“Está claro que el objetivo era atacar a la Policía”, señaló Beaupère en conferencia de prensa, en la que precisó que el presunto terrorista, que fue abatido, “ejecutó” a las dos agentes mujeres y luego mató a un joven de 22 años.
Su intención era golpear “la institución, el Estado de Bélgica“, agregó Beaupére, quien confirmó que se trataba de los agentes muertos eran mujeres y elevó a cuatro el número total de heridos, uno de ellos grave.
Una fuente próxima a la investigación. agregó que Benjamin Herman, abatido por las fuerzas de seguridad, se habría “radicalizado” durante una estancia en prisión, en referencia a su cercanía con islamistas radicales.
Los hechos se produjeron hacia las 10.30 (08.30 GMT) en el centro de esta ciudad situada a unos 40 kilómetros de la frontera alemana y terminaron con la muerte del agresor a manos de la Policía tras una breve toma de rehenes en un instituto cercano.
El individuo, “armado con un arma blanca”, “agredió por detrás” a las dos agentes, a quienes profirió “varias cuchilladas” y tomó “sus armas de servicio”, explicó el fiscal belga Philippe Dulieu, en una rueda de prensa en Lieja.
El autor, Benjamin Herman, que los medios belgas identifican como un delincuente nacido en 1982, disparó y mató a ambas agentes, así como a un joven de 22 años “que ocupaba el asiento de pasajero” de un vehículo estacionado en las inmediaciones, agregó Dulieu.
Abatieron al autor de ataque
A continuación, penetró en el centro educativo Léonie de Waha, “donde tomó como rehén a una trabajadora”. Los policías abatieron al autor, cuando salió de este centro educativo disparando contra los agentes, precisó.
La fiscalía federal belga, encargada de los casos de terrorismo, asumió la investigación, “ya que existen elementos que van en la dirección de un atentado terrorista“, dijo su portavoz, Eric Van Der Sypt.
Según medios locales, el autor habría gritado “Allahu Akbar” (Alá es grande). Preguntada por esta información, la fiscal de Lieja, Catherine Collignon, dijo que no sabían nada por el momento.
El atacante, identificado como “Benjamin Herman” y conocido por delitos comunes, habría salido la víspera de prisión con un permiso para preparar su reinserción, según los mismos medios.
‘Violencia cobarde’
“Violencia cobarde y ciega en Lieja. Todo nuestro apoyo a las víctimas y sus familias”, tuiteó el primer ministro belga, Charles Michel, en cuyo país los policías y militares han sido objeto desde el 2016 de varios ataques terroristas.
Una fuente del Ayuntamiento de Lieja precisó que las dos agentes trabajan en la policía local, aunque no precisó ni su edad ni su identidad.
Un importante perímetro de seguridad se instaló alrededor del bulevar de Avroy. A mediodía, los padres de los alumnos del centro Léonie de Waha acudían aterrorizados a buscarlos a este centro educativo.
Julie Fernandez, la madre de un niño de 7 años y diputada federal, confirmó que todos los menores están bien. “Los de primaria e infantil no vieron nada, fueron evacuados por la parte posterior del colegio”, explicó.
El alcalde de Lieja, Willy Demeyer, explicó a los periodistas que se avisó a los padres para que acudieran a recoger a sus hijos y que el centro permanecerá cerrado hasta el jueves para preparar la atención psicológica.
El OCAM, organismo belga que evalúa la amenaza terrorista, decidió este martes mantener el nivel de alerta 2, correspondiente a una amenaza “improbable” y en el que se encuentra desde enero tras tres años principalmente en nivel 3.
Bélgica fue blanco de un atentado terrorista reivindicado porel grupo terrorista Estado Islámico (EI) en marzo del 2016, en el que perdieron la vida 32 personas en el metro y aeropuerto de Bruselas.
El último ataque considerado como “terrorista” se produjo en agosto, cuando un hombre de 30 años de origen somalí atacó con un cuchillo a dos soldados al grito de Allahu Akbar en el centro de Bruselas. Un soldado resultó herido leve y el autor fue abatido.
El 6 de agosto de 2016, un argelino residente en Bélgica atacó con un arma blanca a dos policías ante el ayuntamiento de Charleroi (sur) al grito de Allahu Akbar. Antes de ser abatido, los hirió en la cara y el cuello.
En septiembre de 2016, en Molenbeek, barrio de Bruselas considerado como un semillero del islamismo radical, dos policías fueron apuñalados sin resultar heridos, gracias al chaleco antibalas que llevaban.
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