta ciudad perdida es el segundo descubrimiento arqueológico más importante desde el hallazgo de la tumba de Tutankamón”, según Betsy Brian, la profesora de Egiptología de la universidad estadounidense John Hopkins, citada en el comunicado.
De acuerdo con esta arqueóloga, “El Ascenso de Atón” no solo permitirá echar una mirada en la vida de los antiguos egipcios en una época en el que “el Imperio estaba en su apogeo”, sino también arrojará luz sobre “unos de los más grandes misterios de la historia: ¿Por qué Akenatón y Nefertiti decidieron trasladarse a Amarna”, la región en la que se construyó una nueva capital imperial en el siglo XVI antes de Cristo.
Hallazgo fortuito
Las excavaciones que llevaron al hallazgo se encuentran entre dos templos, uno dedicado a Amenhotep III y otro para Ramses III, en Luxor, y habían comenzado en septiembre de 2020 para tratar de encontrar el templo mortuorio de Tutankamón.
Felicitaciones por el buen trabajo de este gran equipo egipcio dirigido por el Dr. Zahi Hawass. pic.twitter.com/NmKWXRLH0Z
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Pero a las dos semanas de empezar, la misión arqueológica se llevó una gran sorpresa cuando empezaron a aparecer ladrillos de adobe por todas partes y los arqueólogos comenzaron a desenterrar la gran ciudad.
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Hasta ahora han logrado desenterrar varias áreas de la ciudad, donde se han encontrado una panadería, una gran cocina con hornos y piezas de cerámica para el almacenamiento de alimentos en la que debió trabajar un gran número de personas, así como un barrio administrativo y residencial.
La ciudad, según el comunicado, “estaba cercada por un muro en zigzag, con un único punto de acceso”, lo que hace pensar a los arqueólogos que tenía una función defensiva.
También han hallado un área de trabajo con moldes para la producción de amuletos y objetos decorativos y una zona para la fabricación de ladrillos usados en la construcción de templos y que llevan el sello con el nombre el faraón Amenhotep III.