“Al igual que Australia, los países de la región tienen el derecho soberano de responder a estas cuestiones como consideren conveniente” , aseguró el ministro australiano de Inmigración, Peter Dutton, en una entrevista con el diario The Australian.
En los últimos días, casi 3.000 migrantes fueron rescatados o alcanzaron las costas de Indonesia, Tailandia y Malasia a nado, mientras muchos murieron de hambre, enfermedad o ahogados al hundirse sus embarcaciones.
Miles más podrían estar a la deriva en el mar después de que Bangkok tomara duras medidas contra el tráfico de seres humanos cerrando las rutas migratorias.
“La cosa más compasiva que podemos hacer para poner fin a las muertes es detener los barcos” , dijo a los periodistas en Sídney el primer ministro australiano, Tony Abbott, quien aboga por rechazar la entrada de las embarcaciones en territorio australiano.
“Hay que tratar siempre a la gente con decencia y humanidad, pero si no detenemos las embarcaciones, no podemos detener las muertes” , añadió.
Decenas de miles de musulmanes rohingyas de Birmania, considerados como una de las minorías más perseguidas del mundo, han huido a bordo de embarcaciones en los últimos años, al igual que miles de bangladesíes que buscan escapar de la pobreza.