Coleman fue acusado el miércoles 11 de agosto de llevar a sus hijos, de dos años y diez meses, a México y matarlos allí antes de regresar a Estados Unidos, donde fue detenido, según un comunicado de la oficina del fiscal general de California.
La madre de los niños sonó la alarma por primera vez el 7 de agosto, cuando Coleman se los llevó de la casa que compartían. Había dicho que los llevaría a acampar, pero se negó a decirle dónde y no respondió las llamadas ni los mensajes de texto. Tampoco llevaba una silla de auto para niños.
Un día después, la policía lo localizó mediante la aplicación “Find My iPhone”, que indicaba que su última ubicación conocida era Rosarito (México).
Cuando volvió a cruzar a Estados Unidos, al día siguiente, fue detenido por el FBI en la frontera.
Coleman confesó haber disparado a sus dos hijos con un fusil de pesca submarina y haber abandonado sus cuerpos en México, donde fueron encontrados por las autoridades mexicanas.
Afirmó que “creía que sus hijos iban a convertirse en monstruos, por lo que tenía que matarlos”, según la demanda.
Dijo a los agentes que estaba “iluminado por las teorías conspirativas de QAnon y los Illuminati y que estaba recibiendo visiones y señales que revelaban que su esposa (…) poseía ADN de serpiente y se lo había transmitido a sus hijos”.
En sus declaraciones a la autoridades federales, Coleman dijo que creía estar “salvando al mundo de los monstruos”.
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Coleman fue acusado de asesinato en el extranjero de ciudadanos estadounidenses.