Allí hace demasiado calor como para que pueda haber vida, ya que su temperatura es parecida a la de un horno. Pero sus temperaturas comparativamente bajas pueden permitir una atmósfera estable, que se deja estudiar con telescopios terrestres.
El hogar del exoplaneta es una estrella enana roja, a 39 años luz de distancia de nuestro sistema solar. “Nuestra galaxia se extiende a lo largo de cien mil años luz. Esto es definitivamente una estrella muy cercana de la vecindad solar”, explicó Bertha-Thompson en un comunicado del MIT.
El planeta orbita a una distancia de solamente 2.25 millones de kilómetros muy cerca de su estrella madre, y de esta manera 25 veces más cerca que Mercurio, como planeta más cercano de nuestro sistema al Sol.
Cada 1,6 días el exoplaneta pasa delante de su estrella madre, visto desde la Tierra, y le arroja un poco de sombra. Por esta pequeña oscuridad regular los astrónomos descubrieron a GJ 1132b. Cada vez oscurece a la estrella un 0,3 por ciento, lo que les reveló a los investigadores también su tamaño.
Además el planeta arroja su fuerza de gravedad sobre su estrella madre, que por eso oscila ligeramente. Por la intensidad de las oscilaciones se pudo calcular la masa del exoplaneta.
GJ 1132b es un 16 por ciento más grande que la Tierra y posee un 60 por ciento más de masa. Asimismo tiene una densidad similar y por lo tanto también debe ser un planeta de roca volcánica.
Pese a que la estrella enana de GJ 1132b tiene solamente un quinto de tamaño que nuestro Sol y emite apenas un ducentésimo de su luz, debido a la cercana órbita en el exoplaneta se registra un fuerte calor de 230 grados Celsius.
“Hace demasiado calor como para que sea habitable, no hay chances de agua líquida en su superficie. Pero está mucho más fresco que en los otros exoplanetas de rocas volcánicas que conocemos”, explicó Berta-Thompson.
Los investigadores estiman que por lo tanto en GJ 1132b hay una atmósfera similar a la que posee Venus en nuestro sistema solar, que gracias a la distancia relativamente escasa puede analizarse con telescopios.
“Nuestra mayor meta es el descubrimiento de un mellizo de la Tierra”, dijo el coautor David Charbonneau del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica (CfA). “En el camino hacia allí descubrimos un mellizo de Venus”.