En un tribunal de Charleston, en el estado de Carolina del Sur, la decisión del jurado federal compuesto por 12 personas (nueve afrodescendientes y tres blancos) fue unánime.
El jurado ya declaró culpable a Roof el pasado diciembre de los 33 cargos que pesaban en su contra, de los que 18 conllevan la pena de muerte, por el ataque cometido el 17 de junio del 2015 en la Iglesia Africana Metodista Episcopal (AME) de Charleston.
Roof, quien optó por representarse a sí mismo durante parte del juicio, será formalmente sentenciado a la pena capital el miércoles por el juez instructor del caso, Richard Gergel.
Aunque los abogados defensores calificaron la actitud de Roof de “delirante” y “anormal”, el juez Gergel consideró que el joven tiene la competencia mental y emocional para defenderse a sí mismo.
Durante el proceso judicial, el joven confesó los crímenes y reconoció que eligió atacar la iglesia de Charleston por ser una de las más antiguas congregaciones del sur de Estados Unidos y una de las más firmes en la defensa de los derechos civiles de los afroamericanos.
La noche del ataque a la histórica iglesia, el joven condenado se sentó durante 45 minutos en uno de los bancos con un arma semiautomática mientras los feligreses leían la Biblia, antes de comenzar a disparar de manera repetida contra los asistentes y matar a nueve de ellos.
Dylann Roof era “un hombre de odio intenso. Estas nueve personas ejemplifican una bondad mayor que su mensaje de odio”, dijo en diciembre el fiscal Nathan Williams durante el juicio.
El sentenciado admitió los asesinatos poco después de ser detenido en una confesión grabada en video que fue presentada en el tribunal, y en la que detallaba su relato de los crímenes y sus motivaciones racistas.
En una vista celebrada el pasado miércoles, los fiscales volvieron a retratar a Roof como un “frío y calculador” supremacista blanco que planeó durante meses el ataque y lo perpetró con el objetivo de desencadenar una guerra racial en un momento de gran tensión social en EE. UU. por la muerte de afroamericanos a manos de la policía.