Para pagar sus deudas, el hombre decidió saquear los bancos del norte y centro del país, ayudado de un cómplice cerrajero, también italiano, entre febrero y septiembre del 2015.
El principal sospechoso utilizó el botín para reembolsar casi la totalidad de su deuda con el Estado portugués, en concreto, con las autoridades fiscales, la Seguridad Social y unos 17 mil euros en multas por no pagar en las autopistas.
A cada atraco, el acusado y su cómplice, poco prudentes, acudían al lugar de los hechos con el vehículo personal del empresario. Portando peluca y pasamontañas, blandían el arma falsa y vaciaban la caja sin mediar palabra.
La Policía acabó dando con los malhechores, que confesaron inmediatamente sus crímenes, pero, según el abogado del empresario italiano, este último tiene previsto presentar ante el tribunal todos los recibos de los pagos efectuados al Estado portugués.